8. Caja de recuerdos

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 "No me gusta traer el pasado
Aquí al presente"

*

- ¿Qué haces aquí? - preguntó el rubio al ver al contrario esperando en el pasillo de su edificio.

- Estaba por aquí haciendo un par de cosas y se me ocurrió pasar a visitarte – dijo el otro encogiendo sus hombros - ¿me dejas pasar?

Raoul reaccionó y abrió aún más la puerta para que entre. Eran las 11 de la mañana de un Domingo, así que no entendía muy bien a que se debía la visita de su hermano.

Hace mucho tiempo que no veía a Álvaro. Para ser sincero, hacía mucho que no veía a su familia. Después de la pelea que había desencadenado que agarre un bolso con su ropa para largarse de allí, ninguna de las dos partes se había intentado comunicar con la otra.

Así que, se sorprendió al encontrarse con su hermano en frente de él y con una sonrisa en los labios. Como si nada de lo que había dicho hace algunos meses, hubiese pasado.

Su hermano no había cambiado mucho físicamente en esos dos años. Pero Raoul que lo conocía perfectamente podía ver en la mirada contraria un manto de tristeza y las ojeras decorando el azul de los ojos.

Vio como su hermano estaba en su salón y mirando cada foto. Le dolió pensar que nadie de su familia había conocido su piso, y que solamente eran extraños en ese ambiente tan familiar para él.

- ¿Cómo conseguiste mi dirección? - preguntó cortante al ver como Álvaro se ponía delante del ventanal mirando las calles de Barcelona.

- Contactos.

Asintió mientras se mordía el interior de sus mejillas por la rabia contenida.

» Venia para aclarar algunas cosas Raoul – Álvaro se dio la vuelta conectando su mirada con la suya – creo que las cosas no terminaron bien entre nosotros.

Emitió una risa incrédula.

- Me heriste Álvaro - confesó intentando ocultar el nudo en la garganta que se empezaba a formar por los recuerdos que aparecían en su mente – y yo solo quería ir detrás de mi pasión.

Su hermano dio los pasos que los separaban y colocó las manos en sus hombros. El rubio se zafó del agarre y dio un paso atrás, poniendo un poco de espacio entre sus cuerpos.

- Sé que lo que dije no estuvo bien – los ojos azules se llenaban de lágrimas – lo dije porque estaba enojado Raoul.

- Eso no lo justifica – se rio intentando que su hermano comprenda – yo también estaba enojado y nunca, pero nunca me metí con tu trabajo.

Álvaro ya estaba sentado en el sofá. Lo imitó, sentándose en el sofá simple, delante de su hermano.

- Me arrepiento todos los días de eso - confesó el contrario.

- Álvaro, me dijiste que nunca en mi vida iba a lograr algo – las lágrimas ya resbalan por sus mejillas, las capturó con el dorso de su mano – que siempre iba a ser una carga y solo era una molestia para todos.

- Raoul - interrumpió Álvaro mientras tragaba el nudo en la garganta que amenazaba con aparecer.

- No, Raoul nada – volvió a decir el rubio elevando un poco la voz – porque me lo creí Álvaro. Llegue a pensar que no era nada y que nunca iba a poder triunfar con la música. Me creí cada puta palabra que me dijiste.

- El papa y la mama estaban preocupados Raoul - intentó explicarse – no encontrabas trabajo y encima te pasabas todo el día encerrado en tu habitación con la guitarra.

Visibles | ragoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora