Mis Padres

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― A ver señor Bergs explíqueme con lo que vamos a trabajar… Dice el doctor Ovadalla.
― ¿Le gustan las historias doctor?... Pregunta Fabricio.
―Siempre y cuando esté relacionado con lo que vamos a tratar me encantaría escuchar su historia…
―Para empezar deje de decirme señor Bergs, tampoco trate de decirme Fabricio solo son unos nombres de mentira como todos los que he tenido, se puede decir que tengo unas veinte nombres y apellidos e historias de procedencia diferentes.
Tengo unos borrosos recuerdos de mi niñez, pero al menos recuerdo mi nombre; mi nombre real es Andrés Figueroa, nací en Venezuela el 12 de octubre de 1994…
― ¿Le importaría decirme por qué cambio de nombre?...  Preguntó el doctor…
― Vamos por partes doctor, todo tiene razón de ser.
Mi padre era dominicano su nombre era Adrián Figueroa, tuvo que viajar a Venezuela tras haber matado a un importante narcotraficante en un descuido.

Según investigue él era su peón en ese gran negocio, pero él lo odiaba con toda su alma, a mi padre nunca le fue bien en la vida, pero él siempre quiso hacer algo diferente con su vida, él quiso ayudar   al otro él era muy compasivo, pero por cosas de la vida terminó como un peón, del narco que mató, según me hacen las historias este hombre mataba por ver de qué color era la sangre de las personas, algo que mi padre nunca toleró.
Y fue un día que este señor fue a la casa de un supuesto rival de negocios y mató a toda su familia de formas grotescas, casi a toda su familia, había una pequeña bebé en una cuna, la cual estaba en una cuna este le dio una cámara a mi papá y en vez de matarla al instante de un disparo iba a apuñalarla hasta morir, imagínese matar a una niña de seis meses de edad con un cuchillo, mi padre no aguanto ver eso y le disparo a su jefe antes de que lo hiciera.
Después de eso mi padre tuvo que huir lejos, y fue cuando vio una oportunidad de ir a Venezuela en barco no lo pensó dos veces.
Allá conoció a mi madre su nombre era Ana Cristina Accos, ella y mi padre me concibieron y vivían, como pobres campesinos en el norte de Venezuela.
Hasta que la desgracia nos siguió desde República Dominicana hasta Venezuela. Al parecer de alguna manera las personas que operaban en el cartel al cual pertenecía mi padre, y lo interceptaron un 25 de octubre de 1999.
Recuerdo que alguien con una voz muy grave gritó ‘’Estas ahí Adrián hemos venido a visitarte; perdónanos por tantos años de demora’’.
  Mi padre tomo un hacha que tenía y rompió parte de la pared a la pared de madera de nuestra pequeña habitación, me tomo a mí y a mi madre y nos dijo ‘’No importa lo que oigan, no importa si me escuchan gritar o escuchan disparos corran y no miren hacia atrás’’.
Mi mamá me tomó entre brazos y empezó a correr por aquella área rural que llamamos vecindario, escuchamos disparos y mi mamá empezaba a llorar y de repente escuchamos alguien que grito ‘’Ni siquiera ustedes se irán impunes y alguien empezó a dispararnos, todos los disparos lo fallaban y cada uno era más preciso que otro, hasta que le dispararon a mi madre en la espalda, estábamos cerca de un arroyo que quedaba en una bajada rocosa y cuando vi a mi madre en el piso desangrándose, mi pequeño cuerpo se paralizo, mi mamá me decía ‘’ ¡Hijo vete!, ¡corre! ’’, pero yo solo la miraba y lloraba hasta que me dijo ‘’talvez te maten estos hombres que ni siquiera sé quiénes son, pero no lo harán frente a mis ojos’’.
Mi mamá me empujo por la bajada rocosa, caí golpeándome con todas las rocas que estaban allí, cuando caí a aquel pequeño arrollo tenia todos los huesos rotos, y lo único que pude ver y que recuerdo de aquella madrugada fue a unos de nuestros vecinos que bajaba siempre de madrugada al arroyo a buscar agua, el me cargó y me sacó de aquel lugar.

Bergs LiberatoreWhere stories live. Discover now