Mundo para Dos

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Prometo que en el siguiente cap, ya vendrá el ansiado lemmon... pero es que no todo puede ser eso, necesito que se enamoren, no que solo se carguen ganas, porque sino ¿cómo les arruino la vida? Cómo sea en todo caso, espero, esté leible, nos leemos, chau ^-^

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¿Cómo ocultar su buen humor? Para Hermes debería ser más fácil sin duda alguna, suponía Hera, él siempre mantenía de buen humor, al punto de ser algo contagioso, pero en ella si era algo más asombroso e igual ahí estaban las ganas de sonreír, agradarle el amanecer, dormir plácidamente y cada vez que veía a Zeus resultarle insignificante como para ignorar sus andanzas o presencia. Hera ni siquiera parecía percatarse si el dios rey estaba o no; sí, alcanzaba a hacérsele extraño, pero no podía evitarlo, simplemente había pasado de él... como para ocuparse como no hacía desde hace tanto, sus pavos reales, jardines y el templo que tanto tiempo atrás dejó de visitar, volvió a verlo y ahora intentaba hacer que recobrara el encanto que tenía

Por momentos oía llegar a Hermes a verla hacer o directamente a saciarse de ella, pero dicho por él, le gustaba verla hacer, le daba un destello perdido a la reina, le aseguraba desde la primera vez que la encontró ahí; Hera no tenía planeado ir, solo... había despertado y ociosa rondó el Olimpo hasta ver aquel templo inmaculado de techo de oro, que solía ser suyo.

Algo se comprimió en ella y se prometió entrar por ver como estaba y apenas puso un pie en el templo, nadie vio a la reina hasta el anochecer, en que ya preocupados se preguntaban dónde podría estar; Ares estaba a nada de ir a acabar con la humidad seguro que la habían raptado, pero si no se había ido es porque Ilitia no se lo había permitido y les ordenaba conservar la calma. Su madre tendría que estar en el Olimpo, aun se sentía su aura, insistía y tan fácil como les pareció, sus hijos mandaron a Hermes a buscarla, sin más indicio que la certeza sobre que Hera seguía en el Olimpo

En el templo, Hera ni siquiera se había percatado del anochecer, el tiempo parecía detenerse, siempre había sido así, jamás lograba estar alterada ahí, podría ser lo más cercano a su refugio y al parecer, seguía siéndolo. El templo era un olvido total; en un comienzo, nada más lo vio así de abandonado Hera había querido enviar a Hebe al día siguiente a que lo limpiara, pero aquel llamado de sus amados seres, la hicieron desistir de la idea. Sus amadas mascotas seguían ahí, tan hermosas, vanidosas y orgullosas como solo ellas podían ser y la rondaron en el descuidado jardín que empezó a arreglar, perdiendo la noción del tiempo

Lo único capaz de traerla a la realidad, fue escuchar el aleteo fuera del templo y el llamado de un pavo real que tenía la manía de estar dentro del templo y anunciar los visitantes en lugar de estar en el jardín. Solo entonces Hera se miró las manos y con cuidado las limpió antes de asomarse; aquella escena se le hizo terriblemente familiar. Sonrió al dios en la entrada que tenía la vista fija en el pavo real, si fuera cazador como sus hermanos ese pavo ya sería su presa, pero Hermes no lo era, por lo que ella simplemente se acercó llamando al animal que saltó para ser atrapado por ella, logrando así que Hermes se dignara a determinarla

-Tiene esa manía de anunciar los visitantes- excusó Hera acomodando su plumaje

-Lo sé y si lo olvidé, me lo recordó- renegó Hermes todavía con la vista fija en el animal- llevan el día buscándola alteza, simplemente desapareció- explicó olvidando el ave que se acomodó en los brazos de Hera

-No desaparecí- contradijo volviendo al jardín- recordé pertenecer a este lugar y no pretendo dejarlo en el olvido de nuevo, tomará tiempo dejarlo como antes, pero me hará bien tener algo que hacer- sentenció escuchando su aleteo tras ella haciéndola sonreír de saberse seguida

Ferviente Tentación [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora