VI.

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La regadera dejo de escucharse, eso solo significaba que Marinette saldria en cualquier momento.

Todas las chicas se encontraban bastante nerviosas, no sabian como darle la noticia.

Fue entonces que un sonido bastante familiar se escucho del otro lado de la puerta, rapidamente la diseñadora salio con su celular aun en la mano.

¡No puedo creerlo, el Sr. Agreste me acaba de pedir que vaya a una reunion con el.—Solto Marinette completamente emocionada.

Para ella eso podia significar una gran oportunidad de trabajo, despues de todo el mismo habia elogiado mas de una vez sus diseños cuando aun era una estudiante.

Pero las demas chicas sabian lo que realmente se ocultaba tras esa cita, ahora nesecitaban encontrar una excusa para que la peliazul no asistiera.

¿Pero que hay de la ida al restaurante?.—Pregunto Mylenne intentando torpemente evitar que las dejara.

Lo lamento chicas pero esto es muy importante,¿Creen que podamos dejarlo para mas tarde?

La emocion que desprendia era demaciada, tanta que sus amigas sabian perfectamente que seria imposible hacerla cambiar de opinion.

No les quedo mas remedio que dejarla ir y desearle buena suerte.

Marinette tomo su bolso y despues de despedirse con una radiante sonrisa llena de esperanza, dejo el hotel.

Tomo un taxi pues no queria terminar toda sudada, mientras se encontraba en el transporte no podia dejar de pensar en las infinitas posibilidades.

Una colaboracion, una oferta de empleo, un impulso para poder abrir sus propia marca.

El futuro parecia brillante, aunque no solo eso se encontrara en la mente de la infantil joven.

Tambien tenia la oportunidad de ver a su adorado Adrien despues de tanto tiempo.

¿Como se vera?, ¿Habra cambiado su look?.

Aquello le provocaba estremeserce como si de una niña pequeña se tratara, parecia que la vida le comenzaba a sonreir.

Hemos llegado a su destino, señorita.—Informo el chofer sacandola de sus fantasias.

Marinette desperto y bajo del transporte para despues pagar por el servicio.

Muchas gracias.—Agradecio con amabilidad.

El taxi se marcho dejando a la joven frente a la enorme mansion Agreste.

Tomo aire dandose a si misma fuerza y valor, despues se acerco al timbre y lo llamo.

¿Quien es?.—Se escucho una voz femenina, se trataba de Nathalie la asistente de Gabriel.

Soy Marinette Dupain-Cheng, el Sr. Agreste me cito.—Respondio firme pero un poco nerviosa.

No recibio respuesta verbal, la puerta simplemente se abrio permitiendole el paso.

El momento habia llegado, estaba a unos pasos de que le destrozaran la vida, pero ella no lo sabia.

El vestido de la novia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora