Desde ese momento la relación de ambos se volvió gélida. El mayor le miraba de reojo cuando él no le veía, sentía un poco de repulsión. Era incómodo estar en el mismo lugar que su hermano, si el menor le miraba por casualidad se sentía cohibido, espiado.
El menor a veces era consciente de las miradas de desprecio que recibía de él. En ocasiones sentía una mirada puesta en él, cuando levantaba la vista encontraba los ojos entrecerrados por parte del mayor, no era necesario preguntar para saber lo que éste pensaba. Las conversaciones eran nulas salvo que hubiera un tercero participando en ellas.Cuando el menor cumplió diecinueve años se mudó a un pequeño piso al otro lado de la ciudad. Los dos agradecieron esa separación. Era demasiado doloroso ver que a quien más quieres te observa con una mueca de desagrado. Con el tiempo se convenció a sí mismo que no merecía sufrir por quien le odiaba y casi aprendió a olvidarle.
Inició una relación con un chico algo mayor que no le hacía lo suficientemente feliz. Inconscientemente le comparaba con lo idílico que habría sido con Taka, por lo que a los pocos meses le dejó.En ese año los encuentros entre ellos eran por obligación, por reuniones familiares que no podían eludir. Fingían cordialidad el uno con el otro, pero el odio entre ellos comenzaba a crecer sin poder detenerlo.
El desprecio llegó hasta tal punto que dejaron de hablarse completamente. Ni siquiera se molestaban en fingir. Hasta que el menor cumplió veintidós años que tuvo que vender su preciado piso y volver a casa de sus padres donde su hermano vivía en el piso de arriba. Sus padres, decididos a que recuperasen su buena relación, instalaron las cosas de Hiro en el piso de arriba. Cuando él llegó estalló de ira.
- ¡Mi cuarto está abajo! ¡Esta no es mi casa, no pienso vivir con él!
- ¿Cuál es el problema entre vosotros?
- No me acepta como soy.
- ¿Qué? Pues cómo eres.En ese instante la puerta se abrió. El mayor se quedó pálido al ver a su madre acompañada de su hermano.
- ¿Qué hace él en mi casa?
- Técnicamente es el piso de arriba de mi casa. Sé que antes no lo usábamos hasta que te mudaste tú, pero ahora tu hermano no tiene casa y hay una habitación vacía. Chicos arreglar vuestras diferencias, volved a ser esos hermanos inseparables.
- No quiero que esté aquí.
- Me buscaré un hotel.
- ¡Basta! Es mi casa y mis hijos pueden estar en ella. Te ayudaré a colocar tus cosas en tu nueva habitación.
Ellos intercambiaron una mirada fría. El menor siguió a su madre, resignado. Sabía que aunque tuviera su habitación abajo no le dejaría en paz hasta que volvieran a hablarse. Haría un esfuerzo por ella.
Cuando ella bajó, cerró la puerta con llave, se colocó los auriculares con la música a todo volumen. La cama, la suya del piso de abajo, tenía sábanas nuevas de su color favorito. Un punto que su madre sabía que agradecería. Tras unas horas decidió salir a ver el piso. Su cuarto quedaba al otro lado de la cocina, la que le habían instalado a su hermano. Era enorme con muebles azul clarito y una inmensa mesa negra. El salón era algo más modesto, muy al estilo del mayor. La habitación de su hermano estaba al otro lado de éste por lo que estaban los suficientemente separados. Al final del pasillo había una puerta que daba a un balcón el cual cuando era pequeño subía allí todas las tardes de verano.
- Vamos a aclarar las normas que hay en esta casa.
Se dio la vuelta al oírle hablar.
- No voy a someterme a tu autoridad.
- Quiero que te mantengas alejado, no quiero que me mires a escondidas.
- ¡¿Pero qué te crees?! No tengo una obsesión contigo.
- No, solo estás enamorado de mí - Dijo con un tono de desprecio.
- ¿Qué?
Su voz fue un hilo imperceptible, su pulso se aceleró de inmediato, ni siquiera podía moverse.
- Sí, ya lo sé. Lo sé desde hace cuatro años.
- Ya no importa. Me ayudaste a odiarte.
Volvió a su habitación cerrando con un portazo. La rabia subía por su cuerpo como una corriente eléctrica.
- Verás que he podido olvidarte aunque de verdad siga tan enamorado de ti como siempre - Se prometió apretando los puños con fuerza.
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Just give me a reason
RomanceUn amor que nace sin ser buscado será lo que separe a los hermanos.