Capítulo 2 - Dolor de conciencia

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Había pasado una noche.
Había sobrevivido, era un logro para mí.


Pronto no sentí nada más que confort... Hasta que algo me inquietó bastante.

Sentí una especie de dedos en mi garganta. Unos dedos tan sucios que parecían piel muerta. Me sobresalté rápidamente y miré su rostro, un rostro horrible, nauseabundo lleno de cicatrices y filosos dientes que parecían colmillos cubiertos en sangre.

—¿PERO QUÉ? —Exclamé, buscando mi hacha más cercana por el suelo.

La criatura se me abalanzó encima de mí.

Quería morderme.

Quería despedazarme.

Con una mano lo empujaba en contra de su voluntad, mientras con la otra tomaba el mango del Hacha del avión y, de un movimiento repentino, la enterré en su cuello grueso, cortando un poco de su piel.

Al parecer lo había noqueado, pues se había caído al suelo, a un costado de mí. Me levanté rápido mientras agarraba mi mochila y mis cosas.

En eso...

Un terror se creó dentro de mí.

La criatura se había levantado, tomando el hacha de un costado del filo y tirándola lejos, hacia un árbol en la cual se había encajado.

Sus ojos eran de un negro azabache, llenos de odio y muerte.

Se empezó a mover hacia mí.

Lentamente.

Con sus uñas tan largas como garras y un peculiar aroma a sangre.

No podía vencerlo.

Corrí lo más que pude hacia el norte, tomando mi hacha en el camino rápidamente.

El hacha, por suerte, se despegó y se vino conmigo. Por otro lado, seguía persiguiéndome.

Uno dos, uno dos, uno dos...

Eran sus pasos.

Uno dos, uno dos, uno dos... ¿Tres...?

¿Qué?

¿Ahora eran tres pisadas?

¿Por qué?

Seguí corriendo. Atravesé las hojas y plantas que se encontraban por ahí, hasta que caí.

El golpe fue muy duro y la caída aún más. Rodé por un pequeño barranco entre las rocas, pinchando mi piel y dejando un rastro de sangre que me hería cada segundo.

Hasta que dejé de sentirlas.

¡Poaf!

Había caído en un lago. El agua... Se sentía extrañamente bien. Mi cuerpo cayó flotando en el lago hasta que, segundos más tarde, volví a recuperar la conciencia rápidamente, ahogándome con el líquido contaminado del lago.

Nadé hasta la superficie, inhalando el aire del exterior frescamente. Se sintió como si hubiese muerto y hubiese revivido.

Qué horrible sensación.

Divisé a lo lejos la criatura, la cual echaba una vista al lago y, al ver el agua, se alejó cuidadosamente, para acto seguido, escapar de la zona.

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