Después de ver como Kara abrazaba al chico y le plantaba un pequeño beso en su mejilla en modo de saludo, nos presentó. Al parecer era su vecino, ambos vivían en edificios continuos. No fue realmente algo especial, solamente estrechamos nuestras manos por pocos segundos y en realidad el único detalle que podría sobresalir de aquella interacción entre él y yo, sería su modo de curvar la comisura de sus labios mientras me saludaba; sin dejar evidentemente de lado la manera en que fijaba su mirada intensa y atrayente al posarla sobre mí.
No pasó mucho tiempo para despedirnos; realmente no pudimos cruzar palabras, ya que al parecer estábamos muy apuradas y Kara se encargó precisamente de no permitir tema de conversación. Sólo se oyeron los comunes comentarios de cortesía, como el "me alegra verte" y "espero encontrarte pronto", para así continuar cada uno nuestro camino en direcciones contrarias.
Supongo que no debí hacerlo pero me sentí tentada y voltee a verlo mientras caminaba; por supuesto que no consideré que el estuviera haciendo lo mismo. ¡Esto es lo que pasa cuando no pienso antes de actuar! Miré al frente ruborizada inmediatamente, sin dejar nunca de caminar.
Posteriormente cumplimos todo el plan a la perfección. Subimos al piso de Kara, guardamos la laptop y luego nos encontramos con las chicas. Un día relativamente normal, en donde lo único que podría desencajar con esta cotidianeidad es el hecho de que mi amiga en todo el camino no nombrará siquiera al muchacho de la mirada poco disimulada. Era extraño ya que tenía como costumbre, al presentarme a alguien, realizar una exhaustiva biografía de esa persona cuando estuviésemos a solas. Quiero pensar que ese chico no es tan importante.
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Café dulce en tu mirada
Kısa HikayeDesearía preguntarle al culpable, ¿Por qué nos presentó? Quizás fuera el destino por diversión, la casualidad por aburrimiento o la mala suerte por incompetencia. Ahora ha pasado casi dos años y mi vida ha cambiado desde entonces. Y es evidente que...