El Favor de Dionisio

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Dionisio y sus eternos bacanales eran una fiesta escandalosa a opinión de la reina, que asistía hasta que veía a Zeus demasiado ebrio y se apartaba del grupo de dioses, para volver a su templo al igual que alguna de las diosas, por decencia debían asistir, pero el protocolo decía que una vez pasada una hora en el lugar, podría irse y casi siempre hacia eso, pero esa noche en especial, decidió que se quedaría

Una vez allá, no bebió, pasó la noche con la misma copa de vino que recibió al comienzo, dando pequeños sorbos que parecían nunca terminarse. Se paseó por el jardín donde los machos cabríos jugaban bromas a las otras diosas y las ninfas se insinuaban a los dioses. Quiso golpearlas de solo ver su comportamiento

¿Era acaso injusta? No le molestaba ver a las diosas dejándose cortejar, pero es que era de firme convicción que el hombre proponía y la mujer escogía, por lo que un fauno podría ir tras ellas cuanto quisiera y no las tendrían, si no querían, pero que una mujer se ofreciera al varón siendo tan sexual, le parecía inmoral y aun así, ella misma se planteaba hacer lo mismo, pero al menos no de forma tan descarada y pública

¿Acaso hacerlo a escondidas la hacía más dama que ellas? Supo que no, pero no podía culpársele, debía seguir siendo la reina por lo que no podía dar los espectáculos que daba Zeus sin escrúpulo alguno, pero ¿qué estaba haciendo o tan siquiera pensando? Intentó descartar toda idea y volver con el resto, pero supo que no toleraría ver un bacanal en furor, por entró de los jardines quedandose en el templo, que rondó hasta saberlo de memoria, por momentos se sentía tentada a ver qué ocurría afuera, pero prefería no hacerlo, exhaló y volvió a beber orgullosa, cuando vio salir a las otras tres diosas que siempre salían pasada la hora

-¿Ya sale, Señora?- preguntó Artemisa al notarla en el templo y supo que no sabía que responder, si decía que sí, saldrían las cuatro, si decía que no se sentía en la obligación de explicar el porque o peor, que Hestia quisiera quedarse acompañándola

-Iré en un momento- se limitó a responder con asperidad a lo que la luna le reverenció con la cabeza y siguió su camino, contrario a Atenea que la miró extrañada y Hestia solo le sonrió diciéndole adiós con la mano- ¿ocurre algo?- riñó y la diosa a la hija de Zeus al verla aún ahí, Atenea negó para dejar a la reina sola, que suspiró nerviosa antes de terminar lo que quedaba de vino y salió al jardín buscando al anfitrión que bebía directamente de los labios de una de sus ménades- Dionisio- llamó y él solo la miró sin dejar de atrapar cada gota de vino de la muchacha- Necesito que alguien me escolte al templo- ordenó con la vista fija en los ojos purpura del dios para no detallar lo que les hacía a las muchachas o lo que le hacían ellas a él, porque no ardería en pudor y vergüenza como siempre, esta vez desde su caótico sueño, la reina temía que ardería de deseo y no podía permitirlo, tragó lento al no obtener respuesta- exijo un acompañante que me saque de este festival mundano, Dionisio- ordenó con firmeza logrando que él dios se apartara de la joven que fue acaparada por otra

-Veré a quien encuentro- admitió levantándose del sillón acojinado- a ver quién no está tan ocupado como para querer dejar lo que está haciendo- le echó en cara inconforme de haber tenido que dejar a sus doncellas solas- ¿Apolo?- bromeó y ni siquiera obtuvo respuesta- oh... olvídelo, está creando... arte con sus musas- insinuó con malicia al distinguir a su hermano igual de comprometido que estaba él momentos antes- ¿Ares?- propuso y al buscarlo ni siquiera lo encontró- pero si aquí estaba hasta hace un rato, hablando con la musa- habló consigo mismo, levantó los hombros y siguió- tal vez... no lo sé, Zeus- burló y la diosa impaciente por irse aclaró la garganta y frunció el ceño- pero mi padre no es mala idea- atinó a decir irguiéndose lentamente, antes de irse hacia atrás fallándole el equilibrio- iré por él, él te dirá quién te llevara- planteó y por un momento el dios se alejó jurando que si Hera le sonreía era por el vino porque ella no le sonreía, no lo toleraba siquiera, así que tenía que estar delirando para haberla visto sonreír, se convenció cuando llegó con su padre

Ferviente Tentación [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora