Liberatore Corp

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   ―Ya habíamos llegado a Italia justamente a Roma bastante fue mi sorpresa al ver todos esos edificios tan bonitos que de ninguna manera había visto nunca en Venezuela, yo y los niños que me acompañaban no dejábamos de hacer preguntas.
De pronto pasamos por un puente subterráneo y al parecer una compuerta se abrió en la tierra y nuestros padres adoptivos empezaron a bajar por allí. Confundido y un poco asustado le preguntábamos porqué estábamos bajando por esa calle, estos se quedaron callados y no nos respondían, simplemente seguían avanzando por aquel extraño túnel subterráneo, y de pronto vimos por aquel túnel una especie de vidrio que nos separaba del mar, podíamos ver peces y criaturas marinas, por la cual estábamos divididas por aquel vidrio transparente y de repente mi padre adoptivo nos dijo ‘’Estamos llegando a casa’’.
Y así fue como llegamos a un enorme complejo el cual al parecer estaba debajo del mar al entrar vimos que nuestros supuestos padres adoptivos se quitaron los lentes y las lámparas y un señor ensacado les dijo: ‘’Buen trabajo’’.
Estábamos confundidos no sabíamos lo que pasaba allí, una señora nos dirigió a unas sillas en donde al parecer habría un evento, aquel lugar era inmenso y había muchos niños sentados, era un gran lugar y las sillas daban una enorme vuelta a un escenario que se encontraba en el centro, aquel lugar era tan grande y tenía a tantos niños que si miraba a lo lejos había niños que se veían del tamaño de una hormiga.
Yo estaba confundido y solo me miraba con mi amigo Miquito y con los otros tres niños, sin tener idea de que pasaba, y así fue que se pararon siete personas en el escenarios y las siete hablaban idiomas diferentes, el que hablaba español dijo:
‘’Bienvenidos niños felicitaciones, sabemos que sus vidas de seguro han estado llenas de dolor, pero miren al cielo y festejen Dios le ha dado una nueva oportunidad de hacer algo maravillosos con sus vidas, miren a su alrededor, hay 26 mil niños, de culturas diferentes de lenguas diferentes, pero con dos cosas en común, la primera es que de seguro la vida no los ha tratado con tanto amor, y la segunda es que han recibido la oportunidad de hacer algo maravilloso por ustedes y por los demás, bienvenidos a Liiberatore Corp, aquí les educaremos y entrenaremos para liberar a las almas que más daño le hacen a la humanidad, pero de los 26 seis mil niños que hay aquí solo 3 lograrán ser liberadores, buena suerte a todos espero que logren este objetivo’’.
Después de esto nos llevaron a diferentes casas en aquella ciudad debajo del mar la cual era enorme. Al escuchar esto tuve muchas dudas ni siquiera sabía que pensar, pero al menos ya no estaría en aquel infierno de orfanato.
A mí y a los cinco niños que conmigo estaban nos llevaron a una casa en la cual había una señora la cual con una sonrisa nos recibió y nos dijo:
‘’Bienvenidos los esperé tanto, primero quiero darles las reglas cada uno de ustedes tiene su cuarto aparte, comerán cuatro veces al día, tienen un horario semanal de todo lo que deban hacer, no tolero las travesuras el de ustedes que haga una travesura recibirá un castigo ejemplar en nombre de la disciplina, en Liberatore Corp deben asistir a su escuela, de lunes a viernes deben hacer ejercicio todos los sábados y deben asistir a la iglesia los domingos’’.
Dentro de mí al escuchar esto tuve una tranquilidad al pensar que todo sería muy tranquilo.
― Háblame de aquella ciudad debajo del mar en la que hablas. Dice el doctor Ovadalla.
Esa ciudad es el campus de Liberatore Corp, está dividida por idiomas los niños que hablen ciertos idiomas no pueden ligarse con los otros hasta cierto punto, pero cada parte de ese gran campus es más o menos una ciudad, hay escuelas, hospitales, Iglesias e incluso hay áreas rurales en esas ciudades para enseñar caza a los niños. 
Hay vecindarios de casas las cuales cuentan con seis habitaciones en las cuales se distribuyen a los niños con un respectivo adulto el cual es el encargado de cuidar de ellos hasta cierto punto.
Cuando alguien se encuentra en el campus prácticamente se desconecta del mundo exterior, ni siquiera podemos saber si es día o de noche por que el cielo, es el mismo vidrio que nos divide del mar.
El adulto que nos cuida es el responsable de llevar a los niños a la escuela, llevarlos a la iglesia e incluso al hospital cuando nos enfermemos, es prácticamente nuestro padre, en mi caso aquella mujer fue mi madre, y hasta ahora es la mujer a la que más he amado.
Su nombre Johana, esa fue mi madre y la madre de los niños que vinieron conmigo de Venezuela, ella fue quien nos enseñó a ser educados, respetuosos aplicados y devotos.
― ¿Y qué le paso a ella? Preguntó el doctor Ovadalla.
― Tranquilo doctor, más adelante le explicaré, este solo es el principio de mi historia.   

Bergs LiberatoreWhere stories live. Discover now