Es viernes. Ya van tres días viviendo sin la compañía de JaeBeom y el desorden, que se está apoderando poco a poco del departamento, me grita dos cosas: que mantener el orden no se me da de lo mejor, y que el sábado, debo disponerlo para realizar una limpieza profunda, la cual espero que dure.
En estos tres días no me he topado al chico gato en el edificio, detalle que he intentado ignorar. Sin embargo, se me es algo difícil y, más de una vez al día, me he encontrado a mí misma preguntándome en dónde está metido ahora y si está bien. Porque no puedo evitar preocuparme por él, aunque el tipo sea un completo idiota.
Tras desayunar algo liviano — porque mi apetito ya no parece ser el mismo de antes — me dirijo a la salida del edificio colocándome mis audífonos porque estoy dispuesta a sumirme en mi lista de reproducción mientras recorro el camino habitual a mi trabajo y, cuando me estoy despidiendo del portero, deseándole un buen día con una sonrisa sincera, mis ojos se topan con un par de esferas amarillas que me observan con atención desde el mostrador, en dónde su gatuna anatomía descansa con elegancia.
Tanto sus orejas como cabeza están alzadas en señal de que me ha reconocido y sé, que ha sido mucho antes de que yo siquiera me hubiera percatado de su presencia. Parece tener ganas de decir algo, pero no lo hace por obvias razones y yo tampoco hago el ademán de querer detenerme a escuchar.
Me obligo a desviar la mirada hacia el frente tras despedirme del guardia de turno, intentado ignorar al felino lo mejor que puedo mientras lidio con una desagradable presión en mi pecho que dificulta mi oxigenación. No obstante, sigo sintiendo sus gatunos ojos sobre mí hasta después de haber abandonado el edificio y, solo tras cruzar la división entre la construcción en donde vivo y la continua, puedo sentir cómo esa presión que se instaló en mi pecho sin previo aviso, se evapora con lentitud y me deja volver a respirar con normalidad.
Mis manos se aferran a mi móvil con fuerza y durante unos segundos, lucho contra una ligera arritmia que trajo consigo el encontrarme otra vez con JaeBeom. Repito en mi mente que es normal que pase esto, porque mis sentimientos por él aún están ahí, vivos, y no es cómo que en tres días pueda hacerlos esfumarse con facilidad porque así no es cómo funciona esto.
Admito que me gustaría mucho tener esa habilidad sobre mis propias emociones — ¿quién no? —, pero como no la tengo, debo esperar a que se vayan desvaneciendo solos. Darle su tiempo. A pesar de que sea una jodida molestia que tenga que ser de esta manera.
Llego temprano a trabajar, detalle importante que me salva de la mirada de desaprobación de Park que, esta vez, va dirigida a JiSung por llegar cinco minutos tarde. Durante la mañana el flujo de clientes se mantiene bajo, motivo por el cual JinYoung nos pide a JiSung y a mí que nos encarguemos de ordenar la bodega de la tienda con los nuevos productos mientras que él y SooYeon se ocupan de atender el local.
No me opongo ni me molesta su encargo. En realidad, es todo lo contrario, me hace feliz el que me haya elegido para ese trabajo. Algunos clientes pueden llegar a ser muy irritantes y mal educados, y yo no tengo el mejor estado de ánimo ahora como para soportar sus tonterías, razón por la cual prefiero pasar toda la mañana ordenando los nuevos productos y escuchando a JiSung hablar hasta por los codos, que estar soportando a algún latoso o latosa ahí afuera.
—... Y la tabla cedió y los tres terminamos cayendo al río.
Me carcajeo con el final de su historia, sin dejar de acomodar las cajas llenas de cremas hidratantes nuevas para cuidar el rostro.
— En primer lugar, ¿por qué creyeron que era buena idea saltar sobre un par de tablas endebles que servían como puente?
— Supongo que cuando estás ebrio todo suena a una buena idea — Ríe.
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STRANGE BOY » IM JAEBUM ✔
FanfictionBomi se muda a un nuevo e increíble departamento en busca de escapar de sus controladores padres. Ella, consciente de los rumores que rondan alrededor del departamento, decide rentarlo de todos modos, incapaz de preever las cosas que traerá consigo...