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¿Como que mi papá me apostó? ¿No se supone que soy su jodida hija?

En ese momento estaba tan confundida que nisiquiera sabía que pensar, sólo sentía como las lágrimas amenazaban con salir. No lo podía creer.

—Oh vamos niña, no llores— dijo aquel hombre acercándose a mí —ahora eres mía, y si vas a serlo no quiero verte llorando— quería abrazarme, pero yo me alejé bruscamente.

—No me toque— dije y me giré en dirección a la puerta. No pienso pasar un minuto más aquí.

Iba a caminar pero sentí como una mano grande y fuerte me tomó del brazo con tanta fuerza que me empezó a lastimar.

—¿A donde crees que vas?— dijo el hombre con el escorpión en el rostro.

—A cualquier lugar que no sea este— dije intentando liberarme de su agarre.

—Tu no vas a ningún lado, eres mía ahora— apretó más su mano contra mi brazo.

—No soy suya— dije llorando aún más —mi papá no pudo hacer eso—

—Lo hizo, te apostó y yo gané— me soltó —soy tu dueño, y tu debes hacer todo lo que yo diga— acarició mi mejilla y empezó a bajar su mano hacia a mis pechos, pero se detuvo —tu habitación es la que está en el fondo a la izquierda, tienes que ir—

—No quiero— dije mirándolo con odio y asco, eso es lo único que me hace sentir.

—No te pregunte si quieres, te estoy diciendo que vayas— dijo y agarró mi cara con su gran mano —¿o a dónde piensas ir?—

—A mí c...— estaba a punto de decir a mi casa con mi papá, pero él era la persona que menos quería ver en el momento —a cualquier lugar donde esté lejos de usted—

—Tu no vas a salir de esta casa— dijo y me soltó bruscamente —y vas a obedecer a todo lo que yo diga, si no quieres que te lastime—

No sabia que hacer, lo único que logré fue mirar al hombre que me abrió la puerta al principio. Él me miraba con lástima y sólo asintió.

Temía que Khalid me lastimara de alguna forma, así que solo caminé hasta la habitación que él me dijo y cerré la puerta con un fuerte golpe. Apoyé la espalda en ésta y me senté llevando mis rodillas hacia mi pecho, mientras seguía llorando sin saber que más hacer.

Después de un rato levanté la cabeza y miré la habitación. Era igual de oscura y fría que el resto de la casa. Tenía una pequeña cama, una mesita de noche con una lámpara y un intento de armario, era tan pequeño que solo cabían mis ganas de vivir (y créanme que son inexistentes).

Me levanté, tiré el bolso a un lado del armario y me senté en la incómoda cama.

Lo único que logré fue maldecir a todos los que venían a mi mente. A Khalid, al hombre que me trajo hacia este lugar, a Sean por permitir esto, a mi padre.

Mi "padre" si así se le puede llamar. La única persona que tenía conmigo desde siempre, a la persona que más amaba. Pero claramente a él no le dolió darle su hija a un asqueroso pervertido como lo es Khalid y no le importó lo que me pueda pasar aquí. No pienso perdonarlo nunca por esto.

Intente dormir un poco, pero fue imposible. Todos esos pensamientos me estaban matando, además el olor a marihuana que había por toda la casa y la incómoda cama hicieron que no pegara un ojo en toda la noche.

Miré la hora en el reloj de pared a un lado de la cama, eran las 3:15 de la madrugada. Me levanté y abrí cuidadosamente la puerta intentando no hacer ruido, salí y escuché desde la habitación que estaba frente a la mía la grave voz de Khalid, aparentemente estaba hablando por celular.

—Si, llegó hace un rato— supongo que habla de mi —no puedo esperar a acostarme con ella— rió.

El asco que me produce este hombre es gigante, necesito salir de aquí lo más rápido posible. No quiero acostarme con él y mucho menos quiero quedarme en esta casa.

Caminé despacio por el pequeño pasillo. Aparte del asqueroso baño junto a la habitación de Khalid había otra puerta junto a mi habitación que intenté abrir pero estaba cerrada con llave. Dentro de esta se escucharon algunos ruidos, pero unos segundos después se detuvieron (lo cual me asustó un poco, pensé que solo estábamos el hijo de puta y yo aquí) decidí ignorarlos y seguí hasta llegar a la sala y miré cada horrible rincón, no había balcón ni ventanas, la única salida era por la puerta principal. Me dirigí hacia esta, y miré por el pequeño hoyo que daba hacia afuera. Aún estaban los dos hombres en el pasillo, uno al lado de la puerta y otro caminando de un lado hacia otro con una escopeta en la mano. Claramente no saldría por ahí.

Retrocedí y fui hacia la cocina. Era asquerosa, habían platos sucios por todos lados, algunos con comida que parecía tener una semana de estar ahí. En este lugar no había mucho que ver, sólo basura, armas, alcohol y drogas en la pequeña mesa que se encontraba en la mitad de la sala. No sabía que hacer y no tenía como salir así que me fui de nuevo a la habitación.

Estaba a punto de abrir la puerta cuando escuché a Khalid de nuevo.

—La otra perra ha estado algo rebelde, tuve que ponerla bajo llave—

¿De que perra está hablando?
¿Hay alguien más?

The bet [Billie Eilish] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora