Capítulo [6]: Mientras más cerca mires menos verás.

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Capítulo [6]: Mientras más cerca mires, menos verás.

El trayecto en ascensor fue algo extraño, puesto que él me miraba y se suponía que yo no me daba cuenta, pero en realidad si lo hacía, al igual que yo lo miraba a él, y lo más probable es que si se haya dado cuenta. Parecíamos esos niños pequeños que al estar regañados evitan ver a sus padres, y si lo hacen y los captan, bajan rápidamente la mirada.

En los escasos minutos en los que estábamos en el ascensor, pude detallar mejor su físico, y rápidamente me di cuenta de que era bastante apuesto. Su piel era algo morena, su cabello marrón, al igual que sus ojos; tenía manos grandes, brazos trabajados y labios de un color rosa pálido; sus cejas, al igual que sus pestañas eran bastante pobladas; su dentadura era perfecta, por consiguiente, su sonrisa era hermosa.

De pronto el ascensor se detuvo, y abrió sus puertas para permitirnos salir. Luego de salir de ahí, y dispuestos a salir del edificio, tuvimos que pasar delante de la recepcionista, que me sonreía pícara y alzaba ambas cejas. Patrick se dio cuenta de esto, por lo que miró a la recepcionista, y le regaló un guiño de ojos, a lo que ella respondió mordiéndose el labio.

-¡No hagas eso!- Me reí, y le di un pequeño codazo. Era obvio que ambos se habían coqueteado.

-¿Hacer qué?- También reía.

-¡Eso!- Dije, mientras volvía a guiñar el ojo, pero esta vez, me lo guiñaba a mí.

Me sentía algo bipolar, ya que hace unas horas no quería saber nada de él y le colgaba la llamada, ahora me encontraba riéndome de sus pequeños "coqueteos" con la recepcionista de mi edificio.

Caminamos unas cuantas calles, hasta llegar a una pequeña plaza que incluía un parque para niños que estaba vacío, exceptuando que una pareja de ancianos se encontraba en uno de los bancos tomados de la mano, hablando de quién sabe qué, y mirando a las nubes.

Nos dirigimos hacia el pequeño y colorido parque de la plaza, y ambos nos sentamos en los columpios, no sin antes ver cuáles estaban limpios, o cuál era el más alto. Me terminé sentando en un columpio morado, mientras que él tomaba asiento en uno amarillo.

-Y bien, ¿por qué tanta insistencia en conocerme?- Saqué a relucir el tema.

-No lo sé la verdad... simplemente... quería conocer a la persona que "casi mato" en mi espectáculo.- Decía, haciendo pequeñas pausas, dramatizando las comillas con sus dedos, y terminando con una pequeña sonrisa.

Comencé a columpiarme un poco, pisando los lados del vestido verdoso que llevaba puesto para que no se levantara. Patrick sonreía a todo lo que veía, y a todo el que lo veía.

-Esto es algo aburrido, ¿lo sabes?- Pregunté por fin. ¡No hablábamos! Simplemente, mirábamos nuestro alrededor.

-Sí, lo sé, pero lo vuelve menos aburrido estar contigo.- Ignoré olímpicamente eso.

-Juguemos a las diez preguntas, ¿bien? Cinco tú y cinco yo, en caso de necesitar más preguntas, sumamos cinco más.- Seguía impulsándome hacia adelante y hacia atrás en aquel columpio. -¡Yo comienzo!- él asintió. -Uno, ¿qué edad tienes?- Me miró ofendido, y si antes sonreía, ahora mi cara no tenía expresión alguna. -¿Hice una mala pregunta?

-¡¿Cómo eres capaz?!- Dijo, la voz muy chillona, y una mano en el pecho.-A las damiselas no se les pregunta su edad.

-Que mal actúas- comenté a su pésima actuación. Era bastante simpático.

-Veintisiete.

-Pensé que eras más viejo.

-No, no lo hiciste.

El Ilusionista. [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora