Mi Madre Johanna

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― En Liberatore Corp nos dieron un nivel de estudio muy superior a cualquier otro sistema educativo, solo en cuatro años me enseñaron lo que debería de aprender un joven en 14 años en la escuela solo que, a un nivel mucho más elevado, teníamos que ir que ir a la escuela 12 horas diarias después de eso debía ir a la practicas de artes marciales las cuales duraban cuatro horas solamente y cuando llegaba a la casa debía limpiar la casa en donde vivía, así Johana me lo requería.
Todas las mañanas Johana nos hacía orar para después decir estas palabras: ‘’Decisión, talento perseverancia, empeño, interés, constancia tenacidad y paciencia’’, debíamos decir esas palabras en ese orden todas las mañanas, Johana decía que esa era la clave para alcanzar todo en la vida.
Pero pasaron cosas que empezaron a desalentarme. Carolina, ella fue una de las niñas con la que vine de Venezuela, me llevaba bastante bien con ella incluso era con la que más me relacionaba después de Miquito. En Liberatore Corp son bastante exigentes con la formación de los niños, de manera que si los chicos sacaban una nota menor de 9.8, eran destituidos de la institución. Siempre los chicos que vivían conmigo fuimos excelentes pues Johana siempre fue muy estricta con nosotros, pero al parecer no fue suficiente para Carolina quien en una asignatura de logística sacó una puntuación de 9.4.
Cuando se dieron cuenta de esto mandaron a buscar a Carolina desde la central de Liberatore Corp. Recuerdo que Johana nos mandó a poner de pie y rectos en la sala, cuando abrieron la puerta unos agentes de la central y se la llevaron. Recuerdo que nos dio una mirada de tristeza mientras aquellos agentes se la llevaban. Miré a Johana y le pregunté qué a donde la llevaban y ella me miró y me dijo: ‘’Al mejor lugar donde nunca estuvo’’.
Esa noche se me rompió el corazón, me encerré en mi habitación y estuve llorando, y en eso Johana abrió la puerta y me encontró en llanto y me dijo: ‘’aquí las cosas son de esa manera nada es un cuento de hadas y rosas; debemos ser fuertes’’, yo a ella le dije: ‘’perdón, pero ella era como mi hermana la conozco desde que nos sacaron de aquel infierno en Venezuela, si de verdad está en el mejor lugar donde nunca estuvo quisiera estar con ella’’.
Johana me dijo que me levante recto y me miró, fijamente durante 5 segundos, después me abofeteó tan fuerte que sentí como si mi oído iba a retumbar, y me dijo: ‘’Ese lugar no es para ti ahora, trata de dar lo mejor de ti, te aseguro que si algún día tú y ella se vuelven a ver ella estará bien orgullosa de lo que hiciste, recuerda si llegas hasta el final aquí en Liberatore Corp tendrás el mejor trabajo del mundo, nada te hará falta y le harás un bien a todo el mundo, -¿quieres rendirte aquí?, si llegas al final podrás ayudar a muchos jóvenes a tener lo que a tu corta edad no tuviste, talvez evites que maleantes como los que mataron a tus padres existan’’.
Esas palabras de Johana me dieron fuerza para seguir hacia adelante, de verdad amaba a esa mujer ella era muy comprensiva y muy dulce y cariñosa, pero cuando el tiempo lo requería era fuerte como la roca más dura, la verdad cada día en Liberatore Corp era un reto sobre humano, pero, ese apoyo que ella me daba de verdad que era muy reconfortante.
Una vez nos dieron un día libre en Liberatore Corp, y siempre acostumbrábamos a ir de caza al área rural del campus, y yo estaba junto con Johana ella estaba tratando de cazar a un venado que allí había y fue así, mientras que Miquito y los otros chicos estaban recolectando frutas. Miquito estaba subido en el Árbol, y de un momento a otro este se calló 12 metros al suelo, cuando cayó nos fijamos de que tenía el brazo roto.
Johana rápidamente lo tomo entre sus brazos y lo llevó al auto, pero antes de empezar a conducir le colocó el hueso a Miquito en su lugar, esta fue rápidamente al uno de los hospitales del campus y allí fue tratado, cuando llegamos a la casa esta cuidó de el con tanto cariño que en ese momento de verdad quería estar en su lugar, aunque eso conllevaría dolor.
Esta siempre fue atenta, cuidadosa y fuerte siempre que debía serlo, siempre se preocupó por que nunca nos falte nada, también nos educó para que siempre fuésemos los mejores de todos los niños que estaban en Liberatore Corp.
La verdad creo que si no fuese por ella yo y los otros chicos hubiésemos sido eliminado de allí.
La verdad mis días allí llegaban a ser bastante estresantes, imagínese un niño de ocho años que debía lidiar con materias y disciplinas que muy difícilmente ni el más estricto régimen militar les pida a sus soldados.
Pero por mas estrés tenia manos amigas que siempre estuvieron conmigo allí y me ayudaron la primera era la de mi Dios que nunca me ha abandonado y la segunda era la de mi madre y amiga Johana.

Bergs LiberatoreWhere stories live. Discover now