CAPÍTULO NUEVE

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El coche paró a unas calles de distancia. Toru se inclinó hacia el asiento del copiloto acariciando la mejilla del menor.

- Gracias por esta preciosa noche.

- Hoy iba camino de ser un día horrible, pero gracias a ti ha acabado siendo maravilloso.

La sonrisa de Toru se hizo inmensa. No dejaba de acariciar la mejilla del menor.

- ¿Vas a decírselo a tu hermano?

- En este momento nuestra relación no es la mejor. Por ahora prefiero que sea algo secreto, quiero decir que sea algo de los dos.

- Por mí bien - Por un momento guardó silencio - Oye mi niño.

- ¿Umm?

- ¿El motivo del mal día tiene que ver con Taka?

- Últimamente hemos discutido bastante. Estoy harto de vivir con él.

- Puedes vivir conmigo - Bromeó.

- Mejor no me lo propongas mucho.

Las carcajadas de ambos encajaban como piezas de puzzles hechas a medida. Toru rozó su nariz con la de Hiro un par de veces haciendo que la risa de éste quedara reducida a una leve respiración que chocaba en la boca del contrario. Toru posó sus labios en los del menor en un beso delicado.

- Buenas noches - Dijo apretando su mano, obligándose a dejarle ir.

- Buenas noches - Contestó el menor girándose hacia la puerta.

- ¿Puedo verte mañana?

- Por supuesto.

Acarició el flequillo de Toru quien le miraba con un brillo en los ojos que solo el menor provocaba.

En unas semanas sería el cumpleaños número veinticuatro del menor y todos le estaban preparando una fiesta sorpresa. Se encontraban en casa de Toru. Meiko, Musume y Su se encargaban del tema de los regalos pues los chicos no sabían que regalarle.

- Taka ¿puedo hablar contigo un segundo?

- Claro.

Se levantó siguiendo a su amigo hasta la cocina donde Toru empezó a preparar algo de merienda para sus amigos.

- Es sobre el cumpleaños de Hiro - Comenzó a hablar sin mirarle - Me gustaría prepararle una cena romántica y quiero saber cuáles son sus platos preferidos.

- ¿A qué se debe esa cena?

- No se lo digas porque sé que quiere decírtelo él, pero estamos saliendo.

Taka recordó las palabras que le dijo su hermano. Había comenzado a tratar de olvidarle. Asintió, serio.

- Cualquier plato de la cocina japonesa estará bien.

- Bien, gracias.

- Otra cosa, Toru.

- Dime.

- No quiero crear conflictos entre vosotros, pero Hiro se cansa demasiado pronto de las cosas. Ten cuidado.

- Haré todo lo necesario para que nunca quiera alejarse de mí.

Se mantuvieron callados un instante hasta que Taka volvió al salón con el humor comenzando a cambiarle.

La noche de la fiesta sorpresa había llegado. Hiro estaba en casa de sus padres comiendo la tarta que su madre le preparó. Hizo varios intentos por volver a su casa, pero ella insistía en que se quedara un poco más porque últimamente no pasaban tanto tiempo juntos.

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