Zul estaba haciendo guardia mientras Cek y Teny dormían bajo un árbol. Todo estaba tranquilo. No había señales de posibles amenazas como perros, zeebras, capricornios, rebeldes y desterrados, halcones, shistires o algún gran mal que intente acabar con todo.
Estaba por despertar a Teny para que hiciera guardia, pero oyó unos ladridos lejanos. Los despertó a ambos.
-Cinco minutos más...- le dijo Cek.
-Perros- les dijo Zul con voz monótona. Luego de eso, ambos despertaron de un salto.
-¡Perros! ¿Dónde?- dijo Teny asustada.
-De camino hacia aquí- le respondió Zul-. Será mejor que nos apuremos.
Pero estaban demasiado cerca. Tan cerca que saltaron desde el arbusto de detrás de ellos y los atacaron. Ese día, nadie se iba a ir de ahí hasta que sus enemigos murieran.
Les atacaron tres perros. Uno era negro con manchas blancas, otro era de varios tonos marrones, y el tercero era todo blanco... excepto por las patas azules, tan azules como el pelo de su pecho, estómago, orejas y espalda.
¡Se supone que esas son cualidades únicas de los Bluemoon!
Pero no había tiempo para pensar por qué.
El perro negro se abalanzó sobre Cek, el marrón sobre Teny y el blanco sobre ella. Zul estaba lista para pelear.
Zul pasó por debajo del estómago azul del perro, y le arañó sus patas traseras con las suyas. El canino se dio vuelta, listo para atacarla con sus afilados colmillos. Zul se agachó y logró esquivar el ataque, pero el perro utilizó una de sus patas para arremeter contra ella y le causó una herida en su pata izquierda. Le dolía, y mucho, considerando que se había metido en una pelea con unos Bluemoons unos días antes. Se paró sobre sus ancas dispuesta a lanzarle al perro una herida en la cara, en lo posible, hasta en los ojos. Lamentablemente, no llegó a lastimarle los ojos, pero al menos le hirió la cara. Luego, el perro decidió ir por su cuello. Cargó con todo su peso hacia ella. Hasta que algo en su espalda lo derribó. Era Cek. En ese momento, Zul vio la oportunidad y se lanzó al cuello del perro. Lo mordió muy fuerte. El perro trató de liberarse, pero Cek comenzó a rasguñar y morder sus patas. De la nada, apareció Teny y se subió a la espalda del perro. Zul nunca vio posible lo que Teny estaba a punto de hacer, ni siquiera creyó que ella sería capaz de tal atrocidad... Mordió el cráneo del perro. Y lo arrancó. El perro no tuvo tiempo de siquiera soltar aullido alguno. Zul y Cek se apartaron del cuerpo en cuanto éste empezó a tambalearse y caer, pero Teny cayó junto a él.
Cuando Teny se separó del cuerpo, estaba cubierta en sangre. Zul y Cek la llevaron rápido al río más cercano. Ella no tenía ni una sola herida. Toda la sangre era enemiga.
-¿Qué...?- comenzó Cek, pero no se atrevió a terminar la pregunta. Zul se preguntaba lo mismo.
-La verdad- comenzó Teny-, nunca he sido la más rápida, pero, por alguna razón, siempre termino saliendo casi ilesa de todos los combates en los que me he metido.
Zul se dio cuenta de que no decía de qué especie era cada Elegido. Eso explica muchas cosas.
-Yo también tengo que confesar- dijo Zul-. No soy buena combatiendo. Siempre salgo muy malherida en las peleas. Y casi no le causo heridas a mi oponente. Pero todos los Redblood dicen que nací para cazar presas. Siempre escucho, y luego veo a mi presa muy rápidamente, e igual de rápido las capturo. Dicen que soy más rápida que los Bluemoon y que los relámpagos.
Ahora todo cobraba sentido.
-¿Y qué hay de ti, Cek? ¿Tú crees que eres exactamente lo que dice la profecía?- preguntó Teny, sin perder un segundo.
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Tres Deseos 1: Los Elegidos
FantasyLa mañana perfecta... para que alguien con fama de Dios decida revelar una profecía de la que nadie sabía hasta anoche. En la Gran Aurora, el líder de todos se había parado en el tronco más alto del Árbol Ceremonial y lo había dicho. "Hay algo que n...