-Por mí bien- dijo Rusia.
-Lo que sea por mi amor- comentó Japón embelesado.
Los tres rieron y buscaron el bar más cercano a su ubicación.
Desde fuera se lograba oír la música y cada vez que la guardia abría la puerta, luces salían disparadas al exterior.
Los jóvenes se emocionaron, sin embargo, esa emoción no duró mucho debido a que observaron que la cola para poder entrar daba vuelta la esquina.
-Nooo yo así no entro, olvidate- decretó Argentina.
-Tranquilo Argie, yo me encargo- expresó Rusia calmado.
Cuando el ruso se retiró a hacer quién sabe qué, Japón se puso rojo como un tomate de celos ¿Cómo se atrevía a decirle de esa manera a su novio? ¿Acaso había perdido su cabeza?
Argentina notó como las mejillas de su amado se hallaban teñidas de carmesí y como se encontraba perdido en sus pensamientos, decidió robarle un beso.
-Kiiaa, no hagas eso- e hizo un puchero.
Argentina rio y se acercó lentamente a Japón. El primero colocó su cabeza en el hombro del más bajo y mordió suavemente su cuello. Al más joven se le escapó un pequeño quejido y hubiesen continuado si un rascacielos no los hubiese interrumpido.
-Todo listo, podemos entrar.
-¿Así? ¿Sin pagar?-preguntó estupefacto Japón.
-Sí, es que soy amigo del dueño.
-Epa, bien ahí Tripaloski-comentó el argentino.
Todos rieron y se adentraron finalmente en el bar.
Al entrar, se encontraron con la pista de baile. Esta, tenía un piso de cristal traslúcido en el que, debajo de este, las luces de colores brillaban.
-Yo voy a buscar los tragos- expresó Rusia entusiasmado.
-Te acompaño- dijo Japón, lo cual sorprendió a los otros dos.
-Entonces yo me quedo acá- opinó el argentino.
Hacía mucho tiempo que no se iba de fiesta (o de joda). Así que deseaba pasar una de las mejores noches de su vida y para su suerte, su canción favorita comenzó a sonar.
La voz del cantante era profunda y la melodía era suave y sensual. La intensidad de las luces había disminuido. Un escalofrío recorrió su columna y dejó que las palabras lo guiaran. Así que comenzó a moverse al compás de la música.
Tenía casi todas las miradas en su persona, y él lo sabía a la perfección.
Por otro lado, Rusia y Japón se sentaron en la barra y comenzaron a pedir las bebidas.
-Pero miren a quién tenemos aquí-comentó alguien y esto causó que Japón rodara los ojos irritado.
-¿Qué quieres China?-cuestionó el japonés.
-Nada, solo venía a buscar un trago. Por lo que veo, te has conseguido un nuevo muñeco... ¿Qué pasó con el bello de Argentina? ¿Acaso te aburriste de él? Si es así, déjame aprovechar la situación...-dijo con una sonrisa maliciosa.
Japón estaba furioso de lo que China había dicho, sin embargo, no se rebajaría a su nivel así que respiró profundamente y respondió:
-No es de tu incumbencia lo que haga o deje de hacer, no soy de tu propiedad. El hecho de que ya no te quiera es tu culpa. Tú pusiste un muro entre nosotros y por más que intentara derribarlo, siempre te negabas y te escapabas. Era imposible hablar contigo. Todo el tiempo ocupado en quién sabe qué.
China se carcajeó ante lo dicho por Japón.
-Siempre tan vanidoso, querido. No tienes solución. En mi más sincera opinión, no comprendo cómo una persona como Argentina te prestó atención. Mira, te lo pondré en simples palabras: siempre atacas primero, sin embargo, luego te vas arrastrando y cumpliendo con los deseos más oscuros de las personas para que recibas un mero perdón. Es que le tienes tanto miedo a la soledad y a lo que digan de ti... Ya deberías haber madurado hace mucho-finalizó China con arrogancia.
China se había retirado hacía unos segundos, a pesar de eso, Japón no sabía cómo reaccionar. Se había quedado varado en su lugar. Sus oscuros ojos se hallaban abiertos como platos. En su interior, algo se había contraído y le dolía, le ardía.
-Eh, ¿todo bien?-preguntó Rusia preocupado.
-S-sí-susurró Japón en un intento de contener sus lágrimas.
-Toma, para que te sientas mejor- expresó el ruso con una sonrisa y le extendió un vaso de sake.
-ありがとう (Arigatō: Gracias).
-Пожалуйста (Pozhaluysta: No hay de que).
Ambos rieron y chocaron sus vasos.
Una vez tomaron algunos tragos, comenzaron a charlar sobre sus vidas, sus gustos, sus viajes... Poco a poco se conocían cada vez más. Sin embargo, luego de algunos minutos, recordaron algo que ambos habían olvidado.
-¡Argentina!-exclamaron a la vez.
Se pararon con las botellas de alcohol en las manos y comenzaron a buscarlo.
Notaron como todas las personas se hallaban en forma de círculo alrededor de alguien. Decidieron acercarse y para lograr pasar, debieron empujar a unos cuantos. Y cuando finalmente llegaron al centro, observaron cómo Argentina se movía sensualmente al compás de la música.
Rusia se hallaba totalmente sorprendido. Conocía bastante al argentino, sin embargo, jamás lo había visto de esa manera.
Japón tenía una sonrisa de oreja a oreja en su rostro, ya estaba acostumbrado a contemplarlo moverse de esa forma.
De esta manera, le dio su botella a una persona cualquiera, tomó la mano del ruso y se acercaron a Argentina. Este último decidió olvidar el hecho de que lo habían abandonado y comenzó a reír.
Japón se hallaba de espaldas al rubio. El más joven, comenzó a moverse lentamente de un lado a otro con el objetivo de provocar a su pareja. Argentina, desesperado por sentir todavía más esa fricción, acercó a su pareja a su entrepierna.
Rusia se encontraba bebiendo de su botella de vodka y observaba con detenimiento cómo los dos menores jugueteaban entre ellos, las caricias que se brindaban, las marcas que se dejaban... Había quedado hipnotizado.
-¿Mignon, no? (¿Lindos, no?)- la pregunta del francés sobresaltó al ruso.
-¿Qué quieres Francia?- cuestionó molesto Rusia.
-J'ai besoin de te parler seul, c'est urgent (Necesito hablar contigo a solas, es urgente)-aclaró demandante.
-хорошо (Khorosho: Bien).
Ambos se dirigieron al baño.
El de ushanka no abandonó en ningún momento su botella de vodka.
-UK está muy alterado, necesita que te apresures.
-Voy lo mejor que puedo querido, dile eso de mi parte- dijo Rusia indiferente y cuando estaba a punto de retirarse, Francia lo tomó del brazo.
-Sabes que él no se detendrá hasta conseguir lo que quiere, y si no cumples con tu parte del trato, ya sabes lo que sucederá- amenazó el francés.
Rusia se liberó del agarre de Francia y finalmente, salió del baño. Él no quería pensar en nada más, así que se terminó lo que quedaba de la botella y se fue en busca de más. No dejaría que algo "tan simple" arruinara su velada.
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El Fruto Prohibido | Country Humans
ФанфикMentiras, engaños, secretos... los persiguen hasta cazarlos. ¿Quién ganará la batalla? ¿Es verdadero el amor, o es solo una ilusión?