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— Si... lo siento. Solo estaba buscando otra habitación.

No dio explicaciones. No sabía si sería lo correcto ahora. Tan solo salió de aquella habitación y se dispuso a buscar al doctor. Quería saber qué diablos estaba sucediendo.


— Nathaniel ha recuperado algunos recuerdos. Como has notado se ha estancado un poco —su ceño estaba fruncido mientras miraba al doctor con atención, incluso con ira, aunque sabía que él ni siquiera tenía la culpa de todo aquello. Habían hablado lo suficiente como para que el doctor supiera que lo que el rubio recordaba de su prometido no era nada favorable.

— ¿Un poco? Hace un tiempo que hemos dejado el instituto, doctor. No creo que se haya estancado solo un poco, han sucedido bastantes cosas luego de eso.

— Por eso tú debes ayudarlo. Mira, Castiel, los análisis han resultado bien. Nathaniel está listo para volver a casa, lo cual es un problema porque no sabe que vive contigo. Lo primero es hacerle entender lo que sucedió. Una de nuestras psicólogas hablará contigo, podrás contarle todo lo que ha sucedido para que ella pueda hablar con Nathaniel.

— ¿Por qué no puedo contárselo yo mismo?

— Creo haber entendido que lo que recuerda de ti es que se odian. ¿Realmente debo responder tu pregunta?

Era lógico. Si Castiel entraba a esa habitación diciéndole a Nathaniel que se había ido de su propia casa, que Castiel lo había alojado en la suya y que estaban comprometidos no solo se echaría a reír, sino que lo trataría de loco.

Trató de dar hasta los más mínimos detalles de lo que había sucedido luego del instituto. La fuga de Nathaniel de su casa, cómo pretendía dormir en el parque con tal de no regresar allí, los maltratos de su padre, cómo él lo alojó en su casa y cómo inició todo.

Lo recordaba perfectamente y diablos que sí quería que Nathaniel también lo recordara.

No tuvo más remedio que salir de allí. Sería una larga charla y no quería que su cabeza diera más vueltas. Marcó el número de Lysandro y decidió encontrarse con él en un café, al menos merecía saber cuáles eran todas las nuevas noticias.

— ¿Puedes ser honesto conmigo? —preguntó Castiel luego de darle un sorbo a su taza de café.

— ¿Cuándo no lo he sido? —preguntó ahora Lysandro, con aquella expresión un tanto divertida en su rostro. Punto para él.

— Si, es verdad —murmuró el pelirrojo dejando escapar una leve risa de su boca luego de tanto tiempo, pero la misma se esfumó de inmediato ante la siguiente pregunta— ¿De verdad crees que lo recordará?

— Tengo esperanzas de que si lo hará. No puedo asegurarte que lo hará en el instante que le digan todo lo que ha sucedido, pero lo hará pronto, Cass.

Una leve mueca se formó en el rostro del pelirrojo, no por las palabras de su amigo, sino más bien porque odiaba aquél apodo que le había puesto.

Aquellas tazas de café y esa charla con Lysandro lo habían despejado un poco de todo lo que estaba sucediendo. Le había hecho muy bien tener ese encuentro, y en aquél momento se preguntó qué sería de él sin su amigo.

Nada. Simplemente no sería nada.


— Aún no logra asimilarlo por completo. Le hemos contado la situación de su padre, se ha puesto un tanto mal pero se ha sentido bastante más liviano al saber que no lo molesta desde hace un tiempo y que no lo hará más —Castiel escuchaba con suma atención todo lo que la psicóloga le decía, asintiendo de tanto en tanto con la cabeza— Aún no puede creer que esté viviendo contigo, pero lo ha aceptado. Lo único que necesitas saber es que no le hemos dicho sobre su relación. Creo que es bastante abrupto contarle tantas cosas de golpe, y dada la situación me ha parecido que lo primero es que acepte que ahora viven bajo el mismo techo. Luego de eso quizá comience a recordar algunas cosas, pero lo mejor será ver su progreso desde ésta parte.

— Está bien —murmuró un Castiel algo abrumado por todo aquello. Aún le costaba entender lo que sucedía, aún trataba de buscar en su memoria algo malo que haya hecho, algo tan malo como para estar pagándolo de esa manera.

Pero no había nada. Nada de nada.

3 días después...

CASTIEL POV

Tres días. Tres malditos días habían pasado desde que volvió a la casa y todo era un caos. Él aún sentía que era aquél chico de instituto y que por mi parte lo odiaba. Cuando la realidad era que lo amaba más que a cualquier otra persona en éste mundo. Pero no podía decírselo.

Sentía que estaba volviendo al principio. Y realmente no tenía idea de cómo afrontar aquello. ¿Tendría que pasar el resto de mi vida como si jamás hubiese sucedido nada entre nosotros dos? No podría. No podría vivir de aquella manera.

Observé cómo Nathaniel comía su almuerzo, en silencio, como si no tuviésemos tema de conversación. Y la realidad era que no lo teníamos ahora, porque éramos casi como desconocidos otra vez.

Me levanté de la mesa en cuanto terminé mi almuerzo y luego de dejar los platos en la cocina me dispuse a tomar la correa de Demonio, para al menos salir a dar un paseo y despejar mi mente, tal y como venía haciendo éstos días.

NATHANIEL POV

Me costaba creer dónde y con quién estaba. Aún era difícil para mi asumir que mi padre ya no estaba fuera acechándome. ¿Tendría que vivir con Castiel toda mi vida? De ninguna manera. Me mudaría lo más pronto posible, no quería ser un estorbo, sabía que solo estaba dejándome quedar en su casa por lástima.

Terminé de lavar los platos y me decidí a dormir una siesta. Me encontraba algo cansado, supuse que por los medicamentos que debía seguir tomando para algunos dolores. Sobre todo el de mi brazo, aún lo mantenía enyesado.

Mis ojos se cerraron con lentitud al momento en que mi cabeza tocó la almohada. No tardé demasiado en caer en un sueño profundo, pero que lograba recordar a la perfección.

— Castiel ¿qué estás haciendo?

— Besándote, ¿no es obvio?

¿Acaso mi mente me estaba jugando una mala pasada? Es decir, de ninguna manera podría haber besado a Castiel, ni siquiera me gusta. No es atractivo. O quizá si, un poco.

De todas maneras me parecía totalmente descabellado todo eso. Me quedé en la cama un tanto pensativo, dándole aún vueltas y vueltas al asunto. Los médicos habían dicho que debido al accidente mi memoria se había dañado, por esa razón ellos me habían contado algunos datos de lo que había sucedido en mi vida luego del instituto.

¿Sería posible que...? No, de ninguna manera.

Es absurdo.

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