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Alissa.

Bajamos las escaleras y subimos en la camioneta. Los guardaespaldas iban en otras camionetas detrás de nosotros. Khalid estaba en la mitad de nosotras dos, pero aún así podía apreciar el olor de Billie. Intenté no pensar en eso, por más difícil que fuera debía superar esa estúpidez que no había salido de mi mente desde que la conocí.

Todo el camino miré por la ventana, realmente no conocía nada de este lugar. Es como si estuviera en un mundo totalmente distinto al mío, en el que siempre había vivido. Sé que no estaba lejos de casa, el primer día no fue largo el camino desde mi "casa" hasta la de Khalid, pero nunca había estado aquí. No reconocía a nada ni a nadie, si intentara saltar del auto no sabría a donde ir, aunque no es una mala idea. Pensé en eso unos minutos hasta que intenté abrir la puerta disimuladamente, pero estaba con seguro y la única forma de quitarlo era que John lo hiciera. Y obviamente no lo iba a hacer.

Casi una hora después llegamos a un extravagante vecindario. Todas las casas eran gigantes mansiones con grandes jardines y entradas.

Finalmente John se detuvo frente a una mansión repleta de gente, la música se oía desde la camioneta al igual que el olor a mariguana y otras drogas. Billie fue la primera en salir del auto, luego Khalid y por último yo. Él seguía en la mitad de nosotras, con su mano en el trasero de cada una nos dirigió adentro del lugar. Wild thoughts de Rihanna sonaba por toda la mansión al punto de reventar mis tímpanos, pero no lo puedo negar, la canción es tan buena que hacía el momento un poco menos horrible de lo que era. Cantaba la letra en voz baja intentando ignorar toda la mierda que pasaba a mi alrededor. Se preguntaran ¿Que mierda? Y la respuesta es mucho alcohol, drogas, sexo, peleas, apuestas, y otras cosas que no debería decir. Hay hombres con chicas casi como nosotras pero un poco mayores, en algunas de sus caras puedo ver el asco, enojo y tristeza que seguramente también están presentes en mi rostro. Pero hay otras que lo disfrutan, bailan y se desnudan mientras les arrojan dinero.

—Ella es Alissa— le dijo Khalid a un hombre alto de unos 30 años, tenía sus brazos y rostro tatuados. Tenía dos mujeres, una a cada lado, y al parecer las más pequeñas del lugar somos Billie y yo. Pero nadie se sorprende por esta mierda, parecen estar acostumbrados a ver menores acá.

El hombre extendió su mano para saludarme pero yo no devolví el gesto, no quiero hacer nada más que irme en este mismo momento de aquí. Khalid vio mi cara de disgusto y puso su mano en mi cintura apretandola.

—Si no eres una niña buena con todos aquí voy a castigarte al llegar a casa— noté el enojo en su rostro, miré a Billie y ella solo asintió.

No quería tocarle su asquerosa mano, pero tampoco quería un maldito castigo. Estiré mi mano y lo saludé. Después de eso fuimos a un bar (bastante grande) que había en el patio trasero de la casa.

Khalid pidió tres tragos, y sin preguntarme si quería o no me lo entregó.

—No quiero— dije rechazando el vaso.

—No pregunté si quieres, solo tomalo— lo rechacé otra vez negando con la cabeza. No quiero tomar alcohol, sé que voy a estar ebria rápido y no voy a poder escapar de aquí. Al ver que no quise Khalid me agarró por el cabello, levantó mi cabeza hacia atrás y puso el trago en mi boca. Sentí como mi garganta se calentaba al mismo tiempo que me salían lágrimas de los ojos, al bajar mi cabeza noté como Billie veía todo lo que pasó con lástima pero claramente ella no podía hacer nada al respecto.

Pasaron dos horas en las que Khalid solo tomaba diferentes tragos y me obligaba a mi a tomarlos también, después del cuarto ya sentía como el calor subía desde mis pies hasta mi cabeza. El quinto trago yo lo agarré por mi cuenta y simule tomarlo, pero realmente lo tiré al piso. Billie se dio cuenta de esto y cada que me veía hacerlo soltaba una carcajada, pero Khalid estaba tan ebrio que nisiquiera vio lo que estaba haciendo.

Después de un rato estábamos Billie y yo a cada lado de él viendo como apostaba con otros hombres, las apuestas me traen malos recuerdos y lo único que quería era salir de ahí. Me levanté para ir al baño, pero Khalid me detuvo.

—¿A dónde vas?— preguntó mientras agarraba fuerte mi brazo.

—Voy al baño—

—¿A que?— volvió a preguntar.

—Pues a mear, a que más— él lo dudo unos segundos y asintió soltando mi brazo.

Entré en la casa buscando la salida. Claramente no iba a mear, solo quería salir de esa maldita casa lo más rápido posible. Seguí caminando entre toda la gente que había ahí hasta que por fin encontré la salida, estaba a unos pasos de la puerta cuando siento que alguien me toma delicadamente de la mano, giré y vi a Billie parada a unos pocos centímetros de mi.

—¿A donde crees que vas?— me habló al oído para que escuchara debido a la música.

—Necesito salir ya de aquí, no quiero estar con Khalid—

—No puedes hacer eso— respondió acercándose más.

La miré con cara de confusión ¿Por qué mierda no me puedo largar de este infierno? Ella notó que estaba confundida y habló.

—Los hombres de Khalid están en la entrada, si sales ellos van a meterte en el auto hasta que a Khalid se le de la gana de irse—

No había pensado en eso, sus guardias siempre están con sus ojos puestos en Billie y en mi.

La frustración me invadió por completo, la rabia y el enojo hicieron que mis ojos se llenaran de lágrimas. Lo único que pude hacer fue ir casi corriendo al baño a llorar. Sé que es muy débil de mi parte, pero estoy cansada de esta mierda y solo quiero que se acabe.

Al entrar al baño cerré la puerta con llave y me mire en el espejo. Con este vestido y tacones me veía como una puta, además que ya tenía el rimel y delineador regado por toda la cara de llorar. Miles de pensamientos pasaban por mí cabeza, hasta que uno llegó y no pude sacarlo. Empecé a buscar por todo el baño algo que me sirviera para morir, hasta que encontré una cuchilla de afeitar y le quité una hoja. Estaba a punto de cortar mi muñeca pero algo me interrumpió.

Sentí como tocaban la puerta, y del otro lado se escuchó como Billie hablaba dejándome saber que era ella. Tiré todo a la basura, abrí la puerta y ella entró.

—¿Por qué lloras?— dijo secando las lágrimas de mi cara.

—Porque sólo quiero largarme de aquí, no me importa si tengo que dormir en una banca de la calle— mi voz se quebró diciendo eso. Ella miró la basura y vio lo que había dentro.

—Tienes que aguantar. Se que es una mierda, pero no puedes hacer nada que te mate. Si Khalid te ve escapandote te va a castigar hasta el punto de tu muerte. Lo sé por experiencia, pero tampoco puedes acabar con tu vida tu misma, se que nos conocemos hace poco pero sé que eres fuerte y sé que puedes con esto— sus palabras lograron calmarme un poco, aunque aún seguía llorando.

Intentó arreglar mi maquillaje —Debe existir una forma de salir de esta casa— dije mirando sus ojos, enserio me daban tranquilidad. Era como mirar el océano.

—No la hay, venimos seguido aquí y ya lo he intentado mil veces. Todo está cercado, hay guardias por todos lados, incluyendo a los de Khalid—

Si Billie lo dice es cierto. Ella lleva mucho más tiempo haciendo esto.

Cuando logré tranquilizarme salimos del baño y vimos a Khalid buscandonos por todo el lugar.

—¿Donde mierda estaban?— preguntó furioso.

—En el baño— dijimos al mismo tiempo.

Nos obligó a ir nuevamente al bar, y unas horas después finalmente nos fuimos del lugar.

Ya estaba amaneciendo, mientras volvíamos a la casa de Khalid apreciaba el amanecer, era lo único lindo que había visto en días. Veía como los pájaros salían y las personas caminaban por las calles, y mierda, nunca había sentido tanta envidia de alguien.

The bet [Billie Eilish] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora