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Una vez de haber pasado algunos minutos hablando con sus amigos, preguntó curioso:

-¿Saben qué pasó con Uruguay, México y Canadá?

-La pregunta sería qué no hicieron- contestó Paraguay.

Todos comenzaron a reír.

Una vez que terminaron de conversar, Argentina se fue al jardín.

La lluvia caía sutilmente. Y a pesar de que el cielo se hallara de un oscuro gris, la luz del Sol se hacía presente. Pequeñas lagunas se comenzaban a formar. El silencio transmitía calma.

Argentina se fue acercando poco a poco a su pareja, y lo abrazó por la espalda. Su barbilla se hallaba apoyada en el hombro del japonés.

-¿Qué hacés debajo de la lluvia? Te vas a resfriar.

 -Estaba pensando.

-¿Puedo saber en qué?

-No es nada, tranquilo- Japón se quedó en silencio durante unos segundos, perdido en el océano de su mente, hasta que agregó- Esa sonrisa oculta mucho dolor. Dime por favor qué fue lo que ocurrió.

El rubio no dudó esta vez y soltó lo que guardaba en su interior. Le dijo todo lo que había ocurrido en la mansión de UK.

Japón se sorprendió por todo lo que su pareja le había dicho.

-Tranquilo amor, no creo que UK haya mentido. Según lo que me has contado, estaba muy arrepentido. Además, alégrate ¡vas a tener de vuelta a tus dos hermanos!-comentó un alegre japonés.

Argentina no sabía cómo sentirse. Se hallaba perdido.

Japón se dio vuelta, tomó sus manos y le dijo:

-Pase lo que pase, siempre estaré a tu lado y te ayudaré en lo que necesites. Nunca lo olvides.

Luego, se colocó en puntillas y besó los labios del argentino sellando su promesa.

-¿Todo bien?- preguntó de repente Rusia acercándose a ellos.

Ambos se separaron del susto y contestaron a la vez:

-Sí.

Rusia, con una sonrisa, los abrazó y los elevó en el aire.

Los tres se encontraban riendo.

.

.

.

USA se hallaba nadando tranquilamente en medio del mar. No estaba solo, sino que Japón, Argentina y Rusia se encontraban a unos metros de su persona. Todos reían sin parar. Hasta que de un momento para el otro, Rusia ya no estaba con ellos. Sin embargo, los dos menores siguieron jugando como si nada. Luego de unos segundos, USA notó como dos manos tomaron los tobillos del argentino y japonés. Las uñas de esas extremidades eran más bien como garras que se clavaban y desgarraban sus pieles. Estas, comenzaron a arrastrarlos hasta el fondo del mar. Las aguas se iban tiñendo de un espeso carmesí. Poco a poco se quedaban sin oxígeno. USA desesperado, nadaba lo más rápido que podía para intentar salvarlos. Aun así era imposible, se seguían hundiendo cada vez más lejos de su alcance. Gritos sin voz salían de sus bocas. El norteamericano sintió un dolor profundo. Las lágrimas se desvanecían en la oscuridad del mar. La rabia y la impotencia lo estaban consumiendo.

Súbitamente, USA despertó perlado de sudor. Su corazón latía desenfrenado. Trató de levantarse, sin embargo, se tropezó y cayó al suelo. Cuando volvió a ponerse de pie se dio cuenta de que se había quedado dormido en uno de los sillones del porche de la casa de Uruguay. De esta manera, algo mareado, comenzó a buscar a los menores. Luego de unos minutos, los halló en el jardín jugando con Rusia.

El norteamericano recordó su sueño y la sangre se le heló. 

-Ame, ¿estás bien? Estás muy pálido- comentó Rusia al verlo.

USA sentía que se desfallecería en cualquier segundo, sin embargo, lo ignoró y exclamó los nombres de Argentina y Japón.

Los dos lo observaron con extrañeza. De igual manera, le hicieron caso y se acercaron a su persona. El semblante del ruso cambió a uno más frío.

Una vez que estuvieron lo suficientemente cerca, USA los tomó de las muñecas y los llevó a una habitación del piso superior.

-Aléjense de Rusia. Él no es lo que aparenta- dijo con seriedad.

-¿A qué se debe tu comentario?-comentó Japón furioso.

-No importa, solo, no caigan en su red de mentiras.

Ambos menores intercambiaron una mirada de incertidumbre.

USA notó que lo estaban tomando por loco así que, decidido, les contó todo su sueño.

-¿Sabes una cosa? Te voy a ir a preprar un remedio, no me gusta para nada tu estado físico. Tan solo mírate: tienes grandes ojeras, el sudor adorna todo tu rostro, estás tan blanco como la nieve... Estoy preocupado por tu salud. Además, Rusia sería incapaz de hacernos algo- finalizó Japón retirándose de la habitación.

"Yeah, but you don't know him. You don't have to live with him every day..." (Sí, pero no lo conoces. No tienes que vivir con él todos los días)- pensó USA. Se sentía completamente impotente.

Argentina, frunció el ceño.  Estuvo a punto de irse, cuando sintió como el norteamericano cayó de bruces al frío suelo.

Sin dudarlo, se sentó a su lado y lo abarzó.

-I-I'm sorry, I'm so sorry...I know that I'm stupid... But please, don't leave me... (Lo siento, lo siento tanto... Sé que soy estúpido... Pero por favor, no me dejes...) - sus ojos se humedecieron.

-Tranquilo, no te voy a dejar y menos así- al decir esto, le brindó una sonrisa brillante.

Por más que intentara todo lo posible, USA no podía contener las lágrimas que se escapaban cada vez más de sus ojos. Creía que era absurdo llorar de esa manera, como un niño pequeño. Era débil y lo sabía, siempre había sido así.

El argentino comenzó a acariciar su cabeza delicadamente. Se sentía terrible, no le gustaba observar cómo otros sufrían.

Repentinamente, USA se separó del cálido cuerpo del menor y se dirigió corriendo hacia el baño.

Argentina, preocupado, lo siguió, y se encontró a USA vomitando dentro del inodoro.

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⏰ Última actualización: Nov 28, 2019 ⏰

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