SEIS HORAS

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—Necesito que transmitas algo en vivo —ordenó Kim, lanzándole el celular a Jeon con escaso cuidado. Éste, sin mayor complicación, lo tomó con su derecha y esperó instrucciones.

NamJoon, minutos más tarde, recibió una notificación en su celular. Era una videollamada entrante de Min YoonGi.

—¿Ya te cagaste encima? —Saludó Jin.

El ejecutivo apretó la mandíbula, hervía incrédulo sobre cómo el abogado había sobrevivido a sus numerosas maniobras para deshacerse de él. La grabación se alejó mínimamente, dejando un espacio mayor para que el de labios abultados se presentara en un plano americano.

—Expediente N°7566, la Fiscalía versus Kim TaeHyung —el castaño sintió cómo su garganta se apretaba por la angustia, pero continuó con una sonrisa altanera que disimuló su fragilidad a la perfección. —Bajo todas las condiciones, el señor Kim era un pilar de la comunidad. A los 25 años ya tenía dos maestrías con honores. Se casó con su novia de secundaria y es... —Pausa. Breve, pero significativa —...Era padre de dos niñas.

La cámara del móvil captaba distintos focos de locura. Empleados corriendo con objetos que en otro momento no hubieran resultado peligrosas armas. Culos moviéndose lento, medio, rápido. Teléfonos que sonaban contra los golpes que deseaban acabar con su chirriante melodía. Humo que provenía sólo Jesús sabía de dónde.

—Pero cuando TaeHyung se contagió con el ID-7 la mierda se volvió real...

El lente siguió los pasos de SeokJin, que se tambaleaba leve. El escenario a su alrededor mutaba con enajenación.

—...Abrumado por el virus en su máximo esplendor, el señor Kim quedó propenso a impulsos involuntarios y aberrantes. Cometió un crimen espantoso a plena luz del día en una sala llena de testigos.

NamJoon esperaba que el subordinado terminara de hablar. La ansiedad era tal, que de tanto morder el interior de su mejilla, se arrancó un viscoso pedazo de carne que tuvo que escupir a un lado.

—¿Es su culpa o del virus? —Interrogó SeokJin. —Quiero que recapitules: Kim TaeHyung. Un ciudadano promedio que podía perderlo todo. Un hombre de valores excelentes, fiel a su gente y profesión. Una persona intachable que se convirtió en un asesino brutal en un abrir y cerrar los ojos...

La imagen se detuvo. Jin admiró unos instantes su obra. Para cuando el líder de CW&S Consulting comprendió qué —o más bien quién —agonizaba en un carro de supermercado lleno de trastos mojados, el terror invadió su rostro.

—Santa mierda.

—Si TaeHyung se transformó en todo lo que odiaba, no quieres imaginar lo que yo haré contigo.

Un encendedor salió proyectado de la mano de Kim, dando contra el estómago de YoonGi. Las llamas, obedientes, hicieron gala de lo bien alimentadas que estaban por la bencina que JungKook proveyó.

Sin embargo, ni el fuego, ni los espectadores extasiados, ni la propia risa de SeokJin opacaron los chillidos del jefe de Recursos Humanos cuando sintió su propio olor a quemado. La piel se estiraba cual mantequilla densa sobre sus músculos.

—Nos vemos pronto, hijos de puta —aseguró Jeon, sacudiendo su mano y dándole fin al video.


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MAYHEM ▹ JinKook/KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora