La magia existe y Min Yoongi un cazador experto lo sabía, había sido entrenado desde niño para seguir con el negocio familiar, así que su trabajo no le resultaba nada difícil.
Todo comienza a empeorar cuando le encomiendan el mejor y peor trabajo d...
Hoseok estaba cansado, desde que Yoongi estaba detrás de Jimim cumpliendo sus caprichos de embarazado, él tenía mucho trabajo qué hacer, domar solo a las criaturas no era tarea fácil, tampoco vivir en aquel castillo, todo era tan silencioso que lo odiaba, se sentía perdido, porque deseaba con todas sus fuerzas que Shawa estuviera ahí, no sabía lo mucho que lo necesitaba hasta que este mo estuvo más cerca.
Acariciaba el lomo de su dragón, el que le pertenecía a Shawa había estado triste, pero se recobraria, le recordaba mucho a él mismo.
Su historia no era la más hermosa, y tampoco la mas trágica, era sólo una serie de eventos desafortunados que los habían unido hasta el punto de necesitarse para sonreír, Shawa estaba con él desde niños, aprendieron juntos, vivieron juntos y muchas de sus primeras veces fueron juntos. Siempre supo que lo amaba, pero tal vez su amor no era tan fuerte, tal vez en realidad Shawa no lo amara de esa manera. No quería pensar en eso, necesitaba ser fuerte y esperar, pero pasaban los días y sentía que él no volvería.
—¿Tienes mucho trabajo?
Se dio la vuelta confundido, sus ojos se abrieron de par en par y miró boquiabierto a aquel pelinegro de ojos pequeños que le miraba con una sonrisa.
Los dragones se acercaron a él y le llenaron de arrumacos, Shawa estaba sonriendo, feliz de verlos, Hoseok no podía creerlo, su corazón latía con fuerza y sus mejillas solían debido a aquella enorme sonrisa. Shawa logró liberarse, tiro en la arena su mochila y se acercó corriendo a Hoseok, se lanzó a sus brazos y este lo tomó con fuerza de las piernas.
—¿Realmente estás aquí? — preguntó asombrado.
—Lo estoy—dijo mirándolo a los ojos, tomó sus mejillas y lo besó, fue un beso profundo, lleno de anhelo y felicidad por volver a tenerlo cerca, Hoseok libero algunas lágrimas que Shawa no dudo ni por un segundo en limpiar—. Hoseok ¿Quieres casarte conmigo?
—¿Qué? —preguntó confundido.
—Te compre un anillo—busco con cuidado en su chaqueta bajando de Hoseok, saco un anillo grueso con una piedra negra y otra roja, tomó su mano y se lo puso—. Si te queda, tengo uno igual.
Mostro su mano, la cual Hoseok tomó y beso. —Vaya, no te veo en meses y ahora estoy casado ¿No estamos haciendo las cosas en el orden incorrecto?
Negó. —Con nosotros siempre fue diferente, al diablo las formalidades, vamos al castillo, necesito darte muchos besos y que me hagas el amor.
—¡Diablos! —soltó enrojecido—. ¡Eso es muy pervertido!
—Estuve sin ti meses, déjame disfrutar de estar a tu lado ¿Tú no me extrañaste? —preguntó con un puchero.
—Lo hice—se acercó y le besó—. Espero que estés preparado para pasar un mes encerrado en el castillo.
—El mejor castigo del mundo—le abrazo con fuerza.
Tal vez para ellos el destino no se equivocaba, tal vez necesitaban estar lejos para darse cuenta que se amaban, no por el lazo, sino porque en verdad querían amarse y eso era lo hermoso de su historia.
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