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-Pareces un bebe- lo miré mal por unos segundos- me gusta.
Vi como una sonrisa pequeña escapaba de sus labios. Me acerqué a él y nos fundí en un tierno abrazo de oso.
- Si siento frío pienso meterme dentro de tu camiseta. Es enorme.
- Mira quién habla- me abrazó más fuerte metiendo sus manos dentro de mi abrigo.- De cualquier manera... Me gusta la idea.
Hoy saldríamos con mi gatito a dar un paseo, al comienzo había decidido ir con esto.
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Pero Kwan se negó rotundamente diciendo que tenía que ponerme algo que no permitiera a otros ver mi cuerpo. Y yo con el único fin de no discutir decidí hacer lo que pedía.
Salimos del departamento y entramos al ascensor. Yo amo, quiero decir AMO las fotos en los ascensores, así que no tarde mucho en sacar mi móvil y tomar una.
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Kwan solo soltó una pequeña risilla por mi ya esperada acción.
Cuando salimos fuera un fuerte viento azotó mi rostro haciéndome soltar un pequeño quejido.
Kwan se apego más a mi, me abrazó por los hombros y comenzamos a caminar.
Luego de un rato de tranquilo paseo mi cuerpo ya no sentía tanto frío, pero aún así no pensé en separame de mi gatito. Llegamos a un centro comercial y yo como siempre comencé a ver todo como una niña pequeña.
Kwan me seguía donde fuera, aún que aveces se quedaba mirando algo de su antojo y después nos volvíamos a reunir.
Así pasamos varias horas hasta que llegamos a un piso del centro comercial que jamás había visto.
Era un gran auditorio con telones rojos y los pisos y paredes de madera. Todo estaba vacío y no pude luchar contra mis instintos de niña, comencé a gritar ECO solamente para escuchar mi voz resonando en las paredes. Pude sentir cuando Kwan se paró junto a mi, su mirada se posó en mi y no pudo evitar sonreír por mi idiotez. Cuando lo miré el simplemente me sonrió para luego besar tiernamente mi frente.
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Yo solo sonreí feliz, nos miramos por un momento y finalmente Kwan unió nuestros labios.
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El beso estaba subiendo de tono, y este no era un buen lugar para eso.
