CAPÍTULO VEINTISÉIS

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— ¿Qué tal te quedan?

— No entiendo el objetivo de esto.

Ruedo los ojos por su comentario ya repetitivo y apoyo mi hombro contra la pared, viendo la puerta de madera de mi habitación que permanece cerrada mientras Im se prueba las pocas cosas que le he comprado durante mi receso en el trabajo.

— No puedes seguir robándole la ropa a los vecinos, JaeBeom. Robar no es bueno.

— Depende de quien opine.

— Yo estoy opinando y me parece que no es bueno. Además, usar la ropa interior de alguien más, que no creo que conozcas, tampoco me parece de lo más higiénico — digo con firmeza, dejando lo más claro que se me es posible que la idea de que se siga metiendo a los departamentos vecinos en busca de un poco de ropa, no me agrada en lo absoluto. — ¿Qué tal te quedan?

La puerta se abre de forma repentina, dejándome ver al azabache luciendo solo unos calzoncillos azules que pertenecen al paquete de ropa interior que me parecieron que serían de su talla y que le agradarían.

Y parecen quedarles bien o, al menos, yo pienso que se le ven bien.

— Es una estupidez — declara. Mis cejas se alzan de forma exagerada por la mezcla de indignación y sorpresa que siento al oírlo decir eso e, inspirando profundamente por la nariz para mantener a raya mi creciente molestia, me dispongo a defender mi punto de vista hasta que él logre comprenderlo.

— Ya te dije que la ropa es...

— No hablo de la ropa — Niega riendo, percibiendo la perturbación en mi estado de humor. —Me refiero, a que es una estupidez que te quedes aquí en el pasillo mientras yo me pruebo lo que me has comprado. Lo de la ropa me parece un gesto muy dulce de tu parte — aclara, deslizando su dedo pulgar con ternura por mi mejilla.

Y con aquello, JaeBeom consigue cambiar nuevamente mi estado de humor a uno más apacible.

— Creí que te sentirías más cómodo cambiándote sin mí ahí adentro... — me sincero, encogiéndome de hombros.

Se deja caer contra el marco de la puerta y tira de mí más cerca de él, rodeándome y apegando nuestros cuerpos. Me mira fijamente y sin decir nada por un par de segundos. Analizando mi expresión entretanto una de sus manos, juega a dejar caricias en mi cintura.

— No me digas que todavía te avergüenza verme desnudo — Enarca una ceja y su expresión burlona me saluda.

— ¡¿Qué?! Pfff... No digas tonterías, Jae — bufo.

— Bomi, durante esta semana hemos hecho el amor más de tres veces y, aun así, ¿te avergüenza verme desnudo? — Se carcajea sonoramente sin esperar una respuesta de mi parte, estrechándome con más firmeza contra su anatomía al notar mis pobres intentos por alejarme de él.

— ¡No es así! ¡Deja de burlarte de mí! — pido, golpeando su espalda, sin llegar a hacerle daño, para que me deje ir.

Pese a que lo que dice no es la verdad absoluta, mi cara de igual forma cuece por la vergüenza y al no ser capaz de poder liberarme de él, termino ocultando mi rostro contra su pecho a la espera de que su burla se detenga.

— No me avergüenza verte desnudo — insisto en un farfullo ahogado contra su piel, percibiendo cómo acaricia mi cabello.

— Sí, mi amor. Lo que te haga feliz.

Chasqueo la lengua con fastidio por su respuesta y me doy el permiso de morder juguetonamente su pecho. Suelta un chillido ahogado de queja, pero no me suelta y una de mis manos, que se ha entretenido con la suavidad de la piel de su espalda, baja hasta su trasero para apretarlo ligeramente, haciéndolo reír.

STRANGE BOY » IM JAEBUM ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora