Capítulo [2]: E-Dos-Seis.

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Capítulo [2]: E-Dos-Seis.

Fuera del teatro, había dos hombres que vestían frac-pero sin el saco-, a cada lado de la gran puerta de entrada. Al acercarnos más a ellos, deduje que debían ser organizadores, pues a un lado del chaleco negro, tenían imperdibles que escribían sus nombres en tinta dorada sobre pequeñas placas negras. Los boletos indicaban la fila E, así que uno de ellos nos indicó donde debíamos ir.

Dentro, el teatro estaba prácticamente oscuro, excepto los letreros que indicaban las secciones de los puestos, las filas, y los puestos en si, además del escenario, que estaba todo cubierto de densa neblina blanca que salía de algún aparato ubicado detrás del escenario.

─¡Esto es emocionante! ¿No crees?─ Alex había tenido cara de haber entrado a Disneyland desde que cruzamos el umbral de la puerta de entrada. No respondí a su pregunta; yo por mi lado, está a embobada con las luces que jugaban en el escenario.

Habíamos llegado a la letra E del teatro, pero aún debíamos ubicar la fila dos, y los asientos cinco y seis. Fue bastante fácil hallarlos, pues eran los únicos asientos vacíos en todo el cúmulo de puestos cercanos, al parecer, aquel mago había logrado llenar todo el teatro.

─¡Buenas noches, damas y caballeros, señoritas y señores!─ Dijo un hombre de más o menos, tres años más que nosotras. Era alto, de piel algo morena, y cabellos oscuros. Vestía igual que los organizadores, pero a diferencia de ellos, dejaba ver un chaleco color plomo, una camisa blanca con los puños remangados hasta la mitad del brazo, y no llevaba ningún imperdible.

Estuve a punto de sentarme, pero sentí la mirada fija de alguien en mí, y por un corto momento, hubo un pequeño contracto visual entre nosotros, el cual terminé rompiendo al mirar a mi asiento, y sentarme.

─Está noche, verán algo que la minoría ha visto antes. Me presento: mi nombre es Patrick Moser, el ilusionista que los dejará maravillados a final de la tarde, junto a mi asistente, Elvira Filesburk─ Continuó, mientras Elvira salía de entre la neblina luciendo un corto y apretado vestido de lentejuelas, y contoneando sus caderas.

Había hecho trucos comunes: desapareció a un conejo de una caja, y nos explicó que era un espejo; sacó un ave del sombrero de alguien del público, no sin antes mostrarnos que estaba vacío; luego, convirtió al ave en un sombrero de colores, y se lo colocó a una de las niñas ubicadas en las primeras filas; extrajo pañoletas del traje de una persona al azar, y por último, hizo pompas de jabón con sus propias manos.

─Para esto, necesito a alguien del público- Fijo, aún sacando globos de jabón de sus manos. -, y para escogerlo, Elvira se acercará a tres personas para que elijan una pelota del bol que ella les ofrecerá; esto será para elegir a la persona que ayudará del público.─ Explicó, mientras Elvira desfilaba con tres tazones levitando a su alrededor. Luego, se acercó a un señor rubio de mejillas coloradas, que metió la mano en el bol que flotaba delante de él, y sacó la letra...

─¡E!─ Anunció Elvira. Acto seguido de haber oído esto, Alex tomó mi mano en señal de nerviosismo.

Seguidamente, Elvira subió unos cuantos escalones, y le ofreció un segundo bol a una niña de no más de seis años. Elvira giró la pelota que la niña había sacado, y vio el número...

─¡Dos!─ Las palmas de las manos de Alex sudaban, lo cual era extraño, ya que supuestamente no le gustaba la magia, ni creía en ella.

Por último, Elvira bajó los escalones, y pidió a una señora mayor que sacara la última pelota.

─¡Siete!─ Anunció mirando a Patrick, que abría los ojos a más no poder, y al parecer, ella comprendió lo que le quería decir.

Mientras tanto, una señora regordeta se había levantado, y saltaba eufórica a mi lado.

─Bendita gorda─ Oí decir a Alex por lo bajo, notablemente celosa.

