Durante toda la tarde le fue imposible concentrarse en su trabajo, su mente estaba con el mayor. Le mandaba mensajes y lo único que lograba era que lo dejase en leído o respuestas bastante escuetas. Conocía a su hermano y sabía que un enfado suyo podía llegar a durar una semana. A él le tocó pagar varios enfados.
De camino a casa pasó por una librería para comprar un par de libretas. Sabía que el mayor adoraba escribir canciones en ellas para darles una melodia después con su guitarra. No entendía por qué no cantaba más a menudo. Entró al piso de arriba buscándole con la mirada. La luz bajo su puerta indicaba que estaba en el interior de su habitación. Llamó e intentó pasar, pero estaba echada de la llave.
- ¿Estás ahí? - Se golpeó mentalmente, pues claro que estaba - Cenamos juntos ¿verdad? - No hubo respuesta - Yo no puedo saltar a tu balcón.
Escuchó como quitaba la llave y volvía al interior del cuarto arrastrando los pies. Empujó con delicadeza la puerta, Taka se encontraba tumbado en la cama boca arriba.
- Bienvenido a casa, Hiki.
Suspiró aliviado al oírle llamarle así, sonrió.
- Estoy en casa. Te he traído esto.
Se acercó para entregárselas. Taka miró los cuadernos y luego a Hiro. Los cogió, después le tomó de la muñeca y le tiró a su cama junto a él. En primer lugar Hiro se quedó sorprendido enseguida puso su cabeza sobre el pecho de Taka quien le abrazó rodeándole por el costado. El menor notó como el contrario metía la nariz en su pelo.
- Me encanta el olor de tu pelo - Hiro apretó sus brazos alrededor de la cintura del mayor acoplándose junto a él - Gracias por las libretas pero no era necesario que trajeras un regalo, iba a perdonarte de todas formas.
- No contestabas mis mensajes.
- Me gusta ver que te preocupas por mí.
El menor se incorporó poniendo una mano sobre el pecho del mayor para poder observarlo mejor.
- Está claro que te gusta jugar conmigo.
- Y tú conmigo.
- ¿Yo? - Se señaló a si mismo con los ojos como platos - ¿Cuándo lo he hecho?
- Buscabas ponerme celoso, reconócelo.
- Por supuesto que no. Eso la hacías tú con Meiko.
Taka sonrió recordando esos momentos.
- Imposible. Desde que te colaste en mi cabeza solo podía ignorarla.
- ¡Ja!
De un salto se sentó a horcajadas sobre el mayor inclinándose para sujetarle las muñecas a cada lado de su cuerpo, Taka sonreía divertido.
- ¿Y ahora qué? ¿Vas a jugar conmigo? - Dijo tratando de besarle, el menor le esquivó echándose hacia atrás sin soltarle.
- Tienes suerte de que tus padres estén abajo.
El mayor empezó a reír encantado con la situación.
- Por el momento puedo hacer que te quedes callado unos minutos.
Sin más posó sus labios en los del mayor tan perdido en ellos que dejó de hacer presión en sus muñecas. Taka las llevó al cuello del menor, una la enredó entre su pelo mientras la otra bajaba por la espalda. Hiro movía sus manos sobre el pecho del contrario sin atreverse a pasarlas por debajo de la camiseta, si lo hacía sabía que no podría detenerse. El mayor cortó el beso, se levantó levemente hasta el cuello del menor recorriéndolo con sus besos.
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Just give me a reason
RomanceUn amor que nace sin ser buscado será lo que separe a los hermanos.