Creía que se volvería un lío de nervios y acciones torpes por las ansias que lo consumían respecto a declararse esa misma noche. Sin embargo, no pudo desperdiciar un solo segundo de su concentración en otra cosa que no fuera su dongsaeng.JungKook se presentó puntual, dejándolo embelesado con su imagen. Y, honestamente, nadie podía culparlo por ello, el cabello rojo cereza se hacía imposible de ignorar junto a aquella sonrisita bonita y ese conjunto de ropa poco convencional en el Alfa; los jeans azules y la simple camiseta blanca que acentuaban todas las partes correctas de esa esculpida anatomía.
No comprendía como un simple corte de cabello, un cambio de imagen, logró tanto en el chico que le gustaba en unos cuantos días. ¡Pero por supuesto que no era solo eso! en este hombre no existía un misero rastro del frágil cachorro que se había esforzado en cuidar durante meses, el que temió perder en algún punto y por quién desarrolló sentimientos equívocos que hoy por hoy sentía tan habituales como el aire que respira.
Se veía renovado y la sonrisa no parecía tener planes de abandonar su rostro de ángel. Relucía como una piedra preciosa mientras le relataba con lujo de detalles todo lo que estuvo haciendo esa ajetreada semana.
Acabaron sentados en el piso de su sala con algunas cuantas cajas de pizza depositadas sobre la mesita de centro, cenando en un cómodo silencio que solo era interrumpido en ocasiones por cualquier tontería que se les ocurría decir y era acompañado por escandalosas risas al unísono.
El ameno momento compartido de repente se le hacía demasiado especial. Adquiriendo un nuevo significado al ser consciente de lo mucho que lo llenaba de dicha observar a JungKook ser él y no una simple sombra ausente de lo que pudo haber sido en el pasado.
Ojalá pudiera saber la razón que lo motivó a realizar este brusco giro en su vida, pero por el momento, se conformaba con admirarlo lleno de vitalidad.
Quizás solo eran absurdos pensamientos de un enamorado. ¿A estas alturas importaba que aceptara un hecho evidente? no pudo engañar a su corazón que irremediablemente latía frenético por otro Alfa, mucho menos fue capaz de engañar al lobo que se removía inquieto en su interior a la espera de que sus sinceros sentimientos por fin salieran a la luz.
—Hyung.
La cálida mano del menor acarició su muslo, llevándolo a soltar la rebanada de pizza que tenía toda la intención de devorar, por la sorpresa de su inesperada caricia.
Quiso refunfuñar por su comida perdida, pero las palabras murieron en su boca cuando su mirada se encontró con la de JungKook a medio camino. Cualquier cosa quedó en un segundo plano al captar el atisbo de una tristeza profunda en sus brillantes orbes de cachorro.
—Kook, ¿qué ocurre? —se apresuró en acercarse a él, preocupado.
—Se hace tarde y tengo que irme, todavía me queda organizar las maletas.
Su expresión debió tratarse de todo un poema. No recordaba que JungKook hubiera mencionado un viaje.
—¿Vas a ir a algún lado?
—Es por una propuesta de trabajo en Japón ¿sabes? pienso que será lo mejor. Ya lo he conversado con Tae y ambos llegamos a la conclusión de que necesito alejarme por un tiempo para darle un cierre definitivo a esta etapa.
Su felicidad se resquebrajo en miles de pedazos con las últimas palabras musitadas por la cálida voz del Alfa. La emoción de un futuro con JungKook viéndose truncados por una decisión que no pudo prever y su corazón siendo maltratado de forma vil por un dolor punzante que no sería comparable a nada que hubiera sentido antes.
Perder a su destinado cuando no lo había tenido jamás como tal, era desgarrador.
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Cafuné | JiKookmin
Fiksi Penggemar[ C l i c k ] JungKook es un Alfa joven que perdió a su Omega y sufre las consecuencias de ello. JiMin es un Alfa también y conoce a JungKook como una mera casualidad, aquella noche de viento fresco y luna llena. Un click instantáne...