s y n o p s i s

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    JungKook había dejado de llorar la pérdida hace bastante, pero el dolor seguía allí, latente. Recordándole que ella ya no estaba, que jamás volvería a oler su dulce aroma o sentir la calidez de sus caricias y la inconfundible suavidad de su tersa piel.

    A veces, cuando cerraba los ojos, podía verla, su delgada figura y su preciosa sonrisa, siempre energética. No obstante, solo era eso, una ilusión, un recuerdo alojado en su mente de aquello que fue.

    Sabía que comenzaría a olvidar pequeñas características de Lalisa con el pasar del tiempo. Poco a poco ya no recordaría como era su rostro con exactitud o lo dichoso que se sintió de tenerla a su lado, de poder tomar su mano y sostenerla cuando las cosas se hacían difíciles.

    Su Omega, su preciosa Omega a la que había marcado y con la que planeo toda una vida, una vida que a ella le fue injustamente arrebatada.

    Muchos pensaban que él iba a marchitarse, como aquel último racimo de flores que fue capaz de regalarle a Lisa en vida.

    Sería lento, primero dejaría de comer, luego ya no saldría de casa ni se levantaría de la cama, caería en una profunda depresión y finalmente encontraría su muerte en la soledad de su habitación.

     A estás alturas, después de un duro mes intentando lidiar con la pérdida, sentía que ya se estaba dando por vencido. No encontraba razón para seguir con vida, ni la luz al final del túnel.

    Tal vez esa había sido razón suficiente para que TaeHyung tomará cartas en el asunto y lo sacará a rastras de la casa, como todo buen hermano haría. Alegando que no podía seguir así y que era doloroso hasta para él verlo ser tan miserable.

—Vas a caminar y tomar aire fresco —sonó más como una orden que un pedido por parte de su Hyung —Tan solo...deja de pensar en ella.

    Como si fuera tan sencillo, quiso responder, pero las palabras no habían querido ser formuladas y simplemente calló, acatando la orden que en otras circunstancias hubiera ignorado.

     El Beta le cerró la puerta en la cara luego de sonreírle, una sonrisa de lástima más que otra cosa.

    JungKook intentó enfocarse en el presente, en lo tranquila que era la noche. Apenas circulaban vehículos por las calles a esas altas horas de la noche, siendo el silencio el que reinaba.

    No pensó cual sería su destino, solo dejó que sus pasos lo guiarán a donde fuera, donde fuera lejos del encierro en que se había convertido su hogar.

     Durante el camino a cualquier parte, recordó aquella primera vez que fue capaz de sentir las emociones de su Omega a través del vínculo, lo feliz que se sintió en ese instante. El recuerdo de aquello solo fue terriblemente doloroso, un dolor que no podía ser comparado ni siquiera con mil heridas sangrantes en el corazón.

     Su vínculo estaba roto, él era un Alfa roto ahora.

    Apenas dándose cuenta de en donde se encontraba, tomó asiento para aliviar el pesar en sus piernas, producto del largo tiempo de su caminata sin tregua.

    Su mirada era desinteresada, sin embargo, las emociones negativas y la tristeza lo estaban consumiendo por dentro.

    En algún momento, alcanzó a percibir un olor singular a lo lejos, un olor que fue intensificandose a medida que su dueño se acercaba.

    Era un hombre, un hombre joven vistiendo un elegante traje negro que se ajustaba a su cuerpo tan bien, la corbata colgando de su mano y su mirada cansada clavada en la suya.

      Ojos avellana y una sonrisa amable que causó un saltó a su jodido corazón.

     Quizás solo era su sentido del olfato fallandole, pero no era capaz de distinguir de que se trataba aquel agradable aroma que él desprendía. Solo sabía que el pesar en su pecho parecía disminuir extrañamente, como si aquel fuese un bálsamo para su dolor.

—¿Puedo sentarme? —la dulce voz lo cautivo por un instante y no tardó en asentir ante su pregunta.

    El Alfa tomó asiento a su lado, en el césped, sin darle la importancia que merecía su elegante vestimenta.

    Ninguno musitó palabra alguna después de ello. JungKook solo podía verlo a él, a ese precioso Alfa de ojos avellana, cabellos negros y labios rechonchos.

—La vida es tan jodida... —murmuro de repente, rompiendo el silencio extrañamente cómodo que se había formado entre ellos.

—Lo sé —fue su corta respuesta y el silencio regresó.

    Contrario a lo que pudiera sucederle con cualquier otro, lo sentía familiar, hasta enloquecedor, una sensación que no había sentido nunca con nadie más, jamás de los jamases.

    Su Lobo estaba inquieto y eso era sorprendente también, desde su difunta Omega, nadie había sido capaz de enloquecer de esa forma a su Lobo.

     Pero no, JungKook no iba a confundir eso con nada más que un sentido de mera familiaridad, atribuyéndole todo a su condición como Alfa.

—¿Sabés? sé que sonará tonto, ni siquiera creo que te importe la vida de un extraño... —él rió, de forma melodiosa y tan preciosa como parecía ser todo en el hombre. —Mí Omega me engañó, la Omega con la que pensaba casarme. ¿Puedes creerlo? porque yo no lo asimilo todavía.

—Perdí a mí Omega —ni siquiera sabía porque le estaba diciendo con tanta facilidad aquel tema delicado a alguien que no conocía de absolutamente nada.

    Quizás porque él era demasiado bonito o tal vez porque le compartió un tema delicado también, no sabría darle una razón coherente a sus acciones tan imprudentes.

—No sé si las palabras de un extraño puedan servir de algo para tu atormentado corazón —su tono de voz fue más suave esta vez, él estaba siendo comprensivo, hasta cauteloso —Olvidar no es sinónimo de dejar de amar. Si para continuar con vida necesitas olvidar todo de ella, entonces deberías hacerlo. Déjala ir.

     Asintió, pero no dijo nada al respecto. Solo se mantuvo, hombro con hombro junto al Alfa.

     Su Lobo rasguño dentro de su pecho con desesperación, una desesperación que no lograba comprender tampoco. Sentimientos completamente fuera de lugar.

—¿Cómo te llamas? —tampoco sabía porque le estaba preguntando, porque sentía la necesidad de estar cerca de alguien que no conocía.

—JiMin, Park JiMin.

      El pensamiento que tuvo su Lobo sobre el Alfa lo espantó, pero prefiero ignorar eso y todo lo que su Lobo quisiera comunicarle con tanto ahínco.

"Alfa, mío"

—Jeon JungKook.

     El Alfa, JiMin, le sonrió, una nueva sonrisa peculiar como todo él. Con ojos desapareciendo y dando paso a aquellas perlas que tenía por dientes.

—Es un gusto conocerte, JungKook.

     Bajó la luz de la luna llena, JiMin y JungKook, dos Alfas, habían hecho click.

    Pero no sabrían el transfondo de ello hasta mucho tiempo después.

     Lo que significaría en una salvación para la marca rota que portaba JungKook y la confianza destruida de JiMin.


































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Vengo con una nueva historia Omegaverse AlfaxAlfa, solo que esta vez será JiKookmin (paramásplacer) y tratará sobre una marca rota pero desde el punto de vista de un Alfa. 👀

Realmente no sé si esto tendrá lemon, supongo que decidiré eso luego.

Esperó que les guste esta cosa, me enforzare en ser constante con ella. 💕

Nos leemos dulzuras. ❤

AmargoCoffe.

Cafuné | JiKookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora