Parte 12

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Canadá se encontraba recostado junto con su mascota Justin, los dos disfrutaban de la tranquilidad que rondaba por todo el lugar, el canadiense miraba fijamente el techo, algunas veces solamente miraba a la nada sin algún motivo, simplemente se perdía en sus pensamientos, ahora mismo pensaba en su amigo México, ¿Cuándo estarían las cosas listas para su brujería?, para empezar, ¿Funcionaría?, esa era la pregunta que inundaba los pensamientos de Canadá, ya habían pasado algunas semanas desde que el mexicano le había mencionado lo de ese amarre, solamente le dijo que lo haría, pero nunca le dijo cómo lo haría ni con qué cosas lo haría, ahora se preocupaba de que tuviera algunos brujos matones fuera de su casa, o que tuviera miles de espíritus. Por otra parte, le abrumaba la idea de que su amigo estuviera completamente enamorado de alguien que seguro ni con la brujería más arriesgada le haría caso, no era por juzgar, pero siempre notaba a Argentina demasiado serio, a veces se preguntaba si tenía de verdad sentimientos, ¿Cómo pudo Chile aguantarlo cuando fueron esposos?, tal vez por eso se separaron, Canadá opinaba que México se merecía algo mucho mejor, también por el hecho de que no lo conocía tan bien y ya estaba todo idiota por él, eso es algo que también no le agradaba, o simplemente eran los celos de que México ahora se estuviera enfocando más en el Argentino que en su propio mejor amigo, ya ni siquiera le mandaba mensaje por lo ocupado que estaba con esa idea tan desbaratada. Seguía todo en tranquilidad hasta que comenzó a sonar su móvil con demasiada insistencia, se emocionó demasiado, tomó de inmediato aquel aparato y respondió aquella llamada.

—¡Hi, México!, ¿Todo bien?— No quería notarse tan emocionado por esa llamada tan repentina que le hacía el mexicano.

—Todo de maravilla, quiero que vengas a mi casa ahora mismo, ya tengo las cosas para el amarre— Se escuchaba demasiado ansioso México.

—De acuerdo, right now I leave my house and go on my plane— Colgó la llamada cargando a su mascota, debía admitir que era demasiado pesada, pero aún con todo ese peso salió corriendo de su casa para subirse en un avión privado que todo país debía tener por seguridad.

-🐢-

Pasaron algunas horas, México esperaba con emoción a Canadá, sabía que todo lo que haría en ese momento estaba mal, pero más que para enamorar era para ver si eran verdad esos tipos de brujería, y si funcionaba pues mejor, no solamente tenía materiales para un amarre, tenía materiales para otros, y el que más le emocionaba por probar era el dichoso hechizo de agua de calzón, con el simple nombre ya sabía de lo que se trataba, además de que siempre era mencionado por las mujeres desesperadas que ya no sabían como tener a sus pies al hombre ideal, sin duda algo que impresionaría al canadiense por completo pensando que México estaba loco.
De un momento a otro escuchó como abrían lentamente la puerta de su casa, corrió para ver de quien se trataba.

—¿Había tráfico en los aires?— Cuestionó levantando una ceja y cruzando los brazos el mexicano mientras que el canadiense asintió con la cabeza.

—¿De verdad estás seguro de lo que harás?— Canadá durante el camino estaba pensando en algún tipo de discurso para que su amigo no hiciera esas tonterías, quería que cambiara su opinión sobre hacer alguna de esas brujerías, no era tan creyente sobre eso, pero ¿Y si algo malo le sucedía al amado de México?, no le perdonaría que le hiciera daño a alguien por el simple hecho de estar enamorado.

¡Funcionó El Agua De Calzón! MexArg temporada 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora