Gramófono.

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No recuerda la última vez que había visto aquel aparato, las cosas ya habían estado mal incluso antes de que Voldemort atacara, por lo que Sirius no pensaba que aún lo conservara. Sin embargo, ahora que estaba delante de aquel gramófono, los recuerdos se le agarrotaron en la memoria, pequeños fragmentos enmohecidos por el tiempo, pero que aún conservaban la alegría de su adolescencia. Se acercó, mirando hacia ambos lados, esperando que Remus no apareciera por uno de los pasillos, no sabría cómo explicar qué estaba haciendo otra vez en su habitación.

El gramófono estaba sobre una pequeña y anticuada mesita de luz, se veía empolvado y deteriorado, como si hubiera estado oculto por años. Sirius tuvo que apartar la mirada, había tantos recuerdos felices que lo vinculaban con ese artefacto desaliñado por el tiempo que dolía pensar que Remus simplemente lo había guardado todos estos años. Que no había escuchado nada en el. Que lo había dejado olvidado en un rincón y seguido adelante.

Alargó una mano, rozando con las yemas de los dedos la corneta del gramófono, dejando pequeñas marcas mientras arrastraba la mano por ella; más abajo –se percató Sirius- todavía estaba puesto un disco, deteriorado, pero aún parecía funcionar. Al menos eso querría creer. Entrecerró los ojos, intentando descifrar el nombre que había sido borrado por los años. Best part. Alcanzó a distinguir, y el corazón le dio un vuelco, retumbando emocionado en su pecho. Remus aún lo conservaba y probablemente el último disco que había escuchado.

Miró hacia la puerta, casi esperando que el licántropo entrara esta vez, sorprendiéndolo con las manos en la masa (algo que había ocurrido en más de una ocasión), mas parecía que se había esfumado de la casa, y no escuchaba ruido alguno, por lo que, tomando aire, alargó una mano y movió la aguja sobre el disco, rezando para que todavía funcionara.

La música salió a borbotones, atropellada e imperfecta, y Sirius estuvo a punto de detenerlo, asustado de lo que pudiese pasar, cuando un pequeño chirrido proveniente de la máquina lo dejo helado para luego cambiar el ritmo de la melodía, que ahora danzaba a su alrededor, rítmica y tranquila, evocando recuerdos de tiempo más alegres, en los que las pesadillas no eran más que simples caprichos de niños y que pasaban al olvido con un par de jugarretas.

Se sentó sobre la cama, cerrando los ojos y recordando la primera vez que escuchó aquella canción.

Era el último año de los merodeadores, faltaban pocos días para que tuvieran que dejar el colegio, tres para ser más exactos –no es que Sirius llevara la cuenta ni mucho menos-, la sala común de Gryffindor estaba atestada de gente y apenas se era capaz de caminar, sin embargo la música les rebotaba en los oídos incesante y demasiado ruidosa –según Remus-. Los merodeadores estaban en el centro de la sala, James haciendo el tonto como siempre, se había encaramado a una mesa y movía las caderas descoordinadamente mientras le hacía señas a Lily para que se le uniera. Pero ella tenía un sentido de la vergüenza mucho más desarrollado que su novio y se quedó a un lado de Remus, quienes sonreían y negaban con la cabeza a partes iguales. James se giró hacía Sirius y antes de que pudiera huir, lo tomo por los antebrazos y lo obligó a subir con él de un empujón.

"¡¿Qué demonios, Potter?!" gritó para hacerse oír entre el tumulto de estudiantes que danzaban a su alrededor. Pretendió mostrarse enojado, pero a James no parecía afectarle.

"Vamos, no me dejes bailando solo, es nuestra fiesta de despedida, tenemos que disfrutarla" le gritó de vuelta, alzando las manos y moviendo las caderas aún más ridículamente que antes –si es que era posible-, escuchó las carcajadas de sus amigos y no pudo evitar unírseles también.

"Perdóname, Cornamenta, pero no creo que mi concepto de diversión sea bailar como un tonto" se burló rodando los ojos mientras intentaba de bajarse de la mesa sin aplastar a nadie a su alrededor. Prefería bailar con Remus, aunque probablemente este se negaría y no habría fuerza en el mundo que pudiese convencerle.

Moonlight | Wolfstar |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora