"Será por eso que hoy estamos aquí
no hay nadie más que vos y yo."*
Raoul de pronto sintió que volvía a respirar luego de estar mucho tiempo bajo el agua. Volver a tener al moreno delante de él lo alivió. Y cuando escucho el "lo siento" tan susurrado de Agoney pensó echarse a llorar en ese mismo momento.- No pasa nada Micky – aclara cuando el moreno ya esta dentro de su piso – la próxima avisa.
Ve la sonrisa de paletas separadas que ilumina mas que el propio Sol. Las ojeras ya no eran visibles y volvía a tener el brillo característico que no le vio esa noche bajo las estrellas.
- ¿Pasó algo? – fue imposible no preguntarlo.
- Sólo necesitaba un poco de aire y relajarme – el contrario sigue de pie en su salón mirando por el gran ventanal.
- Ya.
Se acerca a su lado y ve aquellas vistas con él. El silencio cómodo los vuelve a envolver y reencontrar.
- ¿Quieres algo de tomar? - pregunta rompiendo esa calidez.
- Chocolate caliente estaría bien – Agoney gira su rostro para mirarlo y dedicarle una sonrisa con los ojos brillantes.
- Tienes 3 añitos – las palabras le salieron por sí solas.
- 5 añitos Raoul - corrige – un poco más de respeto ¿no?
Las risas se vuelven la base instrumental de ese ambiente.
Asiente y camina hasta la cocina. No lo iba a afirmar, pero él también prefería un buen chocolate caliente antes que una taza de café.
Ve por el rabillo del ojo como el canario echa un vistazo a los libros que tiene en su mueble y a la guitarra que estaba un poco olvidada en un rincón de ese salón.
A los pocos minutos, se acerca a su lado con las dos tazas en la mano y las coloca con suavidad en la mesa delante del sofá. El olor a chocolate inunda su piso y las fosas nasales de ambos.
Se sienta en el sofá delante del ventanal e invita al contrario a hacer lo mismo. Con el cuerpo del canario a su lado, agarra la taza y sus manos agradecen la calidez. El líquido caliente abraza su boca y recorre la garganta del rubio haciendo que sonriera. El chocolate simplemente le hacía feliz.
- ¿Tocas la guitarra? – la voz del canario lo saca de sus pensamientos.
- Si – asiente alejando la taza de sus labios – antes solía tocarla más.
Sonríe con nostalgia. Agoney, que estaba atento a cada gesto del catalán, lo percibe.
- ¿Y por qué ahora no? – el moreno se lleva la taza a sus labios.
Se encoge de hombros.
- El tiempo – confiesa – Ya no compongo como antes.
- ¿Compones?
Sonríe al ver la expresión de sorpresa en el rostro contrario.
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Visibles | ragoney
FanfictionMúsica, fama, dones, talentos, prohibiciones. Agoney estaba dispuesto a llevarlo a lo más alto, pero ¿a qué precio?