-Hay Princesa mía para amarte nunca voy a estar débil-dijo tomándome de la cintura, atrayéndome a él para fundirnos en un beso, mientras nos despojábamos de nuestras ropas, besaba mi cuello, me estaba dejando llevar por la pasión, desabroche su camisa, sentía una sensación extraña en mi cuerpo, pero me gustaba.
Me recostó en aquella cama mientras me bajaba los tirantes de mi remera, para luego tirarla al suelo siguió por mi sostén, lo saco y comenzó a comerse mis rosados senos
-Ah ah-gemía de placer, le baje los pantalones como pude, su bulto era enorme, mordí mi labio inferior, rápidamente baje su bóxer, nuevamente lo tenía cara a cara, quería que él esta vez tuviera todo el placer del mundo, le pedí que se acostara, obedeció, para que yo pusiera mi boca en su miembro, lo metí saque un par de veces, y en un abrir y cerrada de ojos me monte arriba de él, me acariciaba la espalda mientras yo asía movimientos circulares.
Luego de una hora de placer, estábamos acostados recuperándonos de aquel orgasmo, en eso se me vino a la mente aquellas palabras de la ginecóloga –“No Puedes Tener Relaciones Sexuales”- , Me Senté rápidamente en la cama, Eduardo me miraba con cara de pregunta
-Joder, soy una estúpida-me queje mientras me ponía la ropa interior-nunca debimos hacerlo
-¿Qué Cosa? ¿Por Qué reaccionas así?-me pregunta asustado
-Es que nosotros no debimos hacer el amor-le digo asustada
-¿Pero Por Qué?
-Es que yo fui con la sobrina de tu mamá, que es ginecóloga-Eduardo asiente-y a mí se me olvido, ella me dijo que no podía tener relaciones sexuales
-joder Victoria, ¿por qué no me lo dijiste antes? Vez que le puede pasar algo a nuestro hijo-dijo serio mientras se paraba de la cama y comenzaba a vestirse, estaba completamente enojado
-si se fui una tonta, es que se me olvido –dije mirando al suelo
-¡eres una irresponsable, con la vida no se juega! –me grito enojado, no pude evitar que me salieran una que otra lágrima, por qué tendré que ser tan sensible, además no me gustaba que Eduardo me gritaba, sé que tuve la culpa pero, no puede tratarme así, aun que no le reclamare, se que me lo merezco.
-¡Ya Eduardo no me grites!-le suplique llorando, mientras me paraba de la cama en ropa interior- no es fácil para mí, pero es que a veces se me olvida que tengo otra vida dentro de mí
-¡No Se Te debería olvidar, que cuando nazca se te olvidara el niño en un supermercado!-me dice sarcástico, se termino de vestir y salió de la habitación me quede llorando, volvía a hacer él mismo hombre de antes, ese hombre serio, cruel que no le importaba como decía las cosas, me vestí, rogué porque mi bebe este bien, a pesar de todo lo quiero pues es mi hijo o hija.
Voy al segundo piso, de ahí se escucha la voz de Eduardo, subí cautelosamente, llegue a una habitación hermosa , él estaba de espaldas hablando por celular -“Muy Bien, entonces estamos al habla, yo también te quiero mucho”-decía Eduardo colgando la llamada
-¿Con Quien Hablabas?-pregunte
-Me Asustaste-responde serio
-¿con quien hablabas?-volví a preguntar
-con una amiga-responde y no puedo evitar sentir celos
-¿Qué amiga?-pregunte con una mirada de fuego
-no la conoces, a por cierto, no te preocupes dice Beatriz que él bebe estará bien pero de todas maneras tendremos que ir a algún ginecólogo- diciendo eso salió de la habitación, para bajar por las escaleras y dirigirse a la puerta de salida