10

873 68 77
                                    

Elsa no podía alejar su vista del cuerpo inerte en el suelo. Veía como ese charco carmesí se hacía cada vez más grande mientras pasaban los segundos mostrando lo que una vez fue el alma del sujeto en el suelo.

No supo que paso después de eso, su mente aun en estado de shock no procesaba más allá de lo que pudo haber sido su inminente asesinato.

Lo único que alcanzo a ver fue como Anna salía de la habitación hacia el pasillo, gritándoles a los soldados que estaban en guardia esa noche para que llegaran. Sus movimientos aun cargados de tensión debido a la adrenalina que aun mantenía en su cuerpo.

Anna daba órdenes a diestra y siniestra mientras la monarca parecía no poder moverse de su lugar. Sintió como era alzada del suelo por su dragón y ser llevada a otra parte del castillo. Camino unos pasos hasta abrir una puerta no muy lejos de donde se encontraba la suya.

Al entrar, el lugar estaba en penumbra, solamente la luz de la luna filtrándose por las ventanas era su única iluminación. La deposito suavemente sobre la cama y, sin decir una sola palabra, salió del lugar dejándola sola con sus pensamientos.

En cuanto escucho la puerta cerrarse, se dio la vuelta en la cama mientras abrazaba sus piernas a su pecho en posición fetal.

¿Cómo fue posible que un intruso llegara tan lejos? ¿No se supone que los guardias estaban en sus respectivos lugares manteniendo vigilado cada rincón del castillo?

No supo cuanto tiempo se mantuvo en esa posición mientras su mente trabajaba a mil por hora tratando de saber cómo llego el asesino a ella, al igual que su mente reproduciendo una y otra vez la muerte de esa persona.

No escucho cuando la puerta de la habitación se abrió, tampoco cuando la cama se movió ligeramente debido al peso de un cuerpo, sino hasta que sintió unos tibios brazos rodear su cintura acercándola a un cuerpo cálido.

En cuanto sintió la presencia de otro cuerpo al lado de ella, el suyo se tenso por completo. Sus poderes estuvieron a punto de reaccionar debido al miedo que sintió ante la posibilidad de otro asesino en la alcoba mientras ella estaba vulnerable.

Volteo rápidamente, lista para usar sus poderes de ser necesario, pero todo se detuvo cuando vio los ojos de Anna mirándola directamente con una expresión que no supo descifrar.

Su cabello aun se mantenía suelto esparcido en la almohada, su camisa que anteriormente estaba manchada de sangre había sido reemplazada por una limpia al igual que sus pantalones. Su rostro estaba serio pero en sus ojos podía ver más de lo que su expresión demostraba.

Podía ver miedo, ira, frustración en esos ojos turquesas. Dudando un poco, alzo su mano para acariciar su mejilla suavemente, viendo como cerraba sus ojos ante su frio tacto.

En ese momento se tomo la libertad de examinar el rostro de Anna con detenimiento. Su piel lucia ligeramente bronceada, quizá debido a los entrenamientos que tenia bajo el sol. Sus hermosas pecas esparcidas por su rostro hacían que quisiera acercarse a besarlas una por una. Sus labios estaban un poco apretados, dejándolos casi en una delgada línea, notando que la cortada que tenia momentos atrás ya no se encontraba, pero había quedado una cicatriz en su lugar.

- Tu labio... - susurro, temiendo que si alzaba su voz, la atmósfera del momento fuera a quebrarse.

- No te preocupes por mí. - fue su respuesta, aun sin abrir sus ojos manteniendo su voz en un susurro. - La verdadera pregunta es, ¿Cómo estas tu?

Se quedo callada por un momento, procesando la pregunta y como responder. Realmente aun sentía esa sensación de miedo y ser observada, temiendo que alguien saliera de la oscuridad para clamar su vida.

Behind the CrownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora