La tormenta no parecía tener compasión por ninguno de ellos, la ventisca no aminoraba, y junto con la lluvia azotaban con furia la endeble cabaña; sin embargo, a ninguno de los dos parecía importarles lo que la naturaleza decía. Remus estaba sentado a la mesa de la cocina, con un sándwich que había preparado rápidamente, por su parte, Sirius estaba delante de él, mirándolo impacientemente.
― ¿Y bien? ―dijo el animago, retorciendo sus dedos intranquilo mientras Remus se dedicaba a comer.
― ¿No puedes esperar aunque sea un segundo? ―indagó, limpiándose con una servilleta.
―No. Ya espere suficiente, ¿no te parece? ―su voz sonó recriminatoria, Remus le vio encogerse y carraspear. ―Lo siento...ehm, come tranquilo, es solo que...
―Lo sé―tomó un sorbo de agua antes de concentrarse completamente en Sirius. ―No fue fácil convencerlos, no pude encontrar a todos, y la mayoría no quiere saber nada sobre la guerra, ni los rumores del retorno de Voldemort. Me temo que estamos aún más bajos en números que antes.
― ¡Pero...no pueden creer en lo que dice el Ministerio! ―Sirius se levantó de la silla de golpe, le dio la espalda mientras respiraba agitadamente.
― ¿Puedes culparlos? ―quiso saber, se puso de pie, deteniéndose a unos centímetros de Sirius. ― ¿Puedes de verdad decir que no has pensado por un segundo en alejarte de todo? Nosotros, más que nadie, sabemos lo que se puede perder si nos involucramos. Están asustados y quieren proteger a sus familias.
El animago bajo la cabeza, asintiendo, para luego voltearse hacia él. ―Y nosotros, mejor que nadie, sabemos lo que se va a perder si él gana.
Remus sonrió, dándole la razón. ―No podemos esperar que todos sean tan inteligentes como nosotros ¿no?
Sirius soltó una pequeña carcajada y negó con la cabeza, recordaba esa tarde cuando él mismo le había dicho esas palabras, estaban en la biblioteca, buscando un hechizo para la gran broma que tenían preparada para algunos Slytherin. Remus le había dicho que ellos de seguro anticiparían sus movimientos y la broma no funcionaría, pero Sirius había sido tajante, no creía que ellos pudieran descubrirlos, así que había repetido esas mismas palabras, diciéndole que lo mejor era guiarlos ellos mismos, paso a paso, hacia la trampa, y no esperar que esos bobos Slytherin se percataran por sí mismos. Para su mala suerte, si los descubrieron, y lo broma se fue al traste. Remus no dijo nada, pero en su mente revolotean las palabras, te lo dije.
―Tendremos que informarle a Dumbledore―dijo Remus girándose para terminar su improvisada cena. ―Puede que pueda hacer algo más.
―Sí, aprovecharé de escribirle a Harry.
Remus asintió, perdido totalmente en su sándwich, sin embargo, la tranquilidad no duró mucho tiempo. Sirius se sentó nuevamente y carraspeo para llamar su atención, parecía nervioso, como si quisiese decirle algo que sabía que no iba a gustarle.
―Escúpelo―soltó, animándolo a que dijera algo.
―No era mi intención, pero...encontré unas cartas en tu escritorio, estaban cerradas...y me preguntaba... de quién podría ser.
― ¿Estuviste hurgando en mi habitación?
― ¡No quería hacerlo! ―alzó un poco la voz, enfatizando su inocencia. Remus rodó los ojos. ―Es verdad, bueno...algo...yo solo...quería, necesitaba, estaba... ―Alzó una ceja, mirando al animago sonrojarse y bajar la cabeza. ―Estaba teniendo como...una especie de ataque y pensé que, tal vez...como no estabas, podría sentir que estabas conmigo en tu cuarto.
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Moonlight | Wolfstar |
FanfictionDoce años no habían podido borrar su historia, doce años no habían sido suficientes para separarlos. Remus y Sirius se han reencontrado, rotos pero vivos. Ambos se necesitaran para sanar las viejas heridas, y quizás, retomar lo que años atrás se les...