Profecía no contada

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La mañana perfecta... para que alguien con fama de Dios decida revelar una profecía de la que nadie sabía hasta anoche.

En la Gran Aurora, el líder de todos se había parado en el tronco más alto del Árbol Ceremonial y lo había dicho.

<Hay algo que no les he contado, hace 4.000 auroras, los primeros grandes líderes recibieron de una criatura celestial, diciendo que a partir de hoy terribles catástrofes ocurrirían, y que para evitarlo cada especie debía elegir a alguien que alzara su voz y su mente para luchar contra aquello, pero los elegidos no debían saber que habían sido elegidos, ni siquiera por las especies. A nosotros, los gatos, nos entregó un dispositivo para indicar quiénes serán los tres elegidos que partirán a encontrar el resto.>

Aquello causó revuelo entre los gatos presentes. Encontrar el resto de las razas. Puede que haya un pequeño problema: dos razas se han extinguido. La raza de los Dragones de Ensueño se extinguió completamente, y de la raza de los Starrain solo quedaba un único ejemplar vivo: Starr, ya mencionado como el jefe de los jefes, el que estaba contando la profecía.

<Habrá una que se cubrirá en sangre, pero no será la suya, sino la enemiga.

Habrá una que tenga la velocidad del hijo de la Luna: el relámpago.

Habrá uno que sea capaz de resolver cualquier problema que aparezca en su camino.

Juntos, deberán encontrar a la que tenga el último poder de las estrellas en su hermosura, y al que decida convertirse en un guerrero de la libertad, la verdad y la vida.>

Puede que haya sido la noche anterior, pero le seguía dando vueltas en la cabeza el hecho de que en la profecía solo mencione 5 integrantes, cuando hace 4.000 años había 6 especies. También le daba vueltas en la cabeza que uno les iba a faltar.

Decidió levantarse de su cama por fin. Era el alba y ya casi iba a ser la mañana, y al momento del cenit todos debían estar en El Altar Primero para conocer quiénes serían los tres elegidos para llevar a cabo la peligrosa misión de ir al reino de los Dragones, encontrar a otro elegido, y combatir el gran mal que estaba por suceder.

Se estaba levantando de la cama y estirando sus piernas cuando oyó un grito proveniente de la guarida contigua. El grito lo despabiló e hizo que se diera cuenta de que ese grito provenía de la guarida de Lori. Todos decían, la noche pasada, que él sería un elegido.

Era el mejor de su especie, y eso lo sabían las otras dos especies de gatos. Era fuerte, inteligente, ágil, y muy guapo. Básicamente todas las chicas lo querían. Y, honestamente, no eran solo las chicas.

El grito también despertó a su hermana, que vive con él, y ella se levantó de un salto, con los pelos de la espalda erizados de terror.

-¿Qué sucede?- dijo su hermana Nika, alarmada.

-No lo sé, acabo de despertar- fue su respuesta.

Salieron corriendo de la guarida, aunque solo tuvieron que andar cinco pasos antes de entrar corriendo a la guarida de Lori.

Lo que vio lo dejó paralizado.

Lori no tenía los ojos cerrados sino abiertos. Cristalizados. Perdidos en un lugar del que no había regreso.

Las ramas que le daban forma a la guarida estaban cortadas, con un gran agujero en el medio.

El cabello blanco de Lori se había teñido de rosa con su propia sangre.

En el agujero de la pared había un horrendo olor. Olor a sus enemigos. Olor a gato Redblood.

Un gato Redblood había entrado dentro de la guarida del mejor guerrero de los Greenhood y lo había matado mientras dormía sin causar un solo ruido.

Tres Deseos 1: Los ElegidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora