UNA HORA

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—¡SEOKJIN, HIJO DE PUTA! ¡SUÉLTAME! —JungKook profirió a todo pulmón, en tanto recobraba del todo su vista tras recibir un golpe en la nuca. Al razonar su situación, el abogado ya había amarrado su cuerpo a una de las sillas de la habitación y se encontraba con Byun a su lado. —¡PERTENECES CON ESTA PORQUERÍA! —Mentiste desde un comienzo.

La impotencia hizo que Jeon llorara con angustia, en tanto los nudos se apretaban en torno a él. El ajuste de la soga le escocía en la piel, por mucho que algunas porciones estuvieran cubiertas con ropa.

—¿Ya está listo? —Interrogó el ejecutivo impaciente.

Kim asintió, acomodándose el cuello. Clavó la mirada en el moreno sin mayores emociones reflejadas en su rostro. Sin embargo, aprovechó que el miembro del comité adelantara sus pasos hacia el ascensor para acercarse de súbito al que había sido su acompañante.

Y lo obligó a besarle. Metió su lengua en sus labios dañados y, entre la saliva y una pequeña mordida, se retiró. Jeon, sin comprender cómo era capaz de hacerle algo así después de todo lo que pasaron juntos, hipó con confusión.

—¡Volveré pronto, escoria! —Se oyó a Byun a unos metros.

Ambos trabajadores de CheonWoo & Seo Consulting se dirigieron al transporte sin mirarse. No existía más que un acuerdo tácito entre ellos por conveniencia.

El escuálido ejecutivo apretó la combinación necesaria para que Kim se dirigiera a su punto de encuentro final. Las puertas metálicas se estaban cerrando, pero BaekHyun no era el único sonriendo.

¿Por qué Kim demostraba una arrogancia tan alta, jugando con el martillo de antes en las manos?

Cuando levantó la izquierda para despedirse supo que algo andaba mal.

Sintió un escalofrío en la espalda que se incrementó al observar los pisos avanzar.

El código era válido sólo para un uso.

Alguien estaba detrás de él.


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SeokJin salió del elevador apretando sus costados metálicos con ambas manos, y escupiendo sangre a un costado. Le molestaba la combinación de saliva, el gusto a hierro y un fluido de odio que había fermentado meses atrás. Uno que había alcanzado su punto de madurez exacto para arrastrar su andar y abrir de una patada la puerta de la exclusiva oficina de su jefe. Un cuarto que exhibía una extensa mesa de reuniones. Tan extensa que las sillas vacías a su alrededor eran parte de un panorama que divirtió muchísimo a SeokJin. Tanto que se tomó sus minutos para pasar sus orbes por cada rostro de los presentes de la Firma (o lo que quedaba de ella), quienes se apiñaban en la cabecera del mueble junto a NamJoon.

Una carpeta fue la única cosa con las facultades de enfrentarlo antes de que se relamiera con una media sonrisa. Quizá qué estupidez salida del culo estaba tan pulcramente protegida por el envoltorio de cuero color marrón. Hastiado de tanto protocolo burocrático cuando el ID-7 demandaba que esa misma carpetita de mierda la usara como guillotina para la verga de NamJoon, apoyó su peso con las palmas abiertas sobre el tablero.

MAYHEM ▹ JinKook/KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora