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Las náuseas llegaron, nunca fue fan de los transportadores, la sensación se instala raspando su garganta y no te deja por eso prefería mil veces la red flu. Ahora lo importante era saber dónde están y sí, “están” en plural. Lo último que escuchó en toda esa contienda fue alguien gritando su apellido. Harry se levantó del pasto sacudiendo todo la tierra, se acercó al ver la persona tirada en la hierba a su lado, solo tenía una pregunta instalando en su mente; ¿Qué hace una novia aquí? ¿Por qué la perseguía los mortifagos? Y la última ¡De dónde diablos se conocen!. Alzó su varita por si era una trampa. La novia no tenía vestido solo un velo largo que la cubría hasta los pies, blanco como la nieve con pequeños diamantes, hilos de plata para darle un toque de gotas de lluvias y encaje blanco en la orilla. No podía ver el rostro ni cuerpo de la novia y así no podría reconocerla.

Se imaginó a varios mortifagos celebrando una boda a lo mejor esta se arrepintió incluso el se arrepentirá si llegara unirse con ellos.

La chica se fue moviendo lentamente hasta incarse, soltó un quejido. Sin dudarlo el moreno le apuntó.

–Baja tu varita Potter, deberías agradecer que te salve tú estúpido pellejo –esa voz, esa insufrible voz. No hay otra persona que escupiera veneno con profesionalismo–. Ayúdame levantarme aún no controlo el mareo.

–¿Por qué debería hacerlo? Si estas de su lado, eres uno de ellos y ¿Por qué estás vestido así? –alzó una ceja. La figura blanca se levantó con rapidez tambalea un poco—. Sabes que olvidalo solo dime donde estábamos y cada quien irá por su camino.

–Tengo cara de saberlo.

Potter rodó los ojos, su paciencia era poca.

–Ni tú ni yo estaremos de acuerdo con esto, hay que estar unidos no sé si este lugar es seguro.

El rubio asintió o más bien el velo grueso se movió.

Harry no le importo dejar al slytherin atrás, bajo la colina con cuidado, en el lugar había llovido anteriormente su pie se hunde con el barro. Tiene más asuntos de que preocuparse. Un grito lo hizo voltear.

La serpiente cayó de la colina enredado con la tela, está justo donde sueña tenerlo; a sus pies.

–Malfoy, podrías quitarte la sabana nos retrasa el camino.

–¡Por Merlín! No entiendes nada –se levantó, el velo a de tener un hechizo de limpieza, el lodo no dejó huella–. Es lógico que al ser un mestizo no entiendes, si a cierto personaje se juntaría con un sangre pura en vez de un traidor y sangre sucia…

–Deja de insultar a mis amigos

–Creo que no lo son Potter, no están aquí o ¿Si? –no era necesario no verle el rostro, la burla lo refleja todo.

–No sabes nada hurón. Quítate el velo o lo haré yo.

–Inténtalo –la figura del rubio se ladeo. Harry lo agarró como reto, con furia agarró el manto blanco. Sus manos se llenan erupciones, se sobo la muñeca. Era aún doloroso que del castigo de Umbridge–. Te lo dije potty.

Su piel es rojiza ahora soltó un quejido.

Draco se acercó a él. A través del velo podía ver bien.

–Se te pasará en media hora.

No quiso tener más que hablar con él gryffindor continuó su camino.

El cielo está claro, radiante sin un tono gris era lógico que no estén en Londres, ¿Qué transportador le dio su padre?. La hierba terminó dejando a la vista tierra con líneas derechas de planta, eran viñedos. Caminaron por todo el sendero, hay uvas verdes, moradas, pero predomina la última. Un hombre bombachon los vio, se sorprendió ver al moreno frente suyo, arrugó su frente; nunca pidió ayuda.

The Veil [Harco] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora