Capítulo [5]: Salir con un extraño.

171 12 0
                                    

Capítulo [5]: Salir con un extraño.

Giré sobre mis talones al oírlo. Él estaba a unos cuantos metros, mirándome fijamente.

‒¿Elvira te dijo que me vio? ‒ Quise saber.

‒No exactamente... yo también te vi.

‒¿Qué quieres?

‒Invitarte a cenar‒ Respondió mientras se acercaba a mí.

‒No gracias, no suelo ir a cenar con extraños, lo siento. ‒ Me sorprendí de lo estúpido que sonó eso al salir de mis labios.

‒¿Y si nos conocemos?

‒No.

‒¿Por qué?

‒¿Ahora tú haces las preguntas? ‒ Alzó una ceja ‒Bien pues, no quiero conocer a personas que puedan manipularme con su "magia" o todas esas cosas que me gusta ver, pero no que apliquen en mí, ¿comprendes? ‒ Hice comillas con los dedos al pronunciar aquella palabra que ahora dejaba de gustarme.

Con paso firme, y las llaves del auto en una mano, pasé por su lado sin voltear a verlo, porque así suponía que podría alejarlo de mí.

Subí al auto, y coloqué el seguro a las puertas, por si alguien decidía subir ‒Patrick‒.

Habían pasado más o menos 50 minutos, y yo sólo había puesto música a volumen muy alto, y había revisado mi teléfono unas mil veces.

Vi a una figura acercándose, y por lo que llevaba puesto, reconocí a Alex, pero no venía sola, estaba con aquel chico de nuevo. Ambos traían una sonrisa avergonzada en la cara, así parecían niños de primaria a los que le gusta alguien y están cerca de esa persona.

Alex apoyó su espalda en la puerta del auto, dejándome muy poco espacio para poder verlos. Intercambiaron números telefónicos, sonrieron un poco, acordaron encontrarse en algún lugar, según escuché. Luego, ambos parecían no saber si darse un beso en la mejilla, o un apretón de manos, o simplemente irse. Varios minutos después de la eterna incertidumbre de no saber qué hacer, él se acercó a ella un poco dudoso, y ella terminó por besarle la mejilla. Posteriormente, él dio unos cuantos pasos, caminando en reversa, la saludó con la mano, y se volteó para seguir su camino, rascando su nuca.

Si así se ponían apenas conociéndose, no quiero saber cómo serán luego.

Alex entró en el auto, y comenzó a reír como una desquiciada.

‒¿Qué fue eso?

‒¿No es la cosa más hermosa que has visto en tu vida? ¿¡Cómo es posible tanta belleza reunida en el mismo lugar!? ¡Eso debería ser ilegal! ‒ Soltó de una.

‒¿Quién es, y de dónde salió?‒ Suspiró, rió por unos minutos de nuevo, luego de acomodó el cabello, y habló:

‒Se llama Luke‒ sonrió de nuevo. Parecía drogada ‒, ¿no te parece perfecto su nombre? ‒ susurró ‒Lu-ke, ¡Luke! ‒ ¿¡Qué le había hecho a mi amiga!? La miré con severidad, y ella comprendió que quería saber algo más que su nombre. ‒Bien pues... Se llama Luke‒ se rió ‒, oh sí, eso ya lo sabes‒ ahora se miraba las manos ‒Tiene 25 años‒ prosiguió ‒, y nos conocimos en las oficinas de alquileres, yo pedía la segunda cancha, él llegó unos pocos minutos de haberse vencido la renta, y dijo que las mujeres no jugábamos, así que lo reté, y el aceptó, y ¿no te parece lindo?‒ habló muy rápido ‒Oh sí, conocí a su hermano y vi a... ‒ no terminó de hablar, pues se vio interrumpida por mi teléfono. Un número desconocido rezaba la pantalla. Deslicé mi dedo por él.

‒¿Aló? ‒ Pronuncié dudosa, pues nadie hablaba ni se oía nada. De repente, alguien se posicionó en la ventana de mi auto.

‒¿Cenas conmigo?‒ colgué la llamada y bajé la ventana.

El Ilusionista. [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora