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Jeno estaba nervioso, tan así que por poco sus manos comenzaban a sudar y a temblar. Como se dijo antes, conocía muy poco a Na Jaemin, lo muy poco que sabe de él es que comparten la misma edad, y eso es todo. Sus conversaciones se basaban en preguntar sus dudas con respecto a algún trabajo escolar o simplemente para darle los buenos días cuando uno de ellos ingresaba más tarde que el otro.

El más alto se acercó, no se esperó a que Jaemin con su fuerza lo atrajera mucho más cerca, quedando así entre sus largas piernas. El menor estrechó mucho más su espacio personal con el de Jeno, haciendo que ambos miembros gozaran de una buena atención con leves movimientos algo tímidos, pero aún así allí estaba la tensión sexual. Como si se tratara de un robot, las manos de Jeno fueron directas hacia los costados de la delgada cadera que le pertenecía a aquel muchachito tan bonito, aquella era la primera vez que tenía alguna clase de dominio ejercida en alguien que no sea en él mismo.

Las manos de Jaemin jugaron un poco con la camisa blanca del uniforme perteneciente a Jeno. Éste disfrutaba las caras que expresaba el chico rubio con una ligera "mancha" en el medio, de color azul.

—Jeno... ¿Haz cogido alguna vez?

Tras escuchar aquella pregunta, su pulso se intensificó al igual que los movimientos leves para mayor placer, causando que sus miembros ahora estuvieran erectos, siendo apretados por el incómodo bóxer. Jeno decidió que era momento de pasarla bien. Como si fuera un secreto, le encantaba ver porno y masturbarse, pero aún así no tenía tanta experiencia en el sexo.

—Sólo una vez, pero luego ya no, ¿Y tú?

—Varias veces, me gusta que me jodan.

Una mano grande sostuvo ambas mejillas sonrojadas de Jaemin, estas apretaron un poco, pareciendo que el menor estuviera haciendo un pequeño pico. Le pareció tierno ante su vista y diría más cosas, pero todas eran tan indecentes que no se perdonaría si las dijera, aún quería seguir cuidando su manera de hablar y expresar.

Las manos de Jaemin ahora se encontraban por el cuello ancho y varonil del más alto, Jeno dejó de sostener sus mejillas para mejor agarrar con leve fuerza la cadera del rubio. Sus alientos se mezclaban pesadamente, sus narices hicieron contacto, haciendo cosquillas en ambos y a su vez sonreír por el tacto, las hormigas en sus estómagos estaban alteradas, deseaban mucho que aquello pasara.

—Jeno, ¿Qué me harías ahora mismo?

No dejó que el mayor respondiera, porque sus labios ahora mismo estaban jugando a una batalla por quien dominaba mejor. Movimientos desesperantes, como sus lenguas se complementaban, la saliva siendo compartida por el otro, chupando sus lenguas como si se tratara de una deliciosa paleta dulce, el sabor de Jaemin de por si se acemejaba al de un dulce helado, tan tentador.

—Te haría de todo, te jodería tanto como a ti te gusta.

Jaemin salió de su lugar, ahora estando de puntitas de pie, dándole total acceso a las curiosas manos de Jeno que querían ir más allá de sus caderas tan deleitantes. Estas pasaban por debajo de la camiseta holgada que tenía, era muy reconfortante que Jaemin en ese momento se haya puesto el uniforme de gimnasia. En ese momento ambos dejaron de besarse para simplemente mirarse.

—Qué bello eres...—una mano acariciaba de forma delicada el rostro de Jaemin, que poseía una tierna sonrisa al conjunto de sus ojos brillantes.

La mano de Jeno se apartó del bello rostro para ir directo hacia el muslo izquierdo de Jaemin, ejerciendo fuerza para que quedara pegado a su cadera. La mano apretaba con mucha fuerza, de seguro le quedaría todo marcado al tener una piel tan suave y delicada. En un principio eran solamente toques fuertes pero ahora era palmadas que resonaban por el salón vacío, sin ninguna alma que fuera capaz de ser testigo como ambos adolescentes se estaban descontrolando.