Aunque hacia un rato que no lograba conciliar el sueño decidió quedarse un poco más en la cama. La fina sábana tapaba su cabeza apartándole de la débil luz que se filtraba por su ventana. La noche había sido demasiado larga. Su corazón se aceleraba como un loco cuando recordaba la boca de Taka, esa boca que desde hacía tiempo era la razón de su insomnio, sus suspiros resignados. La razón de que le doliera nunca poder probarla y ahora que lo había hecho sería la razón de jamás poder olvidarla.
Unos golpes suaves en la puerta le sacaron de sus pensamientos. Quiso hacerse el dormido, pero el sonido del sutil chirrido le indicó que había abierto la puerta.
- ¿Podemos hablar?
- ¿Por qué? ¿Por qué aquí siempre se hacen las cosas cuándo tú quieres?
- Por favor, quiero explicártelo.
- Está bien, quiero esa explicación - Dijo lanzando la sábana al otro lado de la cama, sentándose para poder verle.
Taka sonrió. El pelo del menor estaba despeinado y le daba un toque tierno y atractivo.
- ¿Para ti esto es una clase de juego? No te importa que lo pase mal con tus actos. Eres un inconsciente. Primero me tratas como si fuera una vergüenza, un indeseable. Luego me pides ese estúpido beso para estar los días siguientes arrepentido. Parecías una sombra y ayer ¿qué narices pasó ayer?
- Si me dejaras hablar. Además ¿quién ha dicho que me arrepiento de ese beso? Si lo estuviese ¿te hubiera besado anoche?
- ¿Tú no... No te arrepientes?
El mayor negó. Se sentó a los pies de la cama con sus ojos clavados en Hiro. Éste estaba totalmente quieto.
- Hiro, me gustas.
- ¿Qué has dicho?
- Me gustas.
- ¿Ahora que tengo novio? ¿Qué le vas a decir a tu novia?
- Ya no tengo novia.
Esa era la razón de que Meiko se fuese así, Taka había cortado con ella.
- ¿Has dejado a Meiko por mí?
El mayor asintió.
- Llegas tarde - La sonrisa del mayor se esfumó - Ahora de repente te gusto, es ridículo.
- Es culpa de tu novio que te lo diga ahora.
El menor soltó una carcajada seca.
- Échale la culpa a él, así es más fácil. Además eso que sientes es una vergüenza ¿era así verdad? Como lo decías.
- Si él no hubiera llegado tú seguirías pensando en mí y ahora no tendríamos estos problemas porque yo...
- ¿Tú qué? ¿Serias valiente para estar conmigo? Tu problema es que ya no eres tú sino que es él.
- Sé que no. No has podido olvidarme tan rápido. Todavía soy yo al que quieres. Soy el único para ti.
- Siento que ahora seas tú el que deba pasar por esto. No voy a mentirte duele que quien quieres no te corresponda. Pero después de estos años que he sufrido que lo veas por ti mismo no es tan malo. Duele que no te correspondan, pero duele más que te hayan querido y por idiota lo hayas perdido cuando comienzas a verle de esa manera.
- Si es verdad que me has olvidado haré todo lo posible, todo lo que pueda para que vuelvas a quererme.
- Ni siquiera tienes ese nivel de valentía para estar conmigo.
ESTÁS LEYENDO
Just give me a reason
RomanceUn amor que nace sin ser buscado será lo que separe a los hermanos.