Capítulo 9

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Con una punzada en el pecho despierto completamente desorientada.

—Luz.

Todo está en su lugar, no hay paredes garabateadas ni papeles, mucho menos aquella silueta que vi... Es como si todo se hubiese desvanecido en la nada... Al levantarme soy consciente de que aún no ha sonado la alarma que indica el inicio del segundo período, nunca había despertado antes... Sigo mi rutina para encontrarme con el frasco de pastillas vacío... ¿Cuándo fue que...? Las cosas se están volviendo más confusas que antes, por lo que decido sentarme para aclarar este desorden, pero en el acto una idea viene a mí cabeza, ¿no será que ya sonó la alarma y yo no la escuché?

En unos segundos ya estaba fuera sumida en la total oscuridad, miré el suelo y como las piedras luz se mecían conmigo. Estaba equivocada. Me volteé y apoyé mi mano en la puerta, donde las piedras luz también iluminaban, denotando el 39B... ¿Qué me pasa?

[Él está aquí.]

Un escalofrío recorre mi espina dorsal justo en el segundo que alguien me abraza por la espalda, quiero moverme pero mi cuerpo está paralizado, es más, siento mi sangre tan helada que comienzo a tiritar.

—Ha-Hatice...

Su voz resuena en mis oídos. Es como si estuviese grabada en mi mente desde siempre, pero... No sé, algo abrumador me invade.

—¿Quién eres? —pronuncio en un susurro apenas audible.

El ambiente se rompe y aquellos brazos que me sostenían caen alejándose. El silencio se alarga durante segundos que parecen eternos convirtiéndose en la única respuesta que recibo, y no me parece suficiente. Doy medio giro y... No hay nada. Algo me dice que estar fuera ya no es seguro, así que de forma veloz me acerco a la receptora y entro en mi habitación, un mareo me ataca por lo que uso a la puerta como apoyo y en un instante suena la alarma reactivando todos mis sentidos a la vez que me alejo porque siento la superficie vibrar. El segundo conjunto ha iniciado. Al fin.

...

No sé en qué momento llegamos a ser tantos, contando a todos los niños que estábamos en la biblioteca éramos treinta aproximado, además de que ningún rostro me parecía conocido. En breve sentí una absoluta repulsión en cuanto un hombre canoso entró, y todos sin excepción nos sentamos, era como si mi cuerpo respondiese mecánicamente ante estímulos de mi entorno. El sujeto se quedó parado al frente de brazos cruzados con la vista clavada en algún punto a mis espaldas, nadie siquiera se atrevía a voltear la cabeza, la curiosidad me pellizcaba pero algo más fuerte me hacía mantenerme quieta.

...

Los gritos de aquel niño trajeron a mi mente todas la voces de quienes fueron señalados para El Castigo, mis oídos eran rasgados sin compasión y no se nos estaba permitido taparlos, cada vez debíamos ser espectadores de tal orquesta estridente o... Actor principal de la obra.

—Alto...

El eco de esa palabra delata la procedencia de mi propia boca, una gran opresión se esparce por mi pecho a la vez que una lágrima cae por mi mejilla izquierda, miro hacía el lado y unos ojos ámbar contienen mi desesperación. El ruido que demanda ir a la zona de comida se hace presente, todos se levantan pero mi cuerpo no responde, y mi mente tampoco... Alguien tira de mí incorporándome a la multitud y acomoda su mano sobre la mía, vuelvo a mirar sus ojos ámbar y juntos salimos de la biblioteca.

[Es él. Mustafá.]

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¡Ya nos acercamos a los primeros diez capítulos, qué emoción!

Den sus opiniones, eh, quiero saber... ;v

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