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—Sólo eres mi amigo, lo siento, no puedo aceptar tus sentimientos— hice una bola con la carta entre mis dedos. La escena que se reproducía frente a mí me hacía querer darle un puñetazo a Wang, uno de mis compañeros de equipo. 

—Es-esta bien— la expresión abatida de Xiaojun mientras se quedaba ahí parado en medio de la cancha de fútbol, sería algo con lo que nunca hubiera deseado lidiar. Odio verlo llorar, más por un imbécil que no lo merece. 

Me trague un gruñido y contuve mis ganas de correr tras mi compañero, darle una paliza y ordenarle que pidiera una disculpa al delgado chico que justo en ese momento había comenzado a sollozar. 

Le ví temblar, abrazándose a sí mismo mientras la lluvia caía, golpeándolo con pesadas gotas. El corazón se me estrujo en el pecho, verlo sufrir me hería más que cualquier arma. Porque él es mi única debilidad. 

Inspire profundamente, considerando la posibilidad de ir hasta él y abrazarlo, consolarlo como cualquiera haría o simplemente darme la vuelta, hacer como si nada e irme. Tan difícil tomar una decisión. 

Dí un paso hacía atrás, dispuesto a irme pero no lo hice, después de retroceder fui adelante, caminando pesadamente hasta donde él aún se encontraba estático. Deslice la chaqueta que traía puesta por mis hombros, la cogí fuertemente en mis manos antes de pasar por su lado y colocarla sobre su cabeza, yendome de largo tras dejársela. 

Quería que Xiaojun me mirara, únicamente a mí con esos tormentosos ojos que no hacen más que volverme sublime, sin embargo, no era el momento para ir hasta él. 

Comencé a trotar tan sólo un par de pasos más allá del medio campo, alejándome antes de caer ante las impertinentes ganas de volver y ocultarlo contra mi pecho. Acelere el paso al estar cerca de las gradas, levantando lodo y manchando aún más mi uniforme blanco. Llegue hasta las duchas antes de resbalar, casi cayendo, pero logré sostenerme de la pared y disminuir mi andar, respirando pesadamente. 

Grité con todas mis fuerzas, permitiendo a mis pulmones sacar el aire que había estado reteniendo. Golpe y patee todo a mi paso, molesto con nadie en particular, a excepción de mi suerte en el amor. 

Caí de rodillas, riendo ante lo patético que debía lucir todo lleno de lodo, empapado, tirando cosas como un crío cuando hace berrinche por no obtener lo que desea. “Sé un hombre” perforó la voz de mi padre en mi conciencia, y casi por instinto voltee la cara con los ojos cerrados, sintiendo el golpe de su pesada mano al chocar con mi mejilla. 

“Soy patético ¿así pretendo gustarle a ese chico?” 

—¿Hasta cuándo vas a confesarte?— escuche la voz monótona y cansada de Renjun, quizás me había estado esperando desde que el entrenamiento termino. 

—No estoy de humor para tu mierda— gruñí incorporandome hasta estar de pie, yendo hasta mi casilla para tomar mis cosas. Renjun suspiro, y casi podría estar seguro de que rodo los ojos. 

—Sólo estás postergando esto, dejando que patanes pisoteen sus sentimientos y dejando que lloré. ¿Eso te hace feliz?— golpee mi caseta, no quería escuchar a Renjun con sus sermones. 

—Él no reconoce mi presencia, soy invisible en su radar— replique tomando mi maleta, colgandomela al hombro y dando la vuelta, le vi cara a cara. Renjun sonrió. 

—Entonces comienza a tratarlo diferente, haz que te note. ¡Eres Wong Kun Hang, por dios! El chico más popular de este colegio, el capitán del equipo de soccer y el más inteligente. —una sonrisa tiró de las comisuras de mis labios, quería sonreír ante sus ocurrencias. Debe ser porque es mi mejor amigo que me ve de esa manera. —Además, el tipo ideal de muchas personas. Enséñale porqué. 

Sonreí al fin, quizás Renjun tenga razón. Debería comenzar a tratar a Xiaojun como desearía. 

Alce mi mano y la choqué contra la de mi amigo, decidido. 

—Prepárate Xiao Dejun.  

Treat You Better || XIAODERY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora