CAPÍTULO VEINTISIETE

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— ¡Me dueeeele! — me quejo con exageración desde el sillón, retorciéndome sobre este de la misma forma en que lo haría una babosa cuando le tiras sal encima.

Puede que este mintiendo un poco, y que el dolor en mi vientre bajo todavía no sea tan fuerte como mis acciones y mi tono de voz lo quieren hacer ver, pero como me gusta ser una dramática — y llamar la atención de JaeBeom se encuentra en la lista de mis cosas favoritas —, me permito hacer una pequeña escena.

Mi objetivo, que se encuentra preparando la carne que he comprado para asarla en la parrilla eléctrica y quien me ordenó que me quedara descansando en el sillón hasta que la cena estuviera lista, me mira con la sombra de una sonrisa dibujada en su rostro.

— ¿Quieres que te preparé un poco de té? — ofrece con amabilidad, sabiendo muy bien lo mucho que me gusta tomar té.

Levanto mi ceja derecha con fingida indignación ante su propuesta y me siento en el sillón para verlo mejor.

— ¿De verdad crees que un simple té me ayudará a aliviar este horrible dolor que me desgarra por dentro?

— ¿Sí? — me responde con inseguridad, volviendo a cortar la carne.

— Pues, tienes razón — admito, levantándome con el mismo dramatismo con el que comencé, sacándole una sonrisa. — Y sé que te gusto, pero pon atención en lo que haces. No quiero que te vuelvas a cortar — le llamo la atención con seriedad, esperando que con ello sus ojos regresen a lo que está haciendo y se despeguen de mí.

— Sí, sí...

Coloco el agua a hervir en la tetera y me gano junto a JaeBeom para ver lo que está haciendo. Me mantengo unos segundos ahí, compartiendo algunos comentarios con el azabache, hasta que el timbre resuena al interior del departamento, avisando de una nueva visita.

— Debe ser Jackson fingiendo que otra vez olvidó que tiene azúcar en su alacena para hablar conmigo — murmuro con una sonrisa, besando el hombro de Im para seguido, emprender camino a la puerta principal.

— ¿Estás segura de que no le gustas?

— Muy segura — lo calmo, riéndome entre dientes por lo ridícula que me parece la tan sola idea de que Wang, sienta algo por mí más que amistad.

Mi novio suspira y en silencio continua con su trabajo, teniendo como ruido de ambiente la televisión que sintoniza una película nacional llamada "Blind". Abro la puerta esperando encontrarme a mi vecino acompañado de su patética excusa de que necesita azúcar — que ha usado ya tres veces seguidas para conversar un rato conmigo acerca de cualquier cosa — y sabiendo de ante mano que, al final, terminará fingiendo recordar que tiene azúcar en su despensa. Pero me llevo la inmensa sorpresa al ver que el que se encuentra en el pasillo, no es nada más ni nada menos que YoungJae.

— ¡YoungJae! — exclamo, lo suficientemente alto como para que JaeBeom sea capaz de oírme y darse cuenta de que tiene que ocultar sus orejas y cola porque es obvio que tendré que dejar entrar a mi hermano. — ¿Por qué no me llamaste diciendo que vendrías?

— Perdón por eso. ¿Te molesta que este aquí?

— ¡No! ¡Claro que no! — Niego de inmediato.

— ¿Me dejas pasar?

— Yo... sí, solo... espera — le pido con una sonrisa. Retrocedo hasta llegar al borde de la pared que separa el pequeño recibidor del resto del departamento y le doy una mirada al lugar.

Veo cómo JaeBeom abandona mi habitación luciendo la misma gorra de siempre que lo ayuda a cubrir sus orejas y levanta su dedo pulgar en mi dirección, como obvia señal de que todo está bajo control. Nos sonreímos mutuamente y ruedo los ojos, avergonzada, en el instante en que me lanza un beso desde la distancia.

STRANGE BOY » IM JAEBUM ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora