En el Reino de las hadas ♡Yoonmin♡

17. Un cuento de amor

Capitulo dedicado a ClaudiaKVYMNJHS

El pasillo estaba lleno de cuadros coloridos, algunos de flores, otros de paisajes que jamás en su vida había visto, lunas de colores, animales fantásticos y seres que no conocía. Uno de ellos llamo su atención, bajo la luz de la luna azul un chico con sonrisa reluciente, ojos cerrados y cabello azulado, trago en seco, era hermoso. 

Frente a ellos había una puerta de madera oscura enorme, Hoseok la abrió y entro a la habitación, Jungkook que le seguía de cerca pudo ver con los ojos abiertos la inmensidad de ese lugar, era una biblioteca con largos estantes que se extendían hasta el techo, pero no podía ver el límite, parecía infinita, montañas de libros se acumulaban en el piso, Jungkook se preguntó de qué forma el hombre accedía a ellos. En medio del lugar había una mesa de metal similar a las que se implementaban a la hora de realizar autopsias, él estaba muy familiarizado con aquello, algunos estantes alrededor de metal dejaban entrever ciertos instrumentos médicos. 

—Puedes sentarte en la mesa, amm por el momento no tengo asientos y eso me dejará ver mejor la marca —indicó con la mano mientras caminaba a uno de los estantes, abrió un cajón que hizo eco alrededor.

Jungkook se sentó donde este le había indicado sin dejar de mirar por un momento alrededor, se encontraba intrigado, todo lo que veía era fascinante, en su cabeza no podía haber una explicación lógica, sólo había una ventana en la pared derecha, esta estaba abierta y dejaba entrar el viento, estaba haciendo frío, sus manos se aferraron al borde helado de la placa de metal, sus dientes se apretaban con fuerza para callar lo lamentos de dolor, su pecho ardían quemando su piel, como si el ácido atacara desde dentro. El frío del medallón alrededor de su cuello le daba cierta frescura a la herida. 

—Te duele mucho ¿Verdad?—preguntó Hoseok dejando algunas cosas al lado de la mesa, Jungkook pudo identificar dos frascos negros, una jeringa y un bisturí, trago en seco.—Bueno por tu cara no puedo pensar en otra cosa, aunque no lo he vivido, sé que las maldiciones de sirena y hada suelen ser muy dolorosas. 

—Lo es —asintió con una mueca —Es lo más doloroso que he sentido en toda mi vida, pareciera como si mi carne estuviera quemándose viva y todo alrededor se contrajera dando calambres. No he podido dormir bien en semanas. 

Hoseok asintió —Dime Jungkook ¿Cómo pasó? No quiero la historia que le dijiste a Tae, sino la verdad, soy mitad hechicero, sé que estas mintiendo. 

Jungkook sintió miedo, sin embargo, algo en la apariencia apacible de Hoseok le decía que podía confiar en él, si el médico hubiera sido instruido de mejor manera en el arte del mundo Sihirli, sabría que los seres mágicos tenían una amabilidad que disfrazaba su lado oscuro. 

—La madre de Taehyung, ella llegó por unos hombres al laboratorio, pensaron que estaba muerta, la dejaron en la morgue, yo me encontraba en el laboratorio examinando unas muestras de escamas de dragón para hacer un prototipo de pastillas que daban energía hasta por un mes, las personas podrían laborar sin dormir por un mes y se sentirían frescos como una lechuga, pero se hacía tarde, cuando estaba por irme escuche un lamento, no fue nada parecido a algo que haya oído anteriormente, era dulce, un canto casi celestial, me atrajo, estaba tan impresionado que entré, abrí la compuerta y ahí estaba, acostada en esa mesa de metal frío, me observó directamente a los ojos, me acerqué, la punta de su cola ya no estaba, moría lentamente, quise acercarme y tomarla para llevarla a uno de los estanques que teníamos en la parte de arriba pero no pude hacerlo, ella sonrió y puso su mano sobre mi pecho, sentí un calor abrumador pero no podía separarme, me dijo que si no llevaba el medallón a su dueño moriría, cuando quise pedir una explicación ella se había ido.