─Hubo una confusión─ Dijo Elvira, que aún miraba fijamente a Patrick ─Quise decir...─ Giró un poco la pelota, mientras la señora de mi lado se sentaba cruzada de brazos, aparentemente enojada. ─¿¡Seis!?─ Exclamó mirando al ilusionista, al que se le había formado una gran sonrisa en los labios. ─Si, eso... ¿E-Dos-Seis? Por favor venga al escenario.

Alex y yo nos miramos, ¡ese era mi número de asiento!, mi amiga me miraba con los ojos muy abiertos.

─¡Ve!

─¿E-Dos-Seis?─ Repitió Patrick, buscándome con la mirada.

Me levanté despacio, y al instante unos reflectores blancos me encontraron, cegándome con su luz. El ilusionista sonrió aún más.

─Por favor, acérquese al escenario.

Pasé delante de las demás personas de la fila E-Dos, para luego pagar los escalones que me llevarían al escenario.

Sentía que mis piernas temblaban, ¿nervios? Quizá sea eso, porque tomando en cuenta que es un ilusionista, involucrado con la magia y todo eso, y que soy una "voluntaria", podría picarme en dos pedazos con las cajas esas que utilizan, y podría dejarme así de por vida, pero no hay que ser paranoicos, lo máximo que puede hacerme es eso, nada más.

Al llegar al pie del escenario, Patrick me tendió la mano, invitándome a subir.

─De acuerdo, ¿señorita...?

─Silvia. Silvia Roth.

─Bien, señorita Roth, usted se alejará de mi unos cuantos metros, y cuando le diga que corra, usted correrá hacia mi y saltará hacia adelante, ¿comprende?─ Asentí nerviosa con la cabeza, y me alejé unos cuantos metros en compañía de Elvira.

─Confía en él, sabe lo que hace─ Intentó darme ánimos diciendo esto, y guiñando un ojo.

─¿Qué se supone que hará?

─Ya verás.─ Eso definitivamente no me ayudó. En absoluto.

─Señorita Roth, por favor, ¡corra hacia mí!

Corrí lo más rápido que pude, y cuando estuve tan cerca de que como para saltar, lo hice y cerré los ojos.

De pronto, me sentí flotando, y al abrir los ojos, vi que estaba encerrada en una de esas burbujas que antes había sacado de sus manos, pero esta era mucho más grande, y ahora me encontraba flotando sobre el escenario.

De un instante a otro, se oyó un "¡Plop!", y sentí que los cabellos iban hacia arriba, mientras yo caía hacia el escenario. Grité asustada, hasta que sentí que unas manos grandes me atrapaban. Patrick me había atrapado, y todo el público aplaudía y vitoreaba.

─Nadie ha muerto con mis trucos, y no dejaría que fueses la primera en hacerlo.─ Me solté de su agarre, acomodé mi vestido y cabello, lista para encaminarme hacia mi asiento, hasta que sentí que era tomada por el brazo, por las mismas grandes manos que habían evitado mi caída.

─¡Un aplauso para la señorita Roth, por favor!─ Pidió al público ─Gracias─ Me susurró.

Lo miré prácticamente atónita, ¿¡había volado en una burbuja, casi me mato cuando caigo, y sólo dice "Gracias"!? No comprendía a este ser.

Él sonreía mientras Elvira se acercaba con unas cartas, y yo me alejaba.

Subí las escaleras y me senté en mi respectivo puesto, evitando la mirada de Alex.

─¿Eres idiota o qué? ¡Yo que tú estaría saltando como loca por ahí, volaste en una burbuja de jabón, Silvia!

─Y caso me mato al hacerlo.

─Amargada.

─Aun así me amas.─ Dije, y fijé mí vista en el escenario, en el que aquel ilusionista comenzaba a hacer trucos más complejos, con los cuales se podría decir que sólo la minoría había visto alguna vez.

No comprendía el por qué Patrick había pedido a Elvira que dijese otro número de asiento, ¿habrá sido porque la señora de mi lado era grande y pesada para una burbuja, o habrá sido algo más? Quizá nunca lo sepa.

El Ilusionista. [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora