Instinto 2

9

No hubo un momento que definiera todo. No hubo un acuerdo explícito. Sólo llegó un día en el que todo comenzó a ir bien. Las piezas se acoplaron a la perfección y nuevamente la risa de ambos comenzó a escucharse en el departamento.
Las palabras hirientes disminuyeron cada vez más, las miradas frías y con rencor desaparecieron. Sólo quedaba melancolía y dolor. Pero ambos sabían que eso tal vez nunca los abandonaría.
Ambos estaban en paz el uno con el otro, y pese a que antes ya se conocían, lo que descubrieron al vivir juntos y abrirse completamente, les reveló que sólo conocían una parte. Ahora, luego de ese tiempo, la venda de los ojos se había caído y el lazo que antes ya tenían, se hizo más fuerte aún. Eso era amor. Sobrepasar todo. Juntos. Y los dos estaban seguros de que ese amor no se iba a disolver nunca. Había traspasado años de separación, lavados de cerebro, peleas, celos, intentos de asesinarse mutuamene. Y si habían superado todo eso, nada, nunca, los separaría nuevamente. Siempre encontrarían la forma de reencontrarse.

~°~

Una tarde que estaban en un parque, bebiendo el clásico café entre ambos sentados en el césped, una pelota cayó justo entre ellos. Golpeó la mano izquierda de Barnes, que sujetaba el vaso de café. Su guante se mojó y en un movimiento involuntario se lo quitó, exponiendo su mano de metal. Nunca se quitaba el guante en la calle, era muy cuidadoso con eso. Pero estaba tan relajado que no pensó en lo que hacía.
Unos niños jugaban a unos cuantos metros y antes que se dieran cuenta, uno de ellos estaba frente a ellos buscando la pelota.

- Lo siento. Me pueden devolver mi…- el niño enmudeció y abrió los ojos al ver la mano de Barnes, brillando en todo su esplendor. Sólo en ese momento él se dio cuenta de lo que pasaba y se puso extremadamente nervioso.

- Perdió su mano en la guerra, y en vez de una prótesis normal, él quiso algo más al estilo Terminator - le dijo Natasha al niño, mientras le entregaba su pelota. El pequeño sonrió y extendió la mano para tocar la de James. Él se sobresaltó pero no la retiró. La diferencia de tamaño entre sus manos era notoria. 

- Wow! Es genial! - dijo verdaderamente emocionado.

- Vamos Tim! Te estamos esperando! - uno de sus amigos gritó.

- Adiós! - se despidió el pequeño. James y Natasha lo saludaron con la mano.

- Terminator? - le preguntó James volviéndose a poner el guante. Natasha le sonrió y entrelazó sus dedos con los de la mano izquierda de él. Acercó la mano metálica a su boca y la besó.

- Tú y Steve tienen que ver muchas peliculas para ponerse al día - James sonrió. Steve ya no era un tema difícil y ambos lo agradecían.

- Hablando de Steve...creo que ya estoy listo para hablar con él.

- Es un gran paso.

- Lo sé. Pero tengo que hacerlo, tarde o temprano. Y si bien ahora soy alguien completamente diferente al que él conoció, los recuerdos están, y una vez le prometí que estaría con él hasta el final - bebió un sorbo de su café mientras miraba los últimos rayos de sol, que le daban una tonalidad naranja a todo.

- Eres un gran hombre, James - le dijo Natasha, sonriéndole. Él dejó salir el aire en una pequeña risa.

- He hecho cosas muy malas.

- Todos. Yo por ejemplo, me comí las últimas galletas que quedaban sobre el refrigerador - dijo seriamente y mirando al horizonte mientras asentía lentamente.

- Sabía que habías sido tú!!! No me podía haber imaginado que quedaba medio paquete!!! - dijo haciéndole cosquillas en el estómago y a los costados del cuerpo, haciéndola reír de manera estruendosa.