17. Noche Buena

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Los días posteriores a la despedida en el aeropuerto de Munich fueron difíciles. La expectativa de haber decidido, luego de tantos años, estar juntos como pareja y aún más, vivir en la casa familiar de Donghae en Seoul, planteaba tanto una insuperable alegría inundando sus corazones, como la resolución de tantos problemas prácticos, que cada uno debió echar mano a toda su alta capacidad de planificación y perseverancia para lidiar con todo.

Donghae en particular se vio en tremendas dificultades con la gran empresa en la que trabajaba desde ya hace 5 años cuando vivía en Portugal. Sus superiores no tomaron bien que de un día para otro decidiera renunciar, aduciendo "razones personales" y recién volviendo de vacaciones. Le costó resolver los asuntos relacionados con el término de su contrato, tanto como obtener alguna carta de recomendación que le ayudara posteriormente a encontrar un buen trabajo en Corea, y le entristeció terminar de esa forma su relación con un trabajo que no le trajo más que satisfacciones por años. Además de asumir que en adelante debería adaptarse a un nuevo presupuesto, mucho más ajustado, dado que los altos honorarios y tremendos beneficios económicos con que contaba, ya no los tendría más. Cerrar su casa y deshacerse de toda una vida construida en Munich fue doloroso. Algo que no se esperaba, pues no pensaba estar tan apegado al hogar para uno en que había convertido su loft y sobretodo a la vida en Munich, tan vibrante, tan libre y tan cosmopolita. Conjuntamente, la perspectiva de estar alejado de Hyukjae por más de un mes le dejó triste a pesar de saber que volverían a verse muy pronto, no quería separarse de él por nada y le costó reunir las fuerzas para poder echar a andar sus planes.

 Conjuntamente, la perspectiva de estar alejado de Hyukjae por más de un mes le dejó triste a pesar de saber que volverían a verse muy pronto, no quería separarse de él por nada y le costó reunir las fuerzas para poder echar a andar sus planes

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Hyukjae por su parte regresó a Corea ansioso por acelerar el tiempo, contando los días para que Donghae por fin llegara a reunirse con él. Además, al llevar solo su empresa desde que apartaron caminos con Junsu, sus responsabilidades se habían hecho mayores. Como dueño de su propio negocio tenía el dilema de todo profesional independiente: si no trabaja y moviliza su empresa, no gana dinero. Dado que las inversiones en la empresa y la casa habían sido compartidas con Junsu, así como las ganancias de la venta, su patrimonio se vio bastante reducido con la separación. Las gestiones para abrir la casa familiar de Donghae y acondicionarla mínimamente para poder habitar en ella con el castaño contribuyeron a despejar su mente y mantener viva la esperanza a sabiendas de que su amor pronto llegaría con él. 

Por otro lado, lo que serían sus vidas una vez instalados en Seoul, era un completo enigma, puesto que, además de resolver los asuntos relacionados con las carreras de cada uno, deberían ajustarse a una convivencia común y aunque en este punto confiaban en la profundidad de sus sentimientos para sobrellevar cualquier cosa, igualmente sus experiencias de vida les habían enseñado que la vida en pareja jamás era solo miel sobre hojuelas, no importa lo enamorado que uno esté. 

De esta manera los días han transcurrido lentos y llenos de pendientes y tareas por hacer y pronto quedó solo una semana para el regreso de Donghae. Hyukjae se había ofrecido a ir a buscarlo a Munich para ayudarlo, pero el castaño declinó aduciendo que ya estaba todo listo y la única dificultad estribaba en acarrear un sinfín de maletas, sin embargo, también internamente ya sabe que la situación económica de Hyukjae tras la separación es ajustada y que incluso, el viaje a Munich supuso un esfuerzo financiero para él, por lo que no quiere exigirlo más. Tiene casi todo embalado en su departamento y solo falta que lleguen camiones a recoger lo que donará o desechará y lo que enviará embalado a Corea, así es que por ahora se mantiene viviendo con lo indispensable, incluso la mayor parte de su ropa ya está dentro de un par de maletas gigantes. 

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