treinta

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Habían pasado dos días desde la última vez que habías visto a tu abuela, estabas un poco más animada desde ese día, ya que finalmente descubriste que las teorías de Lika eran ciertas. Además, la pequeña libreta que te había obsequiado Nozomi te habia ayudado más de lo que te imaginabas, tu abuelo en aquellas hojas explicaba la evolución de el último recurso, todo tan extenso y resumido a la vez.

Aunque solo faltaba una cosa, debías de comprobar algo que quizás te ayudaría mucho con la técnica que estabas intentando hacer.

En estos días Kido había decidido que Endo, él y tu debían hacer una técnica llamada la zona mortal, así que desde ese día los tres habían entrenado arduamente para conseguir la técnica, solo que no en Raimon sino que en el instituto Imperial. Cuando finalmente lo habían conseguido había llegado un nuevo equipo, se trataba de Caos, conformado por Prominencia y Polvo de Diamante.

Desde ese día no habias vuelto a interactuar con Fubuki, el solo se mantenía alejado del equipo y tu te encontrabas entrenando con Kido y Endo, así que por ello no lograste intentar hablar acerca de lo que estabas sintiendo. Aunque en ocasiones existía el contacto visual y sonrisas cálidas entre ambos.

- Muy bien, el entrenamiento termina. - exclamó Kido llamando la atención de los presentes, quienes finalmente se detuvieron agitados debido al cansancio.

- Fue un buen entrenamiento. - murmuró mientras observo a Endo, quien asintió con una gran sonrisa.

- Es verdad, la técnica ya está lista. - anunció el de cabellos castaños de manera alegre.

Como algunos jugadores tenían permitido regresar a sus viviendas decidiste que nuevamente querías volver a ver a tu abuela, tendrías que hacerlo ya que debías de contarle lo que había sucedido en tan solo varios días. Cuando finalmente le habías pedido el permiso a la entrenadora, la cual accedió, comenzaste a caminar por un camino distinto al que siempre utilizabas.

Algo pasó desapercibido para ti, se trataba de Fubuki. Él se encontraba observando como es que pequeños jugaban entre ellos al fútbol, justamente en el pequeño campo de futbol cercano a tu hogar, al poco tiempo recordaste como es que él había abandonado el campo de fútbol a mitad del entrenamiento. Por simple instinto tomaste el brazalete que te había obsequiado, no eras nada buena aconsejando, ni mucho menos animando a las personas, pero el albino provocaba que quieras dar tu mejor esfuerzo haciéndolo.

Bajaste de manera lenta de la pequeña colina, para acercarte hacia aquel campo de fútbol. Los pequeños se encontraban felices por estar jugando ese deporte hasta que uno de ellos lanzó el balón hasta tu dirección, por lo que lo tomaste con ambas manos y una sonrisa. Uno de esos pequeños se había dirigido hacia ti.

- Muchas gracias. - pronuncio con una sonrisa, mientras tomaba el balón que yacía entre tus manos.

- No te preocupes. - le diste una media sonrisa, la cual devolvió para dirigirse hacia sus amigos.

- ¿(T/N)?. - pregunto una voz familiar, llamando tu atención.

Se tratan de el mismo albino que había estado ocupando tus pensamientos durante estos días, por lo que te giraste a observarlo. Tenía un semblante calmado y serio, como si estuviera intentando reprimir sus sentimientos.

- Tenemos que hablar. - lo observaste con la seriedad que te caracterizaba.

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- Lamento que no puedas jugar en los partidos. - formulaste una vez que ambos se mantenían en una banca, observando a los pequeños tener un partido. - se que para ti toda esta situación es completamente difícil y te entiendo a la perfección. Nadie en esta vida quiere estar solo, porque así, es más difícil salir adelante. Lo comprendo.

Observaste como es que los padres de los jóvenes se acercaban a ellos para llevarlos a sus respectivos hogares, casa uno de los pequeños se despedía alegremente de sus amigos.

- Recordar a las personas que alguna vez estuvieron a tu lado. - suspiraste bajando la mirada, no sabías que decir exactamente. - se que pediste a tus padres y a tu hermano Atsuya, a muy corta edad.

- ¿Que quieres decir exactamente?. - pregunto Fubuki tratando de no ser tan rudo, el albino trataba de evadir esas palabras ya que aún no lograba superarlo del todo.

- No eres el único que ha perdido a tus seres queridos. - anunciaste mientras observabas sus orbes.

Fubuki se había sorprendido a por aquellas simples palabras, nunca llegó a imaginar que tu familia estaba incompleta. Tu actitud era más que seria, pero Fubuki no le había prestado demasiada atención a ello, ya que cualquier persona podría tener diferentes forma de ser. Guardabas el secreto, ya que no querías que el equipo tendría otra visión de ti, solo unos cuantos de tus compañeros lo sabían, empezando por Goenji.

- Nunca llegué a saber nada del paradero de mi madre. Desde que nací solo tenía a mi padre y abuelos. - anunciaste mientras bajabas la mirada, ya que contarlo hacia que unas pequeñas lagrimas se juntaran en tus orbes. - mi abuelo murió cuando tenía seis y mi padre cuando tenía nueve. No tengo hermanos y estoy feliz de tener a mi abuela pero, quisiera volver verlos. Se que esto no se compará con lo solo que te sientes, quizás no lo entienda mucho porque tengo a mi abuela. - sentiste como es que algo cálido había tomado tu mano, sonreiste un poco por ello. - pero lo que quiero dejar en claro el dolor de perder a un ser querido.

Tomaste la mano que se encontraba sobre la tuya en un suave apretón, mientras comenzabas a ver sus orbes azules grisáceos. No sabias su al menos tus palabras estaban dando efecto en él, aunque solo hacías un gran esfuerzos por intentarlo.

- No estás solo. - aclaraste observándolo con seguridad. - el equipo está contigo y yo también lo estoy. - levantaste tus manos tomando suavemente la mano del albino, quien se encontraba observando como es que tomabas su mano con mucho afecto.

Tus mejillas se habían teñido de color carmesí, el nerviosismo aumentaba cada vez más en tu sistema. Sabias que no podrías seguir observándo sus orbes por mucho tiempo, porque sentirías nuevamente una sensación cálida se adueñaría en tu pecho.

Tu mirada se había desviado hacia el cielo, el cual se encontraba siendo adornado por pequeñas estrellas. La última vez que lo habias visto tenía unos colores anaranjados, así que posiblemente llegarías tarde a tu hogar y no podías darte ese lujo, debido a que tu abuela dormía temprano y no tenías la llave de la puerta.

- Eso es todo lo que tenía que decir. - agregaste después de alejar tus manos de la suya. - espero que lo entiendas, la verdad solo quería ayudarte un poco. - le diste una media sonrisa. - me tengo que ir.

Por un simple impulso habías tomado sus mejillas dispuesta a darle un beso en la mejilla, lo cual a los pocos segundos lo había tomado por sorpresa. Tus mejillas aún se encontraban sonrojadas y sentías una gran valentía en ese momento. Solo que la siguiente acción de su parte, no la habias esperado.

Fubuki había tomado tu brazo, impidiendo tu caminata para así tomar rápidamente tus hombros y presionó sus labios contra los tuyos. Tus ojos se habían sorprendido mientras que Fubuki comenzaba a mover sus labios de una manera inocente y primeriza, no negabas que esta sensación te agradaba mucho. Aunque no tenías mucha experiencia, ya que era tu primer beso.

Al final ambos se había alejado con un destello carmesí en sus mejillas.

- Y-yo ya me voy. - te despiste mientras te diste media vuelta, dieigiendote hacia las escaleras por las que habias llegado.

- A-adiós. - escuchaste la voz del albino, provocando aún más que tus mejillas se sonrojaran.

Nota de la autora:
Pasaron treinta capítulos para
un beso jajja
Lo siento pero,
no me gusta que una pareja
se enamoré de un día a otro,
por eso lo alargue.

PERFECT ━━ fubuki shirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora