Parte 6.

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El beso que se habían dado el mexicano y el argentino no había durado mucho, escucharon pasos y gritos cerca suya, en ese instante decidieron separarse como si nada hubiera pasado sacudiendo rápidamente su ropa y escondiéndose detrás de una gran maceta esperando a que nadie los encontrara, aunque se veía muy claro una parte del traje del argentino, los gritos se escuchaban cada vez más cerca, era Nuevo León que buscaba desesperadamente a su padre, ¿Por qué?, era lo que se preguntaba el mexicano algo molesto, ¿Lo que había sucedido abajo era de verdad tan malo? O solamente lo llamaba para joder, pensaba que era la segunda ya que el hijo de México se escuchaba con la peor voz de un borracho, además llegó a escuchar como chocaba con la pared y se reía sin sentido alguno. El mexicano se resigno saliendo de poco en poco de su escondite intentando disimular que estaba viendo el lugar y las pinturas y esculturas que había en éste mismo, mientras el argentino hizo un puchero molesto como si fuera un niño al cual le quitaron su peluche favorito, ya estaba demasiado ansioso como para que llegara alguien  a interrumpir.

—¡Apa!— Gritaba con insistencia el menor, tenía cara de estar en un gran y hermoso viaje.
—¿Qué sucede hijo mío?— Cuestionó el mexicano esperando no terminar empapado de vomito por el contrario, pero no solamente se veía ebrio, se veía muy drogado y se le notaba en los ojos tan rojos que tenía.
—Tú apacito mío, tienes que venir en chinga, Uruguay está repartiendo de sus mejores productos— Habló con dificultad el  norteño intentando ponerse bien de pie.
—¡¿Qué mi hermano qué?!— El argentino salió rápidamente de su escondite algo molesto, aún estando ebrio de esa forma era conciente de algunas de sus emociones. Éste gruñó mientras caminaba a paso veloz hacia abajo, encontró a Uruguay arriba de una mesa gritando como loco y aventando como si fuera el bolo de un bautizo lo que parecían cigarros de tabaco, esto mismo hizo que al argentino le hirviera la sangre como si hubiera perdido todo el control.
Mientras tanto el mexicano intentaba que su hijo ya no estuviera tan viajado, lo dejó en su habitación para que pudiera dormir o vomitar, lo que pasara primero.
Bajó las escaleras buscando a Argentina pero no tuvo rastros de él, le preguntó al único que parecía estar bien ahí de todos, era el más tranquilo al parecer en esa fiesta pero sabía que en otras se alocaba como si fuera un mono llegando a su habitad natural después de tanto tiempo de estar encerrado, Brasil estaba solamente comiendo un taco al pastor demasiado encantado, el mexicano se acercó.
—Wey, ¿Y Argentina?— Miró al muchacho con intriga.
—Se fue con Uruguay— Dijo el brasileño sin mucho interés aún disfrutando de la comida.
—Chalé, al fin que ni quería cogerEl mexicano se cruzó de brazos mientras salía esperando todavía encontrar a ese alto y hermoso argentino, pero no fue así.
—Vale madres...— Dijo el latino mientras miraba por todos lados resignado, tomó una rosa de un pequeño arbusto que estaba a los lados de la entrada de su casa, la miró con una sonrisa algo boba, en ese momento no estaba tan conciente de lo que le pasaba, pero ya estaba flechado por el argentino.


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Al día siguiente el mexicano fue despertado por un gran escándalo a lado de su habitación, ya había olvidado quienes estaban a lado de su habitación, se escuchaba a un muchacho gritar con demasiada alegría mientras abría la puerta de su habitación, el mexicano de inmediato supo quien era por los gritos que daba, era nada más y nada menos que el canadiense, el tricolor intentó fingir que no escuchaba nada cubriendo su cara con una blanca, esponjosa y grande almohada que estaba a su lado dando algunos quejidos esperando a que el canadiense lo pudiera escuchar y que de una vez guardara silencio, le impresionaba que después de lo mal que había estado la noche anterior en la mañana estuviera como nuevo, el mexicano que ni tomó estaba con un dolor de cabeza insoportable y solamente quería dormir, intentó cerrar de nuevo los ojos, eso hasta que escuchó como abrían su puerta de una sola patada.

Mexico, I finally found my favorite hat!— Se le notaba más feliz de lo normal al canadiense, parecía un niño cuando recibía lo que tanto deseaba en el día de reyes, sus mejillas estaban bastante rojas, era como una muñeca de porcelana con bastantes chapitas en sus apretables mejillas.
—Si wey... Qué bueno que lo encontraste, pero quiero dormir— Abrió un ojo el mexicano mirando de arriba a abajo al canadiense, le causaba algo de ternura ver así a su mejor amigo, y hablando de mejores amigos, le tenía que contar sí o sí lo que le había sucedido la noche anterior con el argentino, iba a aprovechar que el más alto se iba a quedar en su casa un día más para decirle como se sentía para que lo pudiera ayudar.

[Fin de la parte 6]
[Disculpen la tardanza, ando en la escuela y los profes me matan ah-]
Grax!]✨💕

¡Funcionó El Agua De Calzón! MexArg temporada 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora