dieciséis

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  Te adentraste hacia la portería que yacía frente a tí pero, de un momento a otro un zapato había chocado contra tu pie, provocando que tu cuerpo cayera sobre la caminata andante.

— ¡Maldicion!. — exclamaste tras golpear la caminadora con tus manos, en señal de frustración.

  No lograbas superar él nivel 5, cada vez que intentabas acercarte hacia la portería un balón o un zapato, amenazaban aquella esperanza que tenías depositada para anotar un solo gol.

— Tranquila. — escuchaste a tu lado, dirigiendo la mirada hacia aquella persona. — es frustrante pero, si quieres acabar con este nivel debes mantenerte en total calma. — te aconsejó Kazemaru, tomando tu mano para que lograras levantarte del suelo.

— Gracias Kazemaru. — este solo asintió, para dejarte sola nuevamente.

  La calma.

  Esa palabra sería la clave, para que lograr anotar aunque sea un solo marcar un solo gol. Mantuviste la calma, intentando alejar todo aquellos pensamientos negativos, los cuales te provocaban frustración. Hace poco habías apreciado como es que Kazemaru se había retirado, cabe de mencionar que él te había estado acompañado horas extra, ya que los demás se habían ido antes, así que podría decirse que eras la última.

  No podías dejar de sentirte inútil, habías estado dormida estos días, debías de utilizar todo tu potencial para la batalla. Debías de hacer un último esfuerzo para salir adelante, como tus compañeros.

  Comenzaste a caminar rápidamente hacía la portería, manteniendo él balón en tus pies. De un momento a otro un zapato estaba apuntó de entrometerse en tu camino, al instante diste media vuelta con el balón, aquel zapato había salido disparado hacia otra dirección.

   Cuando ya estabas lo suficientemente cerca de la portería, un balón estaba apuntó de estrellarse en tu rostro, por la fuerza que ejerciste, terminaste en el piso a espaldas de la camina dirá, como si hubieras hecho una barrida, evadiendo el balón.

  Cuando ya te encontrabas frente a la portería, lanzaste el balón con demasiada fuerza, anotando un gol rápidamente. En esos momentos le agradecías a Kazemaru, porque su consejo te sirvió de mucha ayuda.

  De nuevo estabas pensando en el último recurso, sabías que en estos momentos era un poco difícil, pero al mismo tiempo querías intentarlo para aumentar tu resistencia en los partidos.

  Una idea se había cruzado por tu cabeza, querías impresionar a tu equipo pero tampoco querías tener otra recaída, no mucho menos a dejarle toda la carga a Fubuki.

  Tu mirada se centraba al otro lado del campo, en donde allí se podría apreciar otra portería, tus pies se acercaron con cierta velocidad, para cuando llegaste a más de la mitad del campo, le diste la espalda a la portería, donde diste un gran salgo para después, ejercer una voltereta golpeando el balón hacia la portería.

  El balón comenzó a tornarse como pequeñas cantidades de piedras espaciales, o meteoritos, aquella técnica especial la habias creado en tu antiguo partido.

  Por ahora no habías perdido la memoria sobre cómo se realizaba, estabas lista para comenzar a utilizarla en el próximo partido.

  Te dirigiste ahora, para observar la otra portería, en donde nuevamente imitantaste los  movimientos. Querías que aquel fuego tan abrazador en tu interior, no se fuera, aquel fuego que provocaba que tú no te rindieras tan fácilmente, esos ánimos que te levantaban para seguir adelante.

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  Comenzaste a jadear, debido al cansancio excesivo de tu cuerpo. Una capa de sudor se había impregnado en tu frente, pequeños hilos de agua cayeron al suelo desde tu cuerpo. Te encontrabas cansada, debido a que habías realizado una y otra vez, aquella técnica especial, suponías que por lo menos ya la habías perfeccionado.

  Caíste al suelo con suspirando. Era demasiado tarde y descaradamente lo reconocías. Literalmente no tenías la culpa de dormir casi tres días, como tampoco tenias la culpa de que los alienígenas no les dieran mas tiempo. Era estresante entrenar sin descanso, justo como si se tratará de la semana perdida del que te perdiste.

  Cerrando un poco los ojos, te habías percatado de que nadie más se encontraba contigo en él lugar de entrenamientos. Así que cuando estabas apuntó de dirigirte hacia la salida una respiración entrecortada había llamado tu atención.

  Con pena, habías dirigido tu cabeza hacia aquel chico que provocó aquel sonido, encontrándote con un joven de hebreas albinas, Fubuki Shirou. Este se encontraba descansando, mientras que su mirada estaba en la portería de la máquina de entrenamiento. Había algo que te preocupaba, ya que a decir verdad no podrías dejar que él siguiera excediendóse.

— Fubuki. — lo llamaste, cosa que al parecer lo tomó desprevenido. — deberías descansar.

  Este rápidamente giro su mirada en tú dirección, algo que te impresionó fue el hecho de que podrías encontrar una pizca de diversión en sus ojos. Este se acercó a paso lento con una sonrisa.

— (T/N).. — pronunció tu nombre, con ciertas pausas.

— ¿Que sucede?. — cuestionste con cierta confusión.

  Este estuvo a escasos metros de ti, por algún motivo no querías retroceder. Por algún motivo, sentias su respiración agotada golpeadote la cara. Pensabas que su actitud se debía a el cansancio excesivo.

— ¿Porque no te has ido de mi mente?. — después de que pronunciará aquellas palabras este se había desmayado, su cuerpo se abalanzó hacia ti.

  Aquello simplemente te había confundido, al instante tomaste tu cuerpo intentando que el albino despertará, lo cual no funciono.

— ¿Fubuki?. — cuestionaste con las mejillas sonrojadas, la situación se volvía cada vez más confusa.

PERFECT ━━ fubuki shirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora