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Billie

He estado encerrada en esta habitación desde hace dos semanas solo por pegarle en los huevos y escupirle la cara a Khalid.
Lo hice porque realmente se lo merece, él siempre está ahí intentando violarme y obligándome a hacer cosas asquerosas que obviamente no quiero hacer.

Creo que jamás había deseado tanto la muerte de alguien y si pudiera me largaria ya mismo de este lugar, pero lo he intentado varias veces y es imposible hacerlo yo sola. Todas las salidas están vigiladas por hombres con armas y la única jodida ventana que hay es en la habitación de Khalid. Pero no les puedo decir todas las desgracias que hay en mi vida ahora mismo, porque estoy a punto de volverme loca encerrada aquí.

-¡Khalid!- grité pero no escuché ninguna respuesta -¡Mierda tengo que mear!-

Pasaron 5 minutos y todavía no abría la puerta de mi habitación.

-¡Me voy a mear aquí, y me vas a tener que coger así!- grité varias veces, hasta que abrió la puerta.

-No te demores, tienes 3 minutos- dijo Khalid, a lo que rodé los ojos. Ni mear tranquila puedo.

Entré al baño en frente de mi "habitación", si se le puede llamar así.
No tenia ganas de hacer pis, solo quería ver algo diferente a las cuatro paredes que me han tenido encerrada dos jodidas semanas.

Me miré al espejo ¿Que mierda esta pasando conmigo? Lo único que queda de mi antigua yo es el cabello plateado. Está algo maltratado, pero Khalid me obliga a traerlo así, me supongo que le calienta o algo.

Aunque era mi color favorito cuando tenía 14, los años que estado con Khalid me han hecho odiarlo. Siempre que veo ese color plateado en el espejo recuerdo a mi madre, ella me ayudó a decolorarlo días antes de que mi vida se acabara al venir aquí.

-¡Billie!- escuché la voz que tanto odio -¡Han pasado 5 minutos!-

-Mierda- dije en voz baja, mojé mi cara y salí de ahí.

-¿Por qué te demoraste?- Khalid estaba frente a la puerta del baño.

-Intenté suicidarme, pero no funcionó- él levantó una ceja -no tuve tiempo- empecé a caminar hacía mi habitación hasta que escuché como se reía.

-Sabes que no vas a librarte de mi de ninguna manera-

Ignoré su comentario de mierda. Realmente no debía patearlo o escupirlo de nuevo, aunque enserio muero por hacerlo.

Sentí como él me agarraba del cabello con tanta fuerza que retrocedí unos pasos -nunca me ignores- apretó más su mano -sabes que por eso mereces un castigo, pero no puedo hacerlo ahora- dijo y me soltó.

Lo ignoré de nuevo.

-¿No vas a preguntar por qué no vas a sufrir hoy?-

-No me importa-

Realmente no me importaba saber el por qué no, solo quería alejarme de él de cualquier manera.

-Repitelo- sé en que va a terminar esto, pero ya no me sorprende.

-No. Me. Importa- dije despacio -me vale una mierda lo que hagas o no, solo dejame en paz de una puta vez-

Me dio una bofetada tan fuerte que golpee mi cabeza con la pared y caí. Intenté levantarme pero el se sentó encima mio, con sus piernas al lado de mis caderas y puso sus manos sobre mis brazos impidiendo moverme.

-Nunca en tu miserable vida me hables así-

-Si no quieres que te hable así deberías matarme. Hazme ese maldito favor, porque es la única forma en que me vas a callar- cada palabra que sale de mi boca hace que él enloquezca, y mierda, me encanta joderle la puta existencia.

-Si te quisiera muerta creeme que ya lo estarías ¿Pero sabes por qué no sólo dejo que mueras de hambre o te exploto la puta cabeza con una pistola?- espero a que continúe -porque no eres solo una prostituta ni una perra más. Yo te compré con mi dinero porque estoy obsesionado contigo, porque necesito tenerte aquí para hacerte toda la mierda que pasa por mi mente. Y si no lo haces y no sigues las malditas reglas sabes que voy a castigarte.

Sé todo eso, pero recordarlo hace que odie más mi desagradable existencia. Aguante las lágrimas que venían a mis ojos, lo que menos quiero en este momento es que él me vea vulnerable. Khalid se levantó y me agarró del brazo, y me lanzó a la habitación. Oí como cerró la puerta con llave.

Mientras se iba habló-Lástima que no tenga tiempo para darte nalgadas hasta que te sangre el culo-

Ese era uno de los tantos castigos que he tenido que aguantar en este infierno. Por suerte no era el peor.

-O no sé qué haré, cuando vuelva de las apuestas decidiré que voy a hacer contigo- su voz se hacía poco a poco más inaudible hasta que escuché como cerraba la puerta principal. Por fin salió de aquí.

No es raro que vaya a esas apuestas, lo hace como mínimo dos veces al mes. A veces me lleva con él y me vende por unas horas a sus amigos (que por cierto están del asco) y si no obedezco lo que dicen, Khalid me atormenta con sus estúpidos castigos por semanas.

Me recosté en la cama con mi cara contra la almohada y grité lo más fuerte que pude. Largué todas las lágrimas que había aguantado y me concentré en dormir. Eso es lo único que disfruto hacer aquí.

Unas horas después oí voces en la casa que hicieron que despertara. Me supongo que el animal ese llegó de las apuestas. Sentí como me sonaban las tripas, y es obvio porque no he comido nada hoy.

Me levanté y caminé hasta la puerta, estaba a punto de gritarle a Khalid para que me diera papas fritas, un trozo de pizza vieja o cualquier porquería con la que suele alimentarme, pero me detuve a escuchar su conversación. Si, el chisme me alimenta.

Lo único que logré escuchar claramente fue que iba a venir otra puta para él. No me sorprende, no es la primera vez que trae prostitutas a este lugar, pero nunca había estado tan preocupado por una de ellas.

Le repitió tantas veces a John que la cuidara, y a los hombres de la puerta que la vigilaran 24 horas que comienzo a pensar que es una puta importante, debe tener el culo de oro o algo.

The bet [Billie Eilish] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora