Behind the Crown

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Los primeros rayos del sol se filtraban por las cortinas entre abiertas de su recamara. El alegre cantar de las aves la hacía estar cada vez más consciente de su entorno.

Soltó un pequeño gemido. Era demasiado temprano aun, pero sabía que era momento de levantarse. Elsa se estiro, tratando de alejar el sueño de su sistema. Su primer día como soberana de Arendelle comenzaba con el hermoso sonido de los pájaros.

Hoy comenzaba con lo que su padre había estado haciendo por tantos años...

No sabía exactamente qué hora era, pero sabía que en algún momento llegarían a tocar a su puerta. El sol se alzaba cada vez más por el horizonte, Kai en algún momento vendría a despertarla como todas las mañanas.

Se levanto, camino hacia su baño personal quitándose lentamente su vestuario preparándose para darse una ducha. No había necesidad que las sirvientas calentaran agua, ya que a Elsa el frío nunca la había molestado.

El baño personal de la reina era algo grande; en medio se encontraba una tina llena de agua, en un extremo de la pared se encontraba su lavamanos y un armario donde las sirvientas guardaban las toallas y los productos que utilizaba.

Sin esperar a que alguna de las sirvientas llegara a asearla, se metió a la tina. Sintió como el agua acariciaba su piel, dándole la bienvenida con su toque de frescura. Con la temperatura de su cuerpo normalmente baja, el agua fresca la hacía sentir tranquila y en armonía.

Cerró sus ojos, disfrutando de ese momento ya que una vez saliendo por la puerta de su habitación, no tendría tiempo para darse ese lujo. Con calma limpio su cuerpo, gozando de ese pequeño momento de independencia que le daba esa acción.

Era costumbre que las sirvientas bañaran a los monarcas, pero debido a sus poderes y al estar aislada de las personas por tanto tiempo, la idea de que manos ajenas tocaran su cuerpo de forma tan intima le hacía sentir incomoda.

Cuando termino, agarro una de las toallas del armario, seco su cuerpo y se dirigió de nuevo a su cuarto. El día estaría cargado de reuniones con sus consejeros reales y los problemas normales que tenían los ciudadanos en el reino, lo cual significaba que estaría mucho tiempo parada o sentada dependiendo del asunto.

Quería usar algo cómodo, que no la hiciera sentir desfallecer con lo apretado que eran algunos vestidos. Fue hacia su guardarropa, buscando entre todos los vestidos alguno que le llamara la atención.

La mayoría eran de color morado, verde o una combinación de ambas representando los colores de Arendelle, pero debido a su piel pálida esos colores no iban muy bien con ella. Ese tipo de colores quedaban mejor con alguien como Anna; resaltaba su cabellera rojiza y hacían que sus ojos turquesa brillaran aun más.

En el fondo, miro uno que le llamo la atención. Era sencillo; un poco descubierto de los hombros, con las mangas hasta sus muñecas y llegaba por debajo de sus tobillos. Los colores, obviamente, eran verde con morado.

Saco el vestido para verlo con detenimiento. Realmente se veía cómodo y era sencillo sin corset. Paso su mano por su rostro, algo exasperada.

'No se puede hacer nada con eso... Tendré que usarlo aunque los colores no sean de mi agrado'

Suspiro resignada. Estaba por ponérselo cuando de pronto una idea llego a su mente.

Había estado practicando con sus poderes en su aislamiento pero nunca había hecho algo como lo que estaba pensando. No tenía un control absoluto pero era mucho mejor que cuando era niña, así que las posibilidades de que tuviera éxito eran considerables.

Decidida, puso el vestido sobre la cama para poder verlo bien. Se alejo unos pasos y, con un ligero movimiento de su muñeca, sus poderes hicieron acto de presencia